Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, 17 de junio de 2023.

Para los autores del artículo “¿Qué culpa tiene el Tigre Toño?” publicado por Nexos (https://n9.cl/cbrk4f) , abogados que, muy posiblemente, están vinculados a despachos que vende sus servicios a estas corporaciones, sacar a los personajes infantiles de la publicidad es algo así como una ofensa ya que se trata “de personajes animados que formaron parte de la infancia de millones de mexicanos, tales como el Osito Bimbo, el Tigre Toño, Melvin el elefante y Sam el tucán”. Este artículo forma parte de la estrategia para retirar la prohibición al uso de estos personajes de los empaques y la publicidad de productos no saludables dirigidos a la infancia y que se expresa a través de muy diversos amparos, algunos de ellos en la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

“¿Qué culpa tiene el Tigre Toño?”, frase que debe traducirse como qué culpa tiene Kellogg’s de que nuestras niñas y niños hayan dejado de consumir cereales integrales como la avena, sustituyéndolo por Zucaritas, un producto elaborado con harina refinada y azúcar que cuesta el doble que la avena. Qué culpa tiene Kellogg’s de haber convertido al Tigre Toño en uno de los personajes más reconocidos por la infancia en nuestro país, gracias a las inversiones multimillonarias que la empresa ha realizado en publicidad. Que culpa tiene Kellogg’s y su Tigre Toño en promover que un gran número de familias mexicanas gasten el doble en comprar Zucaritas que lo que harían al comprar avena. Que culpa tienen estos inocentes, Kellogg’s y el Tigre Toño, en promover el consumo de un producto que, 40% de su peso es azúcar, como primera ingesta en el día de millones de niñas y niños, muchos de ellos de escasos recursos, con deficiencias alimentarias.

La frase de que las grandes empresas de la comida chatarra se han convertido en “los pedófilos del siglo XXI” fue pronunciada por el presidente de la Comisión de Salud del senado chileno y expresidente de ese órgano legislativo, el senador Guido Girardi, en Roma, durante la Segunda Conferencia Internacional de Nutrición organizada por la FAO y la OMS. El trabajo de Girardi en materia de nutrición obtuvo en 2018 el Premio Jacques Diouf, otorgado por la FAO, por su rol como principal impulsor de la Ley del Etiquetado Nutricional que incluía la prohibición de la publicidad de estos productos dirigida a la infancia, prohibición que incluía el uso de personajes.

La referencia de señalar a estas empresas como pedófilas venía del Dr. Michael Brody quien declaró que “Los publicistas se han vuelto expertos en niños, tanto como los pedófilos”. Dr. Brody no era un improvisado, era un especialista en la materia, nada menos que jefe del Comité de Televisión y Medios de la Academia Americana de Siquiatría Infantil y Adolescente.

No podría entenderse el grado de deterioro de la alimentación de la población mundial sin el inmenso poder persuasivo de la publicidad dirigida a la infancia que modifica y programa, de por vida, los gustos desde muy temprana edad. Las inversiones multimillonarias en publicidad y el diseño de los productos chatarra para ser altamente adictivos, hiperpalatables, son las causas principales del deterioro de los hábitos alimentarios y las enfermedades asociadas como la diabetes, enfermedades cardiovasculares y diversos tipos de cáncer. No solamente se trata de que estos productos no son saludables e inducen a diversas enfermedades que son la principal causa de enfermedad y muerte en diversos países, se trata de que sustituyen alimentos esenciales para el crecimiento, desarrollo y fortalecimiento del sistema inmune.

Uno de los elementos más efectivos para inducir a niñas y niños al consumo de productos no saludables, son los personajes. Y en la cúspide de ellos se encuentra el Tigre Toño, reconocido, entre la infancia mexicana, por encima, por ejemplo, de cualquier héroe de la historia nacional. Tanto han penetrado estos personajes que los abogados que escribieron el artículo sienten nostalgia porque desaparezcan de eso productos.

La crítica de los abogados, autores del artículo publicado en Nexos, a la prohibición de estos personajes en la publicidad, trata de fundamentarse, muy pobremente, en que ya se han establecido otras regulaciones y que con ellas basta. Señalan que ya se prohibió la publicidad de estos productos en los horarios infantiles y familiares de televisión y en las salas de cine durante las proyecciones de películas clasificación “A”. Mencionan también el establecimiento del etiquetado de advertencia. Y terminan por calificar como “embates del gobierno federal” la iniciativa aprobada en diputados para sacar los productos no saludables de las escuelas. Dan por hecho estas regulaciones, ignorando como las corporaciones, a las que sirven sus argumentos, las han anulado desde antes de aplicarlas, al menos a dos de ellas.

Al respecto, solo digamos que cuando se estableció la regulación de la publicidad de estos productos en el horario infantil y familiar de televisión, el horario infantil terminaba a las 8 de la noche para empezar el de adolescentes. Es decir, no se podría hacer publicidad de estos productos hasta después de las 8 de la noche.

De inmediato, la Secretaría de Gobernación reformo el horario de las audiencias para que el horario infantil terminara ¡a las 4 de la tarde! De esta manera, desde esa hora podría proyectarse la publicidad de comida chatarra y bebidas endulzadas. La medida se realizó, sin importar que esto también significara que la audiencia infantil, mayoritaria en esos horarios, se expusiera a programas para adolescentes con contenidos no aptos para ella, en cuanto a lenguaje, imágenes sugeridas de sexo, consumo de alcohol y tabaco y mayor violencia. Con tal de mantener el espacio para esta publicidad la Secretaría de Gobernación de Osorio Chong modificó los horarios para las audiencias.

Los personajes en los empaques y la publicidad se encuentran en productos que no son saludables, inducen a niños y niñas a preferirlos sobre los que no los tienen. Un hecho reconocido es que los menores saben que los productos que tienen en sus empaques o en su publicidad a estos personajes son muy dulces o tiene intensos sabores, hiperpalatables, cuasi adictivos. Es decir, son aquellos que los enganchan en la deformación de sus gustos y los llevan al desarrollo de enfermedades crónicas no trasmisibles.

Los productos saludables no tienen esta publicidad, no tienen estos personajes, ni la avena, ni el amaranto. El negocio está en los productos con ingredientes baratos, de muy bajo o nulo valor nutricional, en productos hiperpalatables, llenos de azúcares, grasas y sodio.

La regulación no prohíbe el uso del Tigre Toño ni de los demás personajes de otras corporaciones, si son utilizados en productos saludables. Solamente los prohíbe en productos no saludables.

Basta ya de abusar de la infancia y dañar su salud, esperamos que el Poder Judicial ponga el interés superior de la infancia sobre los intereses comerciales.

Foto: Flickr Pete

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