Por Inga Vesper, Biodiversidad LA, 12 agosto del 2019.

El Informe Especial sobre Cambio Climático y Tierra, dado a conocer el 8 de agosto por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), advierte que la deforestación exacerba los efectos del cambio climático, tales como la escasez de agua, sequías y falta de alimentos. La deforestación puede abrir tierras vírgenes para la agricultura, pero esta pronto se seca y se deteriora, advierten los autores del reporte.

En promedio, el área de tierra que sufre de sequías ha crecido apenas por encima del uno por ciento al año desde 1961, señala el reporte. Esto se añade al impacto del calentamiento global, con áreas de suelo que se han calentado el doble del promedio de la temperatura superficial mundial – lo cual incluye a los océanos – y los suelos deforestados probablemente sean más cálidos, asegura el documento.

Cerca de 500 millones de personas viven ahora en áreas que experimentan desertificación, indica el informe, y probablemente sufran más escasez de alimentos y agua

Valérie Masson-Delmotte, directora de investigación de la Comisión Francesa de Energías Alternativas y Energía Atómica, y coautora del reporte, indicó en una conferencia de prensa en Ginebra que “el riesgo de la deforestación y la degradación de suelos para la seguridad alimentaria ha crecido, con base en nuevas evidencias presentadas en el reporte. Tenemos que dar a conocer con urgencia prácticas agrícolas sostenibles, muchas de las cuales son rentables en tres a cinco años”.

Las mujeres, los adultos mayores y los más pobres serán particularmente vulnerables, advirtió el IPCC, puesto que son los que más probablemente dependen de los pequeños agricultores y tienen menos recursos para adaptarse a las prácticas agrícolas.

“A pesar que en el mundo en desarrollo las mujeres tienen un papel importante en la agricultura, también tienen menos acceso a las tierras y menos poder en la toma de decisiones. Al mismo tiempo, las mujeres son quienes guardan conocimientos de gran valor acerca de cómo producir alimentos en condiciones muy adversas. Tenemos que crear condiciones institucionales y de gobernanza que les permitan practicar su capacidad para hacer funcionar el sistema”, aseguró a SciDev.Net Marta Rivera-Ferre, una de las autoras principales del informe e investigadora en la Universidad de Vic – Universidad Central de Cataluña en España.

Tales presiones sobre los sistemas alimentarios vienen en momentos en que la población global está creciendo, con más y más personas capaces de permitirse una dieta rica en carne, al estilo occidental. Esto conduce a la deforestación, para sembrar cultivos que alimenten a los animales, así como cultivos que agotan el suelo, tales como el aceite de palma, caña de azúcar y maíz para jarabe, dice Rivera-Ferre.
“Las dietas occidentales son una de las fuerzas conductoras a la deforestación en otras partes del mundo”, agregó.

La demanda de tales productos también incrementa el comercio y el desperdicio de alimentos, debido al mal manejo y almacenamiento de los mismos. Cerca de 25 a 30 por ciento de los alimentos producidos alrededor del mundo se pierde o se desperdicia, indica el reporte. Además, sugiere “factorizar los costos ambientales en alimentación”, y subraya la importancia del conocimiento ancestral y de los métodos para hacer un uso más sostenible de la tierra.

Alisher Mirzabaev, otro autor principal y economista en el Centro de Investigación para el Desarrollo de la Universidad de Bonn en Alemania, dijo a SciDev.Net que “en los países en desarrollo, las pérdidas de alimentos ocurren en el nivel de agricultura y producción, mientras que en los países más ricos sucede en el nivel de consumo. Medidas como mejor almacenamiento poscosecha, cultivo reducido y métodos de irrigación autóctonos pueden ayudar mucho”.

Las emisiones causadas por la agricultura, la silvicultura y otros usos de suelo han dado lugar a 12 millones de toneladas métricas de emisiones anuales de dióxido de carbono – cerca del 23 por ciento de todas las emisiones artificiales de CO2 entre 2007 y 2016, halló el reporte. Sin embargo, también hace notar que la tierra puede actuar como un sumidero de carbono, dejando las emisiones netas en alrededor de 5 millones de toneladas de CO2 al año.

El suelo secuestra carbono si puede desarrollarse sin cultivos, y la cubierta de los árboles almacena carbono mientras se mantenga. El reporte recomienda enérgicamente la reforestación, diciendo que se podrían salvar anualmente hasta 5,8 millones de toneladas de emisiones de CO2 al reducir la deforestación y plantar más árboles.

“Podemos liberar espacio vital de suelo que está siendo utilizado para alimentación animal y pastoreo al tener dietas más ricas en vegetales y con prácticas ecológicas de agricultura que puedan ayudar a secuestrar carbono en el suelo y aumentar la biodiversidad”, afirma a SciDev.Net Reyes Tirado, científico en el Laboratorio de Investigación de Greenpeace en Exeter, Reino Unido.

“La degradación del suelo se puede evitar, y las granjas degradadas pueden volver a producir alimento, con prácticas ecológicas de agricultura que se enfoquen en cuidar el suelo. Pero los agricultores necesitan apoyo para aprender y aplicar estas prácticas que construyen resiliencia”, agregó.

Fuente: SciDev Net

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