Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 10 de marzo del 2020.

Al 1 de marzo de 2020, ya se han reportado 88 339 casos de nuevas infecciones por coronavirus que afectan a 67 países y territorios, de los cuales 79 828 se localizan en China. El sitio web Worldometer proporciona una descripción general y sencilla sobre los casos confirmados y muertes, que puede consultar para conocer las estadísticas más recientes. Además, al 29 de febrero de 2020, ya hubo una muerte reportada en el estado de Washington de los Estados Unidos.

Para el 1 de marzo de 2020, de las 3001 muertes reportadas, 2870 ocurrieron en China, principalmente en la provincia de Hubei, en los alrededores de la ciudad de Wuhan, que es la zona cero. Inicialmente, el virus fue etiquetado como 2019-nCOV, antes de ser renombrado como COVID-19 por la Organización Mundial de la Salud.

¿El COVID-19 podría ser un arma biológica filtrada de unas instalaciones?

Según el experto en armas biológicas, Francis Boyle, a quien entrevisté sobre este tema en fechas recientes, la evidencia sugiere que el COVID-19 podría ser un coronavirus creado como arma biológica, proveniente de una instalación nivel de bioseguridad 4, localizada en la ciudad de Wuhan. Es la primera instalación de NBS-4 en China, y se creó específicamente para investigar el SARS y coronavirus.

El experto describe el COVID-19 como una quimera que incluye al SARS (un coronavirus ya creado como arma biológica), material genético del VIH y virus de la gripe, diseñado con las llamadas propiedades para “mejorar su función” que le permiten extenderse a una distancia mayor de lo normal.

Puede viajar entre 6 y 7 pies por aire, y algunos informes sugieren que el virus también podría propagarse en el mismo rango de distancia por medio de heces humanas contaminadas.

Otros han sugerido que el COVID-19 podría contener prevotella, una bacteria conocida por causar infecciones del tracto respiratorio, incluyendo a la neumonía, y que esto podría explicar algunos de los síntomas observados y cómo puede propagarse a través de las heces.

La hipótesis sobre los bacteriófagos

Los bacteriófagos, son virus que infectan y se reproducen dentro de las bacterias, como parásitos, y se han asociado con “la progresión y continuidad de al menos algunas patologías, incluyendo las relacionadas con el plegamiento de proteínas”, según indica un documento de 2018, que además señala:

“Por primera vez, proponemos el concepto de bacteriófagos como patógenos humanos. Planteamos que los virus bacterianos tienen diferentes formas de interactuar de forma directa e indirecta con las células y proteínas eucariotas, lo que puede resultar en enfermedades humanas”.

En un artículo de febrero de 2020, Sandeep Chakraborty, miembro principal de bioinformática en UC Davis, señaló que la prevotella “estaba presente (y en ocasiones en grandes cantidades) en pacientes de dos estudios en China y uno de Hong Kong”.

Y continúa con datos de secuenciación de ARN de Wuhan, China, publicados el 25 de enero de 2020, que exponen “millones de lecturas de proteínas de prevotella” entre algunos pocos miles de virus COVID-19. Sin embargo, los investigadores no mencionan la bacteria prevotella en su artículo. Además, en Hong Kong se encontró prevotella en seis pacientes con COVID-19 que eran familiares.

Según indica Chakraborty, “estos son los tres estudios que pude encontrar”. “Pero, la evidencia decisiva es la presencia del mismo punto de integración de nCov y prevotella en el Estudio 1 y 2.

De igual manera, la detección de nCoV podría ser muy específica al buscar 500 pb en la proteína espiga, que sería una buena candidata para el desarrollo de vacunas, inhibición de proteínas y diagnóstico (que en muchos casos no era específico para el SARS, incluyendo a la prueba de los CDC).

Y dado que ahora se trata del ADN, las pruebas de detección estándar que utilizan RT-PCR, y buscan el ARN, han resultado en numerosos diagnósticos falsos negativos”.

Aunque esta conexión necesita más verificación y validación, es un hallazgo interesante que, en caso de resultar cierto, podría ser de gran relevancia. Desde el punto de vista del tratamiento, podría indicar la utilidad de los antibióticos, y en el caso de la prevención, los probióticos, prebióticos o probióticos de esporas podrían tener un rol destacado.

Aún se desconocen muchos datos sobre el COVID-19, y si en realidad se escapó de las instalaciones NBS-4 de la ciudad de Wuhan, no nos han proporcionado detalles al respecto que puedan ayudar a los trabajadores de la salud a encontrar un programa de tratamiento efectivo.

Si bien, se examina la posibilidad de recurrir a un tratamiento con vitamina C, y el método que muchas personas han tomado para evitar infecciones es utilizar máscaras faciales de grado médico; probablemente una de sus estrategias de prevención más importantes es tomar medidas para fortalecer la función inmunológica. Enseguida analizo algunas de estas estrategias.

La investigación sobre el tratamiento de vitamina C contra el coronavirus

El 4 de febrero de 2020, los investigadores del Hospital Zhongnan en China anunciaron que estudiarían la efectividad de una infusión de vitamina C como tratamiento contra la neumonía grave con infección causada por COVID-19.

Aparentemente, muchas de las muertes relacionadas con esta neumonía viral podrían deberse a un shock séptico, y los estudios sugieren que las dosis altas de infusiones de vitamina C podrían mejorar los resultados en casos de sepsis e infecciones respiratorias. Como indicó la descripción del estudio del Hospital Zhongnan:

“La neumonía viral es una enfermedad peligrosa con un mal pronóstico clínico… La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, ofrece propiedades antioxidantes. Cuando se produce una sepsis, se activan más citoquinas debido a la sepsis, y los neutrófilos se acumulan en los pulmones, lo que puede destruir los capilares alveolares.

Los primeros estudios clínicos han demostrado que la vitamina C puede prevenir este proceso. Además, la vitamina C puede ayudar a eliminar el líquido alveolar al prevenir la activación y acumulación de neutrófilos y al reducir el daño al canal epitelial alveolar del agua.

Al mismo tiempo, la vitamina C puede prevenir la formación de grupos extracelulares de neutrófilos, que es un evento biológico causado por la activación de neutrófilos”.

Los investigadores quieren tratar a los pacientes con 24 gramos de vitamina C por vía intravenosa al día durante siete días, a una velocidad de 7 mililitros por hora. El grupo placebo recibirá una solución salina normal por vía intravenosa.

El resultado primario será el número de días sin soporte de ventilación durante los 28 días de hospitalización. Los resultados secundarios incluirán la tasa de mortalidad, duración de la estancia en la UCI, tasa de RCP necesaria, uso de vasopresores, función respiratoria, insuficiencia orgánica relacionada con la sepsis, entre otros.

El protocolo de tratamiento contra la sepsis del Dr. Marik podría ser una buena opción

El tiempo demostrará cuál será el resultado de ese estudio en el Hospital Zhongnan. Lo más probable es que la vitamina C proporcione algún beneficio, aunque el protocolo de tratamiento contra la sepsis del Dr. Paul Marik podría ser incluso mejor.

Un estudio clínico retrospectivo e inicial, antes y después, demostró que administrarles a los pacientes 200 mg de tiamina cada 12 horas, 1 500 mg de ácido ascórbico (vitamina C) cada seis horas y 50 mg de hidrocortisona cada seis horas, durante dos días, reducía de un 40 % a 8.5 % la tasa mortalidad por sepsis.

La investigación, publicada en línea el 9 de enero de 2020, encontró que el protocolo contra la sepsis por vía intravenosa de Marik también reducía la mortalidad en pacientes pediátricos. El estudio se realizó en el centro Ann & Robert H. Lurie Children’s Hospital of Chicago, y como señaló Science Daily, los datos preliminares de este estudio “respaldan los resultados prometedores observados en los adultos”.

En el período de enero de 2014 a febrero de 2019, 557 pacientes pediátricos con shock séptico cumplieron los criterios para ser incluidos en el estudio. De ellos, 43 pacientes recibieron el protocolo de hidrocortisona con vitamina C-B1 de Marik, 181 pacientes recibieron terapia solo con hidrocortisona y 333 pacientes no recibieron ninguno de estos tratamientos.

Los 43 pacientes que recibieron el tratamiento con vitamina C fueron relacionados según el estado clínico de 43 controles sin tratar y 43 pacientes que recibieron hidrocortisona.

A los 30 días, los controles y los grupos de hidrocortisona tenían una tasa de mortalidad del 28 %, mientras que el grupo de tratamiento tenía una tasa de mortalidad de un 9 %. A los 90 días, el 35 % de los controles y el 33 % de los que recibieron la hidrocortisona habían muerto, en comparación con el 14 % del grupo de tratamiento.

Nutrientes esenciales para protegerse contra el coronavirus

En cuanto a la prevención, los nutrientes desempeñan un rol esencial y muchos son conocidos por sus propiedades inmunoestimulantes y su capacidad para proteger contra las infecciones virales. Como indicó un comunicado de prensa, el 24 de febrero de 2020:

“En un artículo concluyente de Progress in Cardiovascular Diseases… Mark McCarty de Catalytic Longevity Foundation, en San Diego, California, y James DiNicolantonio, Pharm. D., científico de investigación cardiovascular de Saint Luke’s Mid America Heart Institute, en la Ciudad de Kansas, Missouri, proponen que ciertos nutracéuticos podrían ayudar a brindarle alivio a las personas infectadas con virus en ARN encapsulado, como el coronavirus y la gripe…

El COVID-19 es de 30 a 60 veces más letal que la típica gripe anual. Tanto la gripe como el coronavirus pueden causar una gran inflamación en los pulmones y está reacción es la que podría provocar dificultad respiratoria aguda, insuficiencia orgánica y muerte.

Existen ciertos nutracéuticos que podrían ayudar a disminuir la inflamación pulmonar causada por los virus de ARN, y otros también podrían ayudar a mejorar la respuesta de interferón tipo 1 a estos virus, que es el principal método del cuerpo para ayudar a crear anticuerpos para combatir las infecciones virales”.

McCarty y DiNicolantonio enlistan diversos nutrientes disponibles en forma de suplemento que podrían ser particularmente beneficiosos contra el COVID-19, incluyendo a los siguientes (vea a continuación). Para obtener más información sobre cada uno, consulte el artículo completo publicado en Progress in Cardiovascular Diseases:

N-acetilcisteína (NAC). Puede promover la producción de glutatión, diluir la mucosidad, disminuir las posibilidades de infección por influenza y el riesgo de desarrollar bronquitis severa.
Extracto de bayas del saúco. Se sabe que puede acortar la duración de la influenza entre dos y cuatro días, así como disminuir la gravedad de la gripe. De acuerdo con los autores:

“Dado que la baya del saúco es una excelente fuente de antocianinas, hay razones para creer que su impacto en los virus podría ser mediado, al menos en parte, por el ácido ferúlico, un metabolito destacado que aparece en el plasma después de consumir antocianinas”.

Espirulina. Puede disminuir la gravedad de la infección y mortalidad causada por la influenza, según indican los estudios realizados con animales. En un ensayo realizado con participantes humanos, la espirulina disminuyó ampliamente la carga viral en pacientes con infección por VIH.
Beta-glucanos. Puede disminuir la gravedad de la infección y mortalidad causada por la influenza, según indican los estudios realizados con animales.
Glucosamina. Puede regular ascendentemente la proteína de señalización antiviral mitocondrial (MAVS), así como disminuir la gravedad de la infección y mortalidad causada por la influenza, según indican los estudios realizados con animales.
Selenio. “Dado que el selenio es un cofactor esencial para ciertas peroxidasas, y ciertas regiones de China y otras partes del mundo han exhibido una deficiencia constante de este nutriente, también podría ser necesario asegurarse de que la alimentación contenga niveles adecuados del mismo”, señalan McCarty y DiNicolantonio, y agregan que:

“Asimismo, la deficiencia de selenio podría elevar la velocidad de mutación de los virus, y promover la evolución de las cepas que son más patógenas y capaces de evadir al sistema inmunológico”.

Zinc. Puede servir de apoyo para “tener una función eficaz, así como para promover la proliferación de diversas células inmunológicas”, lo que podría reducir en un 27 % la mortalidad en los adultos de la tercera edad.
Ácido lipoico. Puede ayudar a mejorar la respuesta del interferón tipo 1. Como indica un artículo del 2014:

“El interferón tipo 1 (IFN) puede activar la programación antimicrobiana dentro de las células e influir en el desarrollo de respuestas inmunes innatas y adaptativas… (IFN) es un polipéptido secretado por las células infectadas y tiene tres funciones principales.

En primer lugar, puede inducir los estados antimicrobianos intrínsecos en las células infectadas y cercanas que limiten la propagación de agentes infecciosos, en particular de patógenos virales.

En segundo lugar, puede modular las respuestas inmunes innatas de una manera más equilibrada que podría promover la presentación de antígenos y funciones de las células asesinas naturales, mientras restringe las vías proinflamatorias y producción de citoquinas.

En tercer lugar, puede activar el sistema inmune adaptativo, así como promover el desarrollo de la respuesta de las células T y B específicas del antígeno de alta afinidad y memoria inmunológica.

El IFN tipo 1 puede proteger de las infecciones virales agudas, pero también podrían exhibir efectos protectores o perjudiciales en infecciones bacterianas y enfermedades autoinmunes”.

Sulforafano. Puede ayudar a potenciar la respuesta del interferón tipo 1

Un estudio realizado en 2005 de The Journal of Infectious Diseases también encontró que el resveratrol exhibía la capacidad de inhibir la replicación del virus de la influenza A, así como mejorar significativamente la supervivencia de ratones infectados con influenza.

Según los autores, el resveratrol podría “inhibir la función celular, en vez de una viral”, lo que sugiere que “podría servir como un medicamento particularmente valioso contra la influenza”.

Dosis diarias recomendadas

Las recomendaciones de dosis diarias y provisionales proporcionadas por McCarty y DiNicolantonio para ayudar a controlar los virus de ARN, incluyendo a la infección causada por la influenza y coronavirus, son las siguientes:

Nutracéutico Dosis diaria
Ácido ferúlico 500 a 1000 miligramos (mg)
Ácido lipoico 1200 a 1800 mg (en vez de ácido ferúlico)
Espirulina 15 gramos
NAC 1200 a 1800 mg
Selenio 50 a 100 microgramos (mcg)
Glucosamina 3000 mg o más
Zinc 30 a 50 mg
Beta-glucanos de levadura 250 a 500 mg
Extracto de baya del saúco 600 a 1500 mg

La importancia de optimizar los niveles de vitamina D

Asimismo, la radiación con rayos ultravioleta B y suplementos de vitamina D han demostrado disminuir las tasas de mortalidad por pandemia, lo que parece lógico sin consideramos la importancia de la vitamina D para controlar las infecciones, así como disminuir el riesgo de gripe y resfriado común.

Como lo indica mi artículo anterior “La vitamina D previene infecciones y reduce su riesgo de cáncer“, la investigación demuestra que suplementar con altas dosis de vitamina D podría disminuir en un 40 % el riesgo de enfermedades respiratorias e infecciones pulmonares en las personas de la tercera edad.

Como señaló un autor de ese estudio, “la vitamina D podría mejorar la capacidad inmune para combatir las infecciones porque podría reforzar la primera línea de defensa del sistema inmunológico”.

La investigación publicada en 2009 señaló que la temporada influyó en las tasas de mortalidad durante la pandemia de gripe del período 1918 a 1919, y que la cifra de muertes fue mayor durante el invierno, en comparación con el verano. Según indicaron los autores del estudio:

“Las muertes durante la pandemia de influenza del período 1918 a 1919 se han relacionado tanto con el virus de la influenza como con infecciones bacterianas secundarias en los pulmones.

Las tasas de mortalidad y porcentaje de casos de influenza complicados por neumonía estuvieron disponibles por medio de los datos de la encuesta de doce ubicaciones de los Estados Unidos de la pandemia del período 1918 a 1919.

Este estudio analiza las tasas de mortalidad, así como los casos complicados por neumonía, en relación con las dosis estimadas de radiación de rayos ultravioleta B (UVB) durante el verano e invierno, como indicadores del estado promedio de la vitamina D en la población.

Las dosis de UVB del mes de julio tuvieron una correlación sustancial con las tasas de mortalidad y neumonía, como una complicación de la influenza. Las dosis UVB durante el invierno exhibieron resultados similares. La vitamina D puede regular ascendentemente la producción de catelicidina humana, LL-37, que puede tener actividad antimicrobiana y antiendotoxina.

La vitamina D también puede disminuir la producción de citoquinas proinflamatorias, lo que podría explicar algunos de los beneficios de esta vitamina, ya que la infección por H1N1 podría causar un mayor número de citoquinas”.

Como directriz general, debe comprobar sus niveles de vitamina D dos veces al año, en invierno y verano, para asegurarse de tener un rango saludable de 60 ng/ml a 80 ng/ml a lo largo del año. (Un conjunto de investigaciones concluyentes sugiere que 40 ng/ml es el límite de suficiencia).

Los prebióticos, probióticos y probióticos de esporas podrían ser útiles contra la prevotella

Por último, también es importante mencionar que, si resulta cierto que el COVID-19 contiene la bacteria prevotella, podría ser de gran utilidad recurrir a los prebióticos, probióticos y probióticos de esporas.

Diversos estudios han demostrado que los probióticos de las cepas de Bifidobacterium bifidum podrían ayudar a disminuir la prevotella, mientras que las cepas de Lactobacillus son propensas a promover su desarrollo.

Los probióticos de esporas podrían ser particularmente beneficiosos. Como explica “Cómo los probióticos de esporas pueden ayudar a revertir las enfermedades crónicas” que incluye una entrevista con el Dr. Dietrich Klinghardt, los probióticos de esporas consisten en la pared celular de las esporas de bacilos; es decir que, se trata de la capa protectora que recubre y mecanismo funcional del ADN, y no de la bacteria viva.

Las esporas de bacilo han demostrado aumentar drásticamente la tolerancia inmunológica, lo que significa que podrían ayudar a reparar el daño en la barrera intestinal. Como no están “vivas”, tampoco son afectadas por los antibióticos.

El bacilo modula muy eficazmente las citoquinas, las citoquinas antiinflamatorias se regulan ascendentemente, mientras que las citoquinas inflamatorias se regulan descendentemente, lo que reestablece el equilibrio entre ambos tipos.

Asimismo, las investigaciones también han demostrado que los probióticos de esporas podrían impulsar ampliamente la reproducción del acidophilus, bifidus y otras bacterias en el intestino, por medio de los mensajes electromagnéticos que envían.

Este proceso es muy exclusivo. Cuando toma un probiótico regular, primero se protegen a sí mismos. Por otro lado, las esporas de bacilo pueden fortalecer a muchas de las demás bacterias beneficiosas.

Las esporas de Bacillus también pueden producir 24 sustancias diferentes con potentes propiedades antimicrobianas. Sin embargo, no matan de forma indiscriminada, como los antibióticos. Sino que, reprimen específicamente a los patógenos, lo que es una valiosa contribución general.

A medida que el COVID-19 continúa haciendo estragos, la mejor y más prudente estrategia sería tomar medidas para fortalecer su estado inmunológico, ya que un sistema inmunológico fuerte es su defensa principal contra todo tipo de infecciones, tanto virales como bacterianas, y los nutracéuticos que aparecen en este artículo podrían ser de mucha utilidad.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.