Por Corresponsal de IPS, IPS Noticias, 25 de mayo de 2023.

La decisión, tomada por el Congreso Meteorológico Mundial, implica el compromiso de compartir, de modo abierto, gratuito y sin restricciones, la información compilada por los principales organismos y sistemas de observación espacial y de superficie, así como las capacidades de modelización y asimilación  de datos.

Se emplearán y compartirán, por ejemplo, trabajos del Sistema Mundial de Observación Climática de las Naciones Unidas y del comité que reúne a 34 agencias nacionales de observación espacial, en el que participan entidades de la mayoría de las potencias industrializadas.

También, del Grupo de Coordinación de Satélites Meteorológicos, del Sistema Global de Observación de los Océanos, y de institutos y centros de investigación en el planeta, bajo un marco operativo que coordinará la OMM.

La resolución del Congreso reconoció “la urgente necesidad de reforzar la base científica de las medidas de mitigación adoptadas por las Partes en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático y el Acuerdo de París”, adoptado en 2015 por la casi totalidad de las naciones del globo.

“Sabemos por nuestras mediciones que las concentraciones de gases de efecto invernadero están en niveles sin precedentes, de hecho, son más altas que en cualquier otro momento de los últimos 800 000 años”: Petteri Taalas.

Ese acuerdo estableció que los Estados trabajarían por reducir la emisión de gases de efecto invernadero de modo que hacia 2050 la temperatura del planeta no pase de 1,5 grados centígrados sobre el promedio de la era preindustrial (1850-1900), aunque desde 2015 hasta la fecha cada vez se acerca más a ese umbral.

“Sabemos por nuestras mediciones que las concentraciones de gases de efecto invernadero están en niveles sin precedentes, de hecho, son más altas que en cualquier otro momento de los últimos 800 000 años”, declaró en esta ciudad suiza  el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.

Los más perniciosos gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), principalmente originado en las emisiones desde combustible fósiles y la producción de cemento, el metano (CH4), abundante en humedales y arrozales, y el óxido nitroso (N2O), que proviene de océanos, suelos, incendios o industrias.

Taalas dijo que “el aumento de los niveles de CO2 de 2020 a 2021 fue superior a la tasa media de crecimiento del último decenio, y las concentraciones de metano experimentaron la mayor subida interanual desde que comenzaron las mediciones”

“No obstante, sigue habiendo incertidumbres, sobre todo en lo que respecta al papel que desempeñan el océano, la biosfera terrestre y las zonas de permafrost (el suelo congelado cerca del Ártico) en el ciclo del carbono”, agregó Taalas.

Por ello, destacó el responsable de la OMM, es que se necesita un monitoreo de los gases de efecto invernadero dentro de un marco integrado del sistema Tierra, para poder contabilizar las fuentes y los sumideros naturales, tal y como funcionan en la actualidad y a medida que evolucionen a raíz de un clima cambiante.

Muchas de las actividades internacionales y nacionales relacionadas con los gases de efecto invernadero que están en marcha reciben el apoyo principalmente de la comunidad de investigadores.

Las observaciones espaciales y en superficie de esos gases o su modelización no se intercambian de forma completa y oportuna a escala internacional, lo que debe cambiar con la nueva iniciativa, para proporcionar información y apoyo vitales para la aplicación del Acuerdo de París, destacó la OMM.

A-E/HM

Imagen de Mario en Pixabay

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