Por Carolina Gómez Mena, La Jornada, 29 de agosto del 2019.

Víctor Toledo Manzur, titular de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), aseguró que los cultivos transgénicos “desde el punto de vista biológico-ecológico, están provocando la mayor destrucción de la biodiversidad que se conoce en el planeta”.

En la conferencia ‘Autosuficiencia alimentaria a debate: el gran dilema’, realizada en la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), el funcionario se refirió en específico a los estragos que causa la siembra de soya transgénica en el sur del continente.

“Me refiero a los 54 millones de hectáreas que en Sudamérica, en Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia y Paraguay han convertido la enorme diversidad de los bosques y selvas de esas regiones en un piso de fábrica para una sola especie, que es la soya transgénica. La soya transgénica -y yo lo he calificado como el hoyo negro de la historia natural del planeta-, la mayor destrucción de la vida en el planeta está provocado por la soya transgénica en Sudamérica”.

Añadió que tanto el maíz como la soya transgénica, requieren de un herbicida denominado glifosato, el cual “es terriblemente dañino para la salud humana y la salud ambiental, y hoy en día en Argentina, por ejemplo, el rociado de estas millones de hectáreas con glifosato está provocando una verdadera emergencia sanitaria, que implica miles de afectados. Hay escuelas rociadas con glifosato por aviones, en muchas provincias de Argentina”.

En su ponencia comentó que existen “dos maneras radicalmente diferentes de producir alimentos en el mundo, el modo tradicional o campesino y el modo agroindustrial” que se deriva de la denominada Revolución Verde.

Indicó que el modelo agroindustrial utiliza maquinarias, agroquímicos, pesticidas, fertilizantes químicos, nuevas variedades genéticas y cultivos transgénicos. Ademas se realiza a mediana y gran escala y algunos ejemplos de este tipo de agricultura son la estadunidense y la brasileña.

Ese modelo agroindustrial “abate recursos de agua, contamina suelos a través de los pesticidas y agroquímicos, contamina el aire y es un modelo que tiene que ser cuestionado desde el punto de vista ecológico o ambiental”.

Advirtió que dicha agricultura agroindustrial ha derivado en una fase monopólica, pues semillas, maquinaria, equipo agrícola y fertilizantes están monopolizados por unas cuantas compañías o corporaciones trasnacionales.

El secretario destacó que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) reveló recientemente, “que contrariamente a lo que se podría pensar, la mayor parte de los alimentos hoy en día los generan los pequeños productores campesinos, no se está generando desde el sector moderno agroindustrial, esa fue una revelación que causó mucha controversia”.

La agencia de Naciones Unidas precisó que 80 por ciento de los alimentos que se consumen en el planeta los genera la agricultura familiar o tradicional.

Incluso “en Estados Unidos, la mayor parte de la agricultura es familiar”.

Y un estudio de una agrupación internacional develó que aunque los pequeños agricultores solo tienen el 25 por ciento de la tierra del planeta, están produciendo la mayoría de los alimentos en el mundo.

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