Por Dr. Mercola, Tome Control de su Salud, 8 de febrero de 2024.

HISTORIA EN BREVE

  • Dicho herbicida se ha relacionado con daños en el ADN, un mayor riesgo de cáncer, disfunción del microbioma intestinal y complicaciones en el embarazo
  • La mejor manera de evitar el glifosato es concentrarse en llevar una alimentación cuyas fuentes sean orgánicas, incluyendo la carne

Los herbicidas son productos químicos que se utilizan para controlar la vegetación, lo que les permite a los agricultores cultivar un solo producto en sus tierras. Esto puede ayudar a aumentar el rendimiento y, a su vez, las ganancias. El herbicida más popular que existe es el que se conoce como ‘Roundup, cuyo ingrediente activo es el glifosato. La patente del glifosato, que comenzó su producción en 1974, se hizo pública en la década de 1990, lo que permitió crear formulaciones genéricas a menor costo en todo el mundo.

Se estima que se han utilizado unos 8600 millones de kilogramos de glifosato en todo el mundo desde 1974. En Estados Unidos, se han aplicado 1600 millones de kilogramos a los cultivos, y dos tercios de esta cantidad solo en los últimos 10 años. En aplicaciones agrícolas, el 84 % del glifosato adquirido se le aplica a la soya, el maíz y el algodón. Resulta sorprendente que estos cultivos hayan sido modificados mediante ingeniería genética para resistir al glifosato y que, de hecho, constituyan la mayor parte de la superficie de estos cultivos en la actualidad.

El glifosato no solo se emplea en la producción de alimentos. También se aplica en entornos domésticos, como el paisajismo del hogar. De igual forma, se utiliza para fumigar zonas públicas, como bosques, zonas acuáticas, prados y pastizales.

¿Cómo afecta el glifosato a la salud humana?

La razón por la que la exposición al glifosato es una preocupación creciente, es por sus efectos sobre la salud humana. Dado que se rocía sobre cultivos comerciales en todo el mundo, las personas que consumen sus derivados sufrirán sus efectos y, es posible que, se produzca una crisis de salud.

Stephanie Seneff, Ph. D., quien es la investigadora principal del Instituto Tecnológico de Massachusetts, y Anthony Samsel, su coautor, explicaron que el glifosato puede perjudicar al ser humano ya que afecta la homeostasis de la glicina. La glicina es un aminoácido que el cuerpo utiliza para fabricar proteínas y también forma parte de la fórmula del glifosato. A partir de esta hipótesis, Stephanie y Antony consideran que el cuerpo sustituye el glifosato y su metabolito ácido aminometilfosfónico (AMPA), lo que produce proteínas y péptidos dañados.

Además, los tensioactivos que se añaden junto con el glifosato causan más daños, según la Dra. Kelly Johnson-Arbor, directora del Centro de Toxicología de la Capital Nacional:

“El glifosato bloquea una enzima clave en las plantas. Los animales y los humanos no tienen esta enzima, por lo que el glifosato solo es mortal para las plantas, pero no suele ser tóxico para los humanos. El problema es que los herbicidas que contienen glifosato también contienen otros ingredientes, como los tensioactivos, que pueden ser tóxicos para los humanos.

Los tensioactivos en el glifosato ayudan a que este compuesto penetre las hojas de las plantas y elimine las malas hierbas de manera efectiva. Aunque los compuestos a base de glifosato son muy efectivos para eliminar las malas hierbas, el glifosato también se relaciona con posibles efectos dañinos en seres humanos y otros animales. De acuerdo con varios estudios, existe una relación entre el glifosato y el daño en el sistema endocrino, las enfermedades hepáticas, renales y el cáncer”.

El glifosato también inhibe la vía del shikimato que utiliza nuestro microbioma intestinal. Esta vía interviene en la síntesis de los aminoácidos aromáticos esenciales que se conocen como fenilalanina, tirosina y triptófano, que ejercen diversas funciones en el cuerpo. Por ejemplo, la fenilalanina es necesaria para producir importantes mensajeros neurológicos, como la dopamina y la epinefrina. Por su parte, el triptófano es necesario para producir serotonina, la cual regula el estado de ánimo, el apetito y el sueño.

Los efectos del glifosato son alarmantes

Debido al uso generalizado del glifosato, muchos investigadores empezaron a recopilar información sobre sus posibles efectos sobre la salud humana, y los resultados son muy impactantes. La tabla a continuación presenta un resumen de los efectos asociados con la exposición al glifosato.

  • Mayor riesgo de cáncer – En 2015, el Centro Internacional de Investigaciones sobre el Cáncer​ (IARC, por sus siglas en inglés) clasificó al glifosato como un posible carcinógeno humano. Los investigadores del IARC señalaron que existían pocas pruebas de laboratorio que relacionan el glifosato con el linfoma no Hodgkin, así como con el cáncer en animales.
  • Daño en el ADN – En un estudio que se publicó en 2007, los investigadores descubrieron que la aplicación de glifosato por vía aérea, en combinación con una solución de surfactante, causó daños en el ADN de las personas expuestas. Para tener una idea más clara de sus efectos adversos, un estudio de 2017 indicó que la exposición al glifosato en sujetos de experimentación animal registró daños en el ADN del hígado.
  • Disbiosis intestinal – Una investigación que se publicó en 2015 reveló que el glifosato, en combinación con el aluminio, inducía la patología de la glándula pineal. Esta, a su vez, podría ocasionar disbiosis intestinal y aumentar el riesgo de padecer enfermedades neurológicas, como autismo, depresión, demencia, trastorno de ansiedad y enfermedad de Parkinson.

La glándula pineal interviene en el control del ritmo circadiano, ya que secreta melatonina. No obstante, según los autores del estudio, la glándula pineal es sensible a los tóxicos ambientales, en particular al efecto sinérgico del aluminio y el glifosato:

El glifosato puede alterar las bacterias intestinales, lo que puede generar el desarrollo excesivo de Clostridium difficile. Su producto tóxico, el p-cresol, se relacionó con el autismo en modelos humanos y ratones. El p-cresol puede mejorar la captación de aluminio a través de la transferrina.

La anemia, que es el resultado de la ruptura del aluminio en el hemo y alteración de la síntesis del hemo por el glifosato, puede ocasionar la hipoxia, lo cual puede inducir un aumento de la síntesis de transferrina en la glándula pineal. El nacimiento prematuro se relaciona con el estrés hipóxico e incremento sustancial del riesgo en el desarrollo posterior del autismo, que vincula la hipoxia con el autismo.

El glifosato capta y elimina al aluminio, lo que ocasiona que el aluminio consumido evite la barrera intestinal. Esto puede causar la hipoxia inducida por la anemia, promover la neurotoxicidad y dañar la glándula pineal “.

  • Deterioro de la salud mental – En relación con el ejemplo anterior, el microbioma intestinal ejerce un rol importante en la salud mental a través del eje intestino-cerebro. En un estudio publicado en Clinics and Practice, los investigadores indicaron que una función intestinal sana está relacionada con un funcionamiento óptimo del sistema nervioso. Por el contrario, se ha demostrado que la disbiosis y la inflamación del intestino tienen como consecuencia un aumento de las enfermedades mentales, como la ansiedad y la depresión.
  • Problemas de la tiroides – De acuerdo con un informe de Stephanie, la exposición al glifosato podría inhibir la liberación de la hormona estimulante de la tiroides en la hipófisis, lo que puede provocar hipotiroidismo.

La glándula tiroides es responsable de controlar el metabolismo, la respiración, la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca, la fertilidad y el desarrollo del cerebro. Si no tiene suficientes hormonas tiroideas, su metabolismo se hará más lento. Esto puede manifestarse en síntomas como debilidad muscular, estreñimiento, piel seca, sensibilidad al frío, cansancio, adelgazamiento del cabello, aumento de peso y depresión.

  • Resistencia a los antibióticos – En 2015, los investigadores descubrieron que los herbicidas de uso común (Roundup, dicamba y 2,4-D) preparan a los patógenos para volverse más resistentes a los antibióticos. Se cree que la exposición activa un conjunto de genes en las bacterias para activar las proteínas que liberan compuestos tóxicos que se supone que “inmunizan” a las bacterias, lo cual contribuye a que aumente la resistencia.

En un estudio de 2017 que se publicó en Microbiology, los investigadores querían determinar qué ingredientes de los herbicidas eran la causa de la resistencia a los antibióticos en las formulaciones comerciales. Los resultados demostraron que los ingredientes activos, incluyendo el glifosato, son los responsables de esto.

  • Complicaciones en el embarazo – En un estudio realizado con mujeres embarazadas que vivían en el centro de Indiana, se detectó glifosato en la orina del 93 % de las participantes. Se encontraron niveles más altos de glifosato en quienes vivían en zonas rurales y en quienes consumían una cantidad igual o superior a 24 onzas de bebidas con cafeína cada día. Lo interesante de las participantes es que ninguna de ellas trabajaba en la agricultura, lo que sugiere que su exposición procedía del aire o el polvo contaminados.

Entonces, ¿de qué manera el glifosato puede perjudicar el embarazo? En un informe que se publicó en 2017, los investigadores observaron que los niveles más altos de glifosato en la orina de las mujeres se relacionaron de manera significativa con una menor duración del embarazo y un bajo peso al nacer. Los niños que nacen con estos problemas presentan una menor capacidad cognitiva, así como un mayor riesgo de síndrome metabólico.

  • Activación deficiente de la vitamina D – Un estudio de 2013 señaló que el glifosato interfiere en la función de las enzimas del citocromo P450, lo que puede afectar a la activación de la vitamina D en el hígado. El proceso también afecta a la producción de óxido nítrico y sulfato de colesterol, este último es esencial para mantener la integridad de los glóbulos rojos.

La vitamina D es importante para la salud del hígado, ya que sus receptores están presentes de forma natural en las células hepáticas. Unas expresiones más elevadas pueden ayudar a reducir la inflamación en las enfermedades hepáticas crónicas e incluso a controlar la enfermedad del hígado graso no alcohólico.

  • Enfermedad celíaca – De acuerdo con un estudio que se publicó en Interdisciplinary Toxicology, rociar los cultivos con glifosato podría elevar las tasas de enfermedad celíaca. Esto se debe a que actúa como quelante de minerales importantes para el organismo, como el hierro, el cobalto, el molibdeno y el cobre, que son las mismas deficiencias que tienen las personas con enfermedad celíaca.

Efectos del glifosato en el entorno

El uso generalizado del glifosato ha tenido efectos nunca antes vistos en el medioambiente. De acuerdo con un estudio publicado en Frontiers in Ecology and the Environment, ya se han detectado residuos de glifosato en ecosistemas acuáticos, lo que puede representar una amenaza para la vida marina y para quienes consumen alimentos del mar.

Además, el fósforo del glifosato (18.3 % de su masa) puede alterar el ciclo del fósforo de la Tierra, y la saturación en el suelo puede acabar extendiéndose hasta los cuerpos de agua cercanos. Esto puede causar eutrofización, que es el crecimiento excesivo de algas en el agua, lo que puede afectar a la calidad de la misma e incluso causar la muerte de las plantas acuáticas debido a la poca penetración de la luz. Los organismos afectados también tendrán menores tasas de supervivencia porque el exceso de algas interrumpe su percepción en el agua.

El glifosato también está relacionado con descenso de la población de abejas, que puede tener efectos desastrosos para los ecosistemas locales. De acuerdo con una investigación publicada en 2018, las abejas tienen una microbiota intestinal única que les ayuda a protegerse de los patógenos. No obstante, la exposición al glifosato cambia su composición de forma radical, lo que aumenta su riesgo de infección.

Cómo evitar el glifosato por medio de los alimentos orgánicos

Eliminar el glifosato de su vida requiere cierto esfuerzo, pero al final su salud se lo agradecerá. El enfoque más sencillo es concentrarse en llevar una alimentación a base de productos orgánicos certificados. La carne que compre también debe ser orgánica y de animales alimentados con pastura, ya que los animales criados de forma convencional suelen recibir una alimentación a base de granos transgénicos con un alto contenido de glifosato y otras sustancias químicas. No hay manera de evitar que se transfieran a su cuerpo y es muy probable que afecten su salud una vez que los consuma.

Puede comenzar a explorar la sección de productos orgánicos del supermercado más cercano. Sin embargo, debe tener presente que muchos de los alimentos orgánicos que se venden en los supermercados son importados, lo que significa que tendrá que revisar de dónde provienen con el fin de comprobar si las certificaciones son legítimas.

Para su tranquilidad, le recomiendo que comience a entablar relaciones con productores y ganaderos locales. Una opción es empezar a hacer una visita al mercado agrícola más cercano cada semana. Acudir a la fuente directamente le permite ver cómo se cultivaron y produjeron los alimentos que está comprando.

Fuentes y referencias

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.