Por Salva la Selva, Biodiversidad LA, 20 de diciembre del 2019.

El 5 de noviembre, el presidente de Brasil Bolsonaro revocó mediante decreto presidencial ( nº10.084) , otro decreto ( n.º 6.961) vigente desde 2009 que impedía el cultivo de caña de azúcar en la región Amazónica y en el Pantanal, el mayor humedal del mundo.

Organizaciones ambientales de Brasil, comunidad científica y la oposición política consideran que es una decisión catastrófica. El gobierno estaría dando luz verde a más deforestación, incendios forestales, uso de pesticidas y conflictos por la tierra.

La Unión de la Industria de la Caña de Azúcar de Brasil (UNICA) acogió la decisión con satisfacción ya que reduce la burocracia.

Desde que comenzó el mandato de Bolsonaro en enero 2019, la tasa de deforestación en el país sudamericano aumentó un 30% y miles de kilómetros cuadrados de selva tropical ardieron para expandir la agricultura.

La caña se cultiva en Brasil para producir azúcar y sobre todo para fabricar biocombustible. Después de Estados Unidos, Brasil es el segundo productor de etanol del mundo. El combustible a base de alcohol se mezcla con otros combustibles para su uso en el transporte.

En el marco del Acuerdo de París, Brasil planifica aumentar la producción de etanol actual de 30 mil millones de litros a 54 mil millones de litros para 2030, según el  Observatorio Brasileño del Clima. Para ello es necesario expandir la superficie de cultivo de caña en 11 millones de hectáreas.

La mayor parte del etanol se utiliza como biocombustible en Brasil. Sin embargo, también las importaciones de etanol en la Unión Europea desde Brasil se multiplicarán por seis -pasando de los actuales 50 a 826 millones de litros por año. Es lo que acordó la UE con el Mercosur en la negociación del tratado de libre comercio que está pendiente de ratificación por parte del Parlamento Europeo y los Estados miembro.

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