Eres lo que comes, dice el dicho y mientras que las decisiones que llevan a una buena dieta, incrementan tu salud, al mismo tiempo pueden mejorar el sistema de salud e incluso beneficiar al planeta. Gente sana significa no únicamente menos enfermedad, también una reducción de emisiones de gases de invernadero que vienen de la atención médica.

Algunos cambios pequeños en la dieta, podrían generar avances significativos en la búsqueda por mitigar el cambio climático.

Este es el hallazgo de un nuevo estudio liderado por investigadores de la Universidad de Santa Bárbara, quienes analizan los efectos potenciales de una dieta más saludable en los Estados Unidos. Los resultados aparecen en la revista Climatic Change.

“Para mi conocimiento, es la primera vez que alguien hace esto”, dice el director del estudio David Cleveland, un académico de la UCSB del departamento de medio ambiente y geografía. “ Se ha investigado sobre el efecto que tiene la dieta en en ambos temas, clima y salud, pero nunca se ha examinado el potencial que se tiene para mitigar el cambio climático a través del sistema alimentario y de atención médica, juntos.”

El sistema alimentario aporta aproximadamente el 30% de las emisiones totales de gases de efecto invernadero en los Estados Unidos, y la mayor proporción proviene de alimentos de origen animal. Además, la poca calidad que tiene la dieta promedio en Estados Unidos ( que incluye altos niveles de carnes rojas y procesadas y bajos niveles de frutas y verduras) es un factor importante en numerosas enfermedades prevenibles. Estados Unidos gasta 3 trillones de dólares en atención médica cada año (18% del producto interno bruto), relacionada en gran parte en atender enfermedades asociadas a dietas deficientes.

Cleveland y sus colegas utilizaron por primera vez datos de metanálisis publicados que examinaban el efecto de los alimentos sobre las enfermedades. Luego, utilizando datos de evaluación del ciclo de vida de los alimentos que cambiaron en las dietas de modelos más saludables, analizaron los efectos de las dietas sobre las emisiones de gases de efecto invernadero para el sistema alimentario. Para el sistema de salud, los investigadores estimaron el cambio en el riesgo de diabetes, cáncer colorrectal y enfermedad coronaria debido a las dietas más sanas y el efecto subsiguiente en los costos de la atención médica y las emisiones de gases de efecto invernadero.

Para crear dietas modelo más sanas, los investigadores alteraron la dieta estándar de 2000 calorías al día de los EE.UU., cambiando las fuentes de alrededor de la mitad de esas calorías. Las diferentes dietas modelo redujeron progresivamente la cantidad de carnes rojas y procesadas, hasta la dieta más estricta donde se eliminaron completamente. La ingesta de frutas y hortalizas se duplicó y los chícharos y frijoles aumentaron para reemplazar la proteína de la carne que se quitó. Los granos refinados fueron parcialmente reemplazados por granos enteros. El azúcar añadido, que Cleveland señaló es un riesgo conocido para la salud, no se redujo, tampoco los lácteos, huevos, pescado o carne no roja.

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“Esto significa que nuestras estimaciones son probablemente muy conservadoras, tanto en términos de salud como de las implicaciones para el cambio climático”, dijo Cleveland. “Sólo cambiando la mitad de la dieta e incluyendo sólo algunas de las enfermedades asociadas con las dietas, encontramos un efecto enorme”.

“La comida tiene un tremendo impacto en el medio ambiente”, agregó. “Eso significa que hay un enorme potencial para que nuestras opciones de alimentos tengan efectos positivos sobre nuestro medio ambiente, así como sobre nuestra salud y nuestros costos de atención médica”.

Eso es exactamente lo que encontraron los científicos. La adopción de dietas modelo más saludables redujo el riesgo relativo de enfermedad coronaria, cáncer colorrectal y diabetes tipo 2 en un 20 a 40 por ciento. Los costos de los servicios de salud disminuyeron en 77 a 93 mil millones de dólares anuales y las emisiones directas de gases de efecto invernadero se redujeron en 222 kilogramos a 826 kilogramos por persona al año.

“En la tercera dieta – que no contenía carnes rojas o procesadas – hubo un ahorro de $ 95 mil millones del costo total anual de $ 230 mil millones para esas tres enfermedades”, explicó Cleveland. “Eso no es enorme en comparación con el total de 3 trillones de dólares en costos de atención médica, pero es un comienzo. Resultados como estos también pueden ayudar a motivar los cambios individuales y políticos. “

En términos de política climática, las dietas más sanas podrían contribuir hasta el 23 por ciento de la meta del Plan de Acción para el Clima de los Estados Unidos de reducir las emisiones netas de gases de efecto invernadero un 17 por ciento por debajo de los niveles de 2005 para 2020. Además, las dietas podrían generar hasta el 134 por ciento del objetivo de California de alcanzar los niveles de emisión de 1990 para 2020.

Según Cleveland, los hallazgos añaden peso a la conclusión de varios otros estudios recientes: El cambio en la dieta debe ser parte de las políticas exitosas de mitigación del cambio climático y la mitigación del cambio climático debe incluirse en las políticas para mejorar el sistema alimentario.

Esto crea una oportunidad importante para la Universidad de California, Cleveland señaló. “La Iniciativa de Neutralidad de Carbono de la UC debe tener un enfoque principal en la mitigación del cambio climático a través del sistema de alimentos”, dijo. “Y la Iniciativa Global de Alimentos de la UC debe centrarse principalmente en las relaciones entre los alimentos, el clima y la salud”.

Artículo original de Julie Cohen