Por Angélica Enciso L., La Jornada, 30 de noviembre de 2022.

La presencia de maíz transgénico en el campo mexicano y los riesgos que ocasiona a la salud y al medio ambiente han llevado desde hace dos décadas a un intenso debate entre instancias de gobierno y la academia.

La contaminación de cultivos de maíz criollo con transgénicos dio pie a que la Comisión de Cooperación Ambiental de América del Norte (CCAAN) realizara una investigación.

En 2017 un estudio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) confirmó que importaciones del grano se desviaban para consumo humano. En México no está autorizada la siembra de maíz transgénico.

La comisión, constituida como parte del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) realizó el estudio ante una petición ciudadana por la propagación de semillas transgénicas en las siembras de cultivos nativos, lo cual se consideró de gran importancia ambiental, ya que México es un centro de origen y diversidad del maíz.

El reporte divulgado hace 20 años, denominado Maíz y biodiversidad, efectos del maíz transgénico, señaló que en Estados Unidos no se separa el maíz transgénico del convencional.

La investigación estuvo orientada a determinar el impacto en la siembra de maíz criollo, pero abordó igualmente las consecuencias del consumo del grano en la salud.

Refirió que el volumen y la forma en que se consume maíz en México difiere de otros países, ya que aquí es fundamental para la dieta, por lo que la producción de compuestos industriales no aptos para consumo humano y animal en cultivos de alimentos entraña riesgos para la salud humana únicos en su género.

En 2017 María Elena Álvarez-Buylla, actual titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), así como los investigadores Emmanuel González y Alma Piñeyro, analizaron productos de venta en supermercados, en los que aparecieron secuencias de transgénicos.

Tostadas, totopos, sopes, tlacoyos, tortillas, chilaquiles y botanas eran productos hechos en su mayor parte con grano transgénico proveniente de Estados Unidos y producido para consumo animal.

El estudio de los investigadores de la UNAM y la Universidad Autónoma Metropolitana reportó la presencia de las secuencias transgénicas y del herbicida glifosato en los productos de maíz que se comercializan en el país.

Reveló que en 82 por ciento de 367 muestras analizadas había al menos un transgen; de las tortillas analizadas, 90.4 por ciento contenía secuencias transgénicas. En promedio los mexicanos consumen medio kilogramo de maíz al día y es una proporción muy alta de la ingesta calórica y proteica de la población.

Imagen de Chris LeBoutillier en Pixabay 
A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.