Por Daniel Gutman, IPS Noticias, 1 de marzo de 2019

 “Mire lo que es este agua. ¿Usted la tomaría?”, pregunta José Pablo Zubieta, mientras enseña un vaso que acaba de llenar de una llave, en el que flotan sedimentos de color amarillo y marrón, en su vivienda en la Villa La Cava, un asentamiento precario de las afueras de la capital de Argentina.

En La Cava, como en todos las barriadas informales de Argentina –a los que en este país sudamericano se llama villas-, la conexión a la red de agua es irregular y resulta muy común que las viviendas se queden sin servicio. Y cuando el agua llega, generalmente está contaminada.

“Si hay plata (dinero), compramos bidones de 20 litros para tomar y para cocinar. Si no hay, tomamos el agua que tenemos, aunque hay semanas enteras en las que sale amarilla. Yo ya me intoxiqué varias veces”, explica a IPS la esposa de Zubieta, Marcela Mansilla, con la resignación de quien convive con la misma situación desde que tiene memoria.

“El agua aquí sale con arena, con tierra y con mal olor. Hace años que es así y por eso es común ver a los chicos con granos, con gastroenteritis, con diarrea o cosas peores. Tuvimos en los últimos años más de 10 casos de tuberculosis y brotes de hepatitis”: Julio Esquivel.

En la puerta de la casa de ladrillos desnudos en que viven el matrimonio y sus cuatro hijos hay algunos viejos artefactos oxidados, que recogieron en su trabajo como cartoneros.

Con esa palabra se designa en Argentina a los excluidos del mercado laboral que cada noche arrastran sus carros por las calles de las ciudades y  revuelven en la basura en busca de objetos que puedan tener algún valor comercial.

A pocos metros de donde vive la familia Zubieta funciona desde hace 25 años, en una construcción de una sola planta pintada de blanco, un comedor comunitario, donde cada día se alimentan 120 niños y niñas de La Cava y que también funciona como su centro recreativo, con actividades que los alejan de las calles.

Se llama La Casita de la Virgen y allí se instaló en noviembre de 2016 un gran artefacto de plástico de color azul y rojo que rápidamente se tornó en muy importante para la vida de los vecinos.

Se trata de un purificador microbiológico de agua diseñado por una compañía Suiza que puede filtrar hasta 12 litros por hora de agua contaminada, eliminándole  99,9 por ciento de las bacterias, virus y parásitos.

El equipo, que no utiliza electricidad ni baterías y ha sido distribuido en crisis humanitarias en distintos lugares del mundo, fue instalado por el Proyecto Agua Segura, una empresa social fundada en Buenos Aires en 2015, que promueve soluciones inmediatas y replicables al problema del acceso al recurso.

Los residentes de La Cava, además, participan en actividades promovidas por la empresa, en las que cuentan sus experiencias y necesidades con el agua, discuten y aprenden acerca de su ciclo y adquieren hábitos saludables para prevenir enfermedades por su mal uso, mientras que profundizan en el acceso al agua como derecho humano.

El purificador sirve para asegurar agua saludable a los chicos que asisten al comedor, quienes muchas veces concurren con botellas o recipientes, para poder llevar algo de agua limpia cuando vuelven a sus hogares.

Agua Segura, que se financia con aporte de compañías, organismos estatales y organizaciones de la sociedad civil, tiene proyectos en 21 de las 23 provincias del país y en Uruguay.

Mediante esa fórmula colaborativa, hasta ahora facilita el acceso al agua potable a 2.000 familias y a más de 800 escuelas y centros comunitarios, con lo que alcanza alrededor de 100.000 personas

“El agua aquí sale con arena, con tierra y con mal olor. Hace años que es así y por eso es común ver a los chicos con granos, con gastroenteritis, con diarrea o cosas peores. Tuvimos en los últimos años más de 10 casos de tuberculosis y brotes de hepatitis”, cuenta a IPS el creador y responsable de la Casita de la Virgen, Julio Esquivel.

“El agua contaminada influye en la salud. No soy médico, pero es fácil darse cuenta”, agrega Esquivel, quien viste una camiseta con la imagen de la madre Teresa de Calcuta, en cuyas obras de asistencia a necesitados trabajó por temporadas, en distintas ciudades del mundo.