Por El Tiempo, 12 de octubre de 2018

La deforestación, los suelos sobre ocupados para la ganadería, la huella de carbono (Es el efecto ambiental que dejamos en el mundo con cada acción que hacemos) e incluso la crisis de los rellenos sanitarios pueden ser contrarrestados con una acción muy pequeña: comprar en plazas de mercado.

Pongámoslo de esta manera. Aunque todos los alimentos (locales o importados) causan una cantidad de emisiones de gases de efecto invernadero, es lógico que el producto extranjero tenga un mayor impacto. Primero porque se debe tener en cuenta el transporte donde los envían. Sea aéreo o marítimo tiene una huella sobre el ambiente. Súmele a eso que los alimentos vengan con un empaque de plásticos, cartón, icopor o aluminio. O quizás que tenga componentes químicos para que dure más tiempo.

Según una publicación de Semana Sostenible, consumir alimentos importados genera once veces más dióxido de carbono que los productos regionales. Solamente en América Central y del Sur, la importación de alimentos represento 1.002 toneladas de CO2 equivalente emitidos.

Y otro dato. De acuerdo con la Sociedad Colombiana de Agricultores (SAC), el país produce 32’016.861 toneladas de alimentos y consume 38’910.992 toneladas.

No se trata de satanizar los productos importados. Muchos de ellos hacen parte de la canasta familiar, o de pronto gustan más que los locales. Más bien se necesita hacer una apuesta de productos de temporada o hechos en mercados y granjas locales. Los retos del #StopC20Challenge son justamente pequeñas acciones para cambiar el planeta.

¿Qué podemos hacer?

– Los avances tecnológicos han podido desarrollar alternativas que se han venido implementando en diferentes naciones para contrarrestar los impactos ambientales de los alimentos importados y empacados.

– Entre estos se encuentran modelos agrícolas sostenibles en donde se reemplazan los monocultivos por cultivos transicionales.

– Colombia, por su privilegiada posición geográfica puede implementar estas técnicas para producir los alimentos que actualmente importa desde otros países. Dado que la vocación agropecuaria está volcada hacia la ganadería, el potencial de uso del suelo apto para agricultura podría significar una reducción sustancial de las importaciones de alimentos.

– La compra de productos locales y de temporada es la mejor forma de reducir el impacto ambiental de los alimentos, así como ir a mercados tradicionales y llevar bolsas de tela.

– Es importante que los consumidores sepan de dónde vienen los alimentos que consumen, cuál es su proceso de producción y conocer las alternativas más sostenibles como por ejemplo los alimentos orgánicos certificados (aquellos que no emplean ningún tipo de agroquímico sintético en su proceso de producción).

Reto 5

Juegue de local: visite mercados y plazas cercanas y revise que todos los alimentos que compras sean producidos localmente.

Únase a este reto con el numeral #StopCo2Challenge. Durante 28 días publicaremos en las redes sociales de EL TIEMPO desafíos de la cotidianidad y el contexto de cada uno para explicar el impacto de los comportamientos que tenemos para detener la contaminación del planeta. Además, compartiremos las fotos de las personas que se unen al reto con el numeral #StopCo2Challenge.

*Con apoyo del proyecto En Modo Acción de la Universidad El Bosque y ONU Medio Ambiente.