Por Manuel Díaz Aponte, Alainet, 11 de noviembre del 2019.

La tradicional confrontación política ideológica entre la derecha e izquierda Latinoamericana está en un punto crucial y da señales de que se agudizará después de la “renuncia” forzada del presidente de la República de Bolivia, Evo Morales.

El informe de la Organización de Estados Americanos (OEA) reafirmando que hubo serias irregularidades en los resultados de las recientes elecciones presidenciales que daban ganador en primera vuelta a Morales, hizo revertir el escenario y ahora es la oposición quien controla la situación.

De pronto, habrá nuevas elecciones probablemente antes de finalizar este año, y es muy difícil que el ex gobernante indígena pueda ser otra vez candidato para optar a un cuarto mandato consecutivo.

Ello representa un revés para los denominados gobiernos progresistas de la región que ya han condenado el golpe de Estado cívico, policial y militar registrado este domingo en Bolivia.

Hubo alegría tras la liberación de Lula Da Silva de la prisión en Brasil, pero ahora está la seria preocupación ante lo que podría significar la salida abrupta del poder de Evo Morales.

¡Viva Lula!, eran parte de las expresiones de sus seguidores que lo abrazaron intensamente al salir del recinto carcelario donde permaneció 580 días. En suma, 19 meses tras las rejas.

El liderazgo de Lula es necesario para la recomposición interna de Brasil y los sectores empobrecidos deseaban escuchar sus prédicas en las ciudades y campos.

Gran regocijo en el mundo ante la salida de la cárcel de uno de los líderes políticos de masas más importante de la actualidad. No tan solo en Brasil la gente ha llorado de emoción viendo las imágenes de televisión de un hombre al que todos querían abrazar y saludar efusivamente.

El futuro de Lula

Aunque todavía es prematuro anticipar muchos creen que Lula podría ser una opción presidencial en el futuro venidero, especialmente si logra superar los cargos penales que tiene pendientes ante la justicia.

Las reacciones de alegrías con la libertad del carismático líder brasileño Luiz Inácio –Lula- Da Silva confirman el grado de simpatía que conserva, llegándosele a calificar como el “Mandela de los brasileños”.

Líderes políticos de distintas latitudes han externado mensajes de solidaridad hacia Lula, quien estuvo recluido en una celda de la Policía Federal de Curitiba, en el Sur de Brasil.

Cristina Fernández, ex presidente de Argentina y vicepresidenta electa en un mensaje difundido por las redes dijo “cesa hoy una de las aberraciones más grandes del Lawfare en Latinoamérica: la privación ilegítima de la libertad del ex presidente de la República Federativa de Brasil, Luiz Inácio- Lula- Da Silva”.

El progresismo latinoamericano está feliz de ver en las calles a uno de los políticos más emblemático de las últimas décadas.

Ello representa un respiro para los núcleos más empobrecidos de la región latinoamericana que ven en él su voz y su plataforma de defensa.

Es igualmente un punto de equilibrio en la sociedad brasileña profundamente dividida política e ideológicamente luego del arribo al poder del ex capitán del ejército Jair Bolsonaro.

Izquierda latinoamericana, ¿camino a la recomposición?

La salida de prisión de Lula Da Silva, ex presidente de Brasil, abre las compuertas a la polarización de las ideas entre la derecha e izquierda latinoamericana en un escenario en que el mapa político de la región volvería al equilibrio y a nueva configuración.

La izquierda parece tener en sus manos el principal atractivo de captación de las masas ante las frustraciones generadas por los gobiernos neoliberales atrapados en las redes de un modelo que privilegia a los ricos.

Pero los denominados gobiernos “progresistas” deberán limpiar la imagen ante los antecedentes de actos de corrupción, algunos de los cuales están en proceso de ventilación en los tribunales.

El único líder izquierdista que salió del poder sin cuestionamiento en el manejo de los recursos públicos fue el ex presidente de Uruguay, José –Pepe-Mujica (2010-2015), convertido en un referente de la moral política en Latinoamérica.

Fidel Castro ha sido el líder izquierdista latinoamericano más sobresaliente de la época moderna, y su trayectoria marcó a generaciones que todavía creen en la viabilidad de un proyecto socialista en la región.

No fue un simple teórico del marxismo porque con su fusil en manos transformó el sistema político capitalista en la República de Cuba e inspiró a otras iniciativas que no lograron perdurar en el tiempo.

¿La izquierda vuelve a renacer en Latinoamérica? Hay indicios del remozamiento del pensamiento político “progresista” en América Latina, impulsado por México y Argentina que han desempolvado y sacado del armario al Grupo de Puebla.

En Buenos Aires hubo el fin de semana un encuentro de líderes de esta corriente de integración donde habló entre otros el presidente electo de Argentina, Alejandro Fernández.

¿Se pretende contrarrestar al Grupo de Lima que ha sido portavoz de las posiciones de los gobiernos de derecha en la región?

Hay que ver hacia dónde se dirigirán los planteamientos futuros de los presidentes de Colombia, Iván Duque; de Ecuador, Lenin Moreno y de Perú, Martin Vizcarra. Por supuesto, también Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.

Grupo de Puebla

Un discurso unificador lo inspira a reimpulsar la lucha ahora contra un enemigo que entienden es responsable de la miseria que estrangula a millares de ciudadanos actualmente. El Neoliberalismo que patrocinan y sustentan las principales transnacionales y países industrializados del planeta.

Esta vez no se trata de enfrentar al imperialismo norteamericano ni de combatir a dictaduras en el Continente, el blanco de ataque son los organismos financieros mundiales, los patrocinadores del modelo económico y comercial que asfixia las débiles economías emergentes y profundiza la protección del gran capital.

Se busca una izquierda moderada bajo principios democráticos que permita la emancipación de la institucionalidad, el fortalecimiento de la inclusión social, el respeto al estado de derecho y a una real participación de los grupos marginados en las decisiones de las estructuras del poder.

El presidente de México José Manuel López Obrador, que tiene una visión de centroizquierda moderada y el próximo gobernante argentino son las cabezas visibles de lo que sería la izquierda emergente en el Continente.

Ambos no buscarán confrontar directamente con el gobierno de Donald Trump, sino más bien encontrar un espacio de acercamiento en las relaciones bilaterales.

Los izquierdistas de América Latina deberán reflexionar profundamente ante los errores cometidos desde el poder, con los cuales han emulado aquellos “vicios de corrupción de la derecha” que tanto criticaron estando en la oposición.

https://www.alainet.org/es/articulo/203181
A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.