Por Dr. Mercola, Tome Control de su Salud, 15 de mayo de 2023.

HISTORIA EN BREVE

  • Las grasas son los componentes básicos de las membranas celulares, esto significa que el tipo de grasa que consume influye mucho en su salud y longevidad
  • La mayoría de los expertos en nutrición culpan al azúcar de la epidemia de enfermedades crónicas, y aunque sí ha influido en esta situación, la realidad es que los aceites de semillas son los culpables principales
  • Dado que la mayor parte de sus tejidos se compone de grasas saturadas y monoinsaturadas, su cuerpo necesita menos ácidos grasos poliinsaturados
  • Los PUFA más populares son las grasas omega-3 y omega-6, y su cuerpo sí las necesita, pero en pequeñas cantidades. El ácido linoleico (LA, por sus siglas en inglés) omega-6 es la toxina más dañina en la alimentación moderna, por lo que es el tipo de grasa que debe consumir en cantidades muy bajas. El LA representa del 60 % al 80 % de las grasas omega-6 y es una de las causas principales de las enfermedades crónicas

Por el Dr. Mercola

Las grasas son moléculas biológicas que no se disuelven en agua y también se conocen como lípidos,1 que son los componentes básicos de las membranas celulares. Esto significa que el tipo de grasa que consume influye mucho en su salud y longevidad.

Lo que distingue a una grasa de otra es la combinación específica de ácidos grasos que la componen, mientras que las propiedades de las grasas y de los ácidos grasos dependen de su saturación de hidrógeno y la longitud de sus moléculas, que también se conoce como “longitud de cadena”.

Todo lo que debe saber sobre los ácidos grasos

Existen dos tipos básicos de ácidos grasos, que se diferencian por el número de enlaces de carbono emparejados con hidrógeno:2

  • Grasas saturadas:contienen átomos de hidrógeno que forman cadenas lineales y suelen ser sólidos a temperatura ambiente (los ejemplos incluyen: mantequilla y aceite de coco)
  • Grasas insaturadas: han perdido al menos uno de los pares de átomos de hidrógeno de su cadena de carbono y vienen en dos variedades:

◦ Ácidos grasos monoinsaturados: que carecen de un par de átomos de hidrógeno

◦ Ácidos grasos poliinsaturados (PUFA): que carecen de más de un par de átomos de hidrógeno, de ahí su nombre “poli”

Esta falta de hidrógeno provoca que las moléculas se retuerzan o doblen en cada doble enlace. Mientras más pares de hidrógeno falten, más dobladas están las moléculas, lo que hace que las moléculas ocupen más espacio. Esta es la razón por la que, a temperatura ambiente, la grasa tiene una consistencia aceitosa.

Además de los diferentes niveles de saturación de hidrógeno, las grasas también tienen diferentes longitudes en sus cadenas de carbono, lo que lleva a otra clasificación que se basa en su número de átomos de carbono:3

  • Ácidos grasos de cadena corta (SCFA): tienen de dos a cuatro átomos de carbono
  • Ácidos grasos de cadena media (MCFA): tienen de 6 a 10 átomos de carbono
  • Ácidos grasos de cadena larga (LCFA): tienen de 12 a 26 átomos de carbono
  • Ácidos grasos de cadena muy larga4 (VLCFA):tienen de 26 a 30 átomos de carbono

El punto de fusión de una grasa depende de la longitud de la cadena y el nivel de saturación de hidrógeno, a mayor longitud, mayor punto de fusión. Además, las grasas sólidas a temperatura ambiente (mantequilla, aceite de coco) tienen cadenas más largas que las grasas líquidas a temperatura ambiente (aceite de pescado, aceite de oliva). Dado que las grasas poliinsaturadas que se encuentran en los aceites de semillas tienen longitudes de cadena iguales, sus puntos de fusión son menores que las grasas saturadas.

Todo lo que debe saber sobre las grasas omega-3 y omega-6

Los PUFA también se subdividen en grasas omega-3 y omega-6. El extremo de la cadena de ácidos grasos opuesto al extremo ácido se conoce como “extremo omega”. La ubicación del primer doble enlace del extremo omega determina si un ácido graso es omega-3, omega-6, omega-9 (ácido oleico) o cualquier otro miembro de la familia omega.

El ácido linoleico (LA, por sus siglas en inglés) omega-6 es la toxina más dañina en la alimentación moderna, por lo que es el tipo de grasa que debe consumir en cantidades muy bajas. El LA representa del 60 % al 80 % de las grasas omega-6 y es una de las causas principales de las enfermedades crónicas.

Es importante mencionar que solo es tóxico cuando se consume en exceso, además, hoy en día, la mayoría de las personas consumen mucho más de lo que deberían.

Aunque muchos creen que el desequilibrio en la proporción entre las grasas omega-3 y omega-6 se soluciona al consumir más omega-3, no es así. Si bien es cierto que para tener una buena salud necesita cierta cantidad de omega-3, dado que también son PUFA, consumirlas en exceso no es la respuesta.

El exceso de omega-3 causa un daño metabólico similar al LA, ya que se transforman en metabolitos peligrosos que se conocen como ALE (productos finales de lipoxidación avanzada).

Aprenda a diferenciar los diferentes tipos de grasas

Ahora, hablemos de una grasa omega-3 de origen vegetal que se conoce como ácido alfa linolénico (ALA, por sus siglas en inglés). Es importante que no confunda el ALA con el LA, ya que desde un punto de vista biológico, son dos compuestos muy diferentes. Para empezar, el LA es una grasa omega-6 y el ALA es una grasa omega-3.

Tampoco debe confundir el LA con el CLA (ácido linoleico conjugado). Aunque muchos piensan que el CLA y LA son lo mismo, no es así. El CLA tiene muchos beneficios y no causará los problemas que se relacionan con el LA.

El lado negativo de los PUFA

Como regla general, los aceites de semillas y vegetales tienen un alto contenido de PUFA y un bajo contenido de grasas saturadas, todo lo contrario a las grasas de origen animal. Su cuerpo utiliza mejor las grasas saturadas y monoinsaturadas que los PUFA, por lo tanto, las grasas de origen animal suelen ser más saludables que los aceites de semillas.

Dado que la mayor parte de sus tejidos se compone de grasas saturadas y monoinsaturadas, su cuerpo necesita menos PUFA. Los PUFA más populares son las grasas omega-3 y omega-6, que su cuerpo sí necesita, pero en pequeñas cantidades.

Un problema importante con los PUFA es que son químicamente inestables, lo que significa que son muy susceptibles al daño que causan las especies de oxígeno que se crean durante la producción de energía en sus células. Este daño provoca que se formen ALE, que a su vez generan radicales libres que dañan las membranas celulares, las mitocondrias, las proteínas y el ADN.

Lo peor es que los PUFA se unen a las membranas celulares y pueden permanecer así entre cinco y siete años. La falta de átomos de hidrógeno también provoca que los PUFA sean muy susceptibles a la oxidación, lo que hace que la grasa se transforme en metabolitos dañinos como los OXLAM (metabolitos de LA oxidados), que son muy dañinos para la salud.

El LA no es una grasa “esencial”

Los “ácidos grasos esenciales” (EFA, por sus siglas en inglés) son los tipos de PUFA que los científicos creen que son cruciales para la salud y que su cuerpo no puede producir. Por lo tanto, debe obtenerlos de su alimentación. En la actualidad, solo hay dos tipos de ácidos grasos que se consideran “esenciales”:

  • Ácidos grasos omega-3 (EPA, DHA y ALA)
  • Ácidos grasos omega-6 (LA)

Incluir el LA me parece un error, ya que consumirlo en exceso daña la función de las células y las mitocondrias. La realidad es que necesita muy poco LA, pero debido a que se encuentra en la mayoría de los alimentos es casi imposible tener una deficiencia. Además, la investigación moderna demuestra que hasta 10 generaciones de animales pueden criarse sin recibir LA en su alimentación y, aun así, mantenerse en perfecto estado de salud.

Las investigaciones también demuestran que cuando consume demasiado LA, se inhibe la enzima delta-desaturasa que convierte el ALA de origen vegetal en grasas de cadena larga DHA y EPA. Por lo tanto, consumir demasiado LA incrementa su dependencia a alimentos marinos como fuente de EPA y DHA preformados.

Esto es muy importante porque el DHA y el EPA son dos ácidos grasos esenciales que producen muchos beneficios. Por ejemplo, el DHA combate la inflamación, que es una de las características principales de las enfermedades crónicas y degenerativas. Mientras que el EPA refuerza la salud cardíaca y cardiovascular. 5,6

La evidencia que demuestra que el LA no es un ácido graso “esencial”

Entre los años 1920 a 1930, se estableció por primera vez el LA como un ácido graso esencial después de que, en un estudio, las ratas que recibieron 0.5 % de sus calorías alimentarias en forma de LA (una dosis que es casi imposible de alcanzar en la vida real) tuvieron un peso corporal 30 % mayor y no desarrollaron lesiones en la piel ni necrosis en la cola. 7,8

Por esta razón se estableció el requisito de que el 1 % del total de calorías diarias debía componerse de grasas omega-6, un porcentaje que después se amplió al 2 %. Esto se confirmó con dos estudios en los que se combatieron los síntomas fisiológicos (descamación de la piel) de la deficiencia de omega-6 en bebés humanos.9,10

Sin embargo, según una revisión cuidadosa de los datos que se utilizaron para establecer que el LA es un ácido graso esencial: esta conclusión se estableció con base en dietas de control que no solo eran deficientes en ácidos grasos omega-6, sino también en ácidos grasos omega-3. Al parecer, esto invalida el requisito de ácidos grasos omega-6.11

Mientras que estudios posteriores demuestran que el ácido graso omega-3 ALA (ácido alfa-linolénico) en la alimentación puede disminuir los síntomas de la deficiencia de LA.12 Esto sugiere que es probable que la falta de ALA en los estudios originales también influyó en los síntomas fisiológicos que causó la deficiencia de LA.

Parece que al menos en el estudio que utilizó ratas, el requisito nutricional real de LA debería ser mucho menor. Es probable que una estimación más precisa del requisito de LA sea una reducción del 75 %, o bien, un consumo del 0.5 % en lugar del 2 %. 13

Esto pone en duda qué tan “esencial” es el LA en la alimentación humana, sobre todo porque fuera de un laboratorio o de la nutrición parenteral, es casi imposible no obtener suficiente LA para satisfacer las necesidades fisiológicas. En la actualidad, la mayoría de los adultos consumen una cantidad mucho mayor de LA de la que se recomienda.

Según el Institute of Medicine (IOM, por sus siglas en inglés), las directrices alimentarias para el consumo de LA recomiendan un límite superior del 10 %,14que es mucho mayor al nivel óptimo de 1-2 %.15 Como si las directrices alimentarias poco óptimas del OIM no fueran suficiente, el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés) dijo que la mayoría de los adultos superan por mucho este límite de consumo.16

Los aceites de semillas son la causa principal de las enfermedades crónicas

Ya hemos hablado en otras ocasiones sobre los riesgos que se relacionan con los aceites vegetales y los aceites de semillas, que se encuentran en la mayoría de los alimentos procesados. También menciona cómo las tasas de enfermedades crónicas, como las enfermedades del corazón, comenzaron a dispararse después de que estos aceites llegaron al mercado.

Antes de 1866, la mayoría de las personas en el mundo occidental solo consumían grasas de origen animal. El sebo, la manteca de cerdo y la mantequilla son algunos ejemplos de este tipo de grasas. Mientras que en el mundo oriental utilizaban grasas prensadas en frío como el aceite de coco y palma. No existían los aceites vegetales que son tan populares hoy en día.

Pero en 1866, sucedió el cambio más radical en la historia de la alimentación humana, y fue la llegada de los aceites de semillas procesados.17 En aquel momento, la empresa Procter & Gamble utilizó un proceso de hidrogenación (que se acababa de inventar) para convertir las semillas de algodón sobrantes e inutilizables en un aceite de semilla sintético, que hasta la fecha se vende bajo el nombre comercial de Crisco.

Poco después, llegó la margarina, la cual se elabora con aceites de semillas. Aunque en los últimos años la compañía se ha enfocado más en el aceite de palma, soya y canola para su producto Crisco, el aceite de semilla de algodón aún se utiliza para cocinar, sobre todo en las freidoras de los restaurantes.18

Según los datos, el uso de aceite de semilla incrementó de 2 gramos al día (1865) a 5 gramos al día (1909) a 18 gramos por al día (1999). Para 2008, el consumo promedio ya era de 29 gramos al día. En términos de porcentajes, en 1865 los aceites de semillas representaron alrededor del 0.01 % del total de calorías, mientras que en el año 2010 incrementaron a más de 0.25 % del total de calorías, lo que representa ¡un aumento de 25 veces!

Los aceites de semillas son mucho peores que el azúcar

La mayoría de los expertos en nutrición culpan al azúcar de la epidemia de enfermedades crónicas, y aunque sí ha influido en esta situación, la realidad es que los aceites de semillas son los culpables principales.

En 1822, el consumo promedio de azúcar en los Estados Unidos era de unos 3 kg por persona al año. En 1999, esta cifra incrementó a un máximo de 49 kg por persona al año,19lo que representa un aumento de 17 veces. Sin embargo, durante el mismo período de tiempo, el consumo de aceites de semillas aumentó 25 veces.

Entre los años de 1960 y 1970,20 el Dr. Robert Atkins, especialista en cardiología, fue uno de los principales responsables de la popularidad de las dietas bajas en carbohidratos (bajas en azúcar), que parecían beneficiar a muchas personas. Sin embargo, eliminar alimentos como papas fritas, pan, pasta, pizza y donas no solo elimina los carbohidratos ricos en azúcar, sino también los aceites de semillas. Aunque muchas personas no lo relacionan, los alimentos ricos en carbohidratos también son ricos en aceites de semillas refinados.

Mientras que los alimentos procesados suelen contener alrededor de un 21 % de azúcar, hasta 50 % o más de sus calorías totales provienen de los aceites de semillas.21,22Esta relación se confirma aún más cuando analizamos el hecho de que, desde 1997, el consumo de carbohidratos de las personas que viven en los Estados Unidos ha disminuido, pero las tasas de obesidad y diabetes tipo 2 siguen en aumento. De manera curiosa, este aumento en las tasas de enfermedades va de la mano con el alto consumo de aceites de semillas.

Otra razón importante por la que los aceites de semillas son mucho más dañinos que el azúcar es que permanecen más tiempo dentro del cuerpo. La vida media del LA es de unos 600 a 680 días, o alrededor de dos años. Esto significa que le tomaría unos seis años remplazar el 95 % del LA en su cuerpo con grasas saludables. Esta es la razón principal por la que debería mantener su consumo de LA lo más bajo posible.

Mientras tanto, sus reservas de glucógeno se agotarán en uno o dos días. Esto significa que, a diferencia del LA que contienen los aceites de semillas, si se da un atracón de azúcar, no permanecerá dentro de su cuerpo durante años, por lo que no causa el mismo nivel de daño.

El LA daña su salud de muchas formas diferentes

La razón principal por la que consumir demasiado LA causa enfermedades es que afecta el funcionamiento de las mitocondrias. Las mitocondrias son orgánulos subcelulares que se encargan de producir casi toda su energía celular en forma de ATP, por lo tanto, sin ATP sus células no pueden funcionar y repararse de forma correcta.

Como se mencionó antes, los PUFA como el LA se dañan muy fácil al exponerse al oxígeno en un proceso que se conoce como oxidación,23 en el que se producen radicales libres dañinos.24 Esto, a su vez, crea los ALE25y OXLAM en el caso de las grasas omega-6. 26,27

Luego, estos ALE y OXLAM causan disfunción mitocondrial, que es una de las características distintivas de la mayoría de las enfermedades crónicas. Además de la oxidación, la inflamación y la disfunción mitocondrial, los aceites de semillas procesados también pueden:

Dañar las células que recubren los vasos sanguíneos

Deteriorar la memoria e incrementar el riesgo de enfermedad de Alzheimer (el aceite de canola en particular se ha relacionado con la enfermedad de Alzheimer)

Inhibir la producción de glutatión en el hígado, lo que reduce sus defensas antioxidantes

Inhibir la delta-6 desaturasa (delta-6), que es una enzima que ayuda a convertir las grasas omega-3 de cadena corta en omega-3 de cadena larga en el hígado

Deteriorar su función inmunológica e incrementar su riesgo de mortalidad

Hacer sus células grasas más sensibles a la insulina, lo que causa resistencia a la insulina

Inhibir la cardiolipina, una grasa importante en la membrana interna de sus mitocondrias

La importancia de la cardiolipina

Algo que podría explicar gran parte del daño que causa el LA es que inhibe la cardiolipina en la membrana interna de sus mitocondrias. Su cuerpo tiene entre 40 y 100 cuatrillones de mitocondrias en todas las células. La cresta mitocondrial contiene una grasa que se llama cardiolipina28 y su función depende del tipo de grasa que consuma.

La cardiolipina es importante porque afecta la estructura de las crestas dentro de las mitocondrias, que es el área donde se produce la energía. Si la cardiolipina está dañada, los complejos no podrán formar supercomplejos, lo que afectará la producción de energía mitocondrial.

La cardiolipina también funciona como una alarma celular que provoca la apoptosis (muerte celular), al enviar señales a la caspasa-3 cuando hay algo malo en la célula. Si la cardiolipina está dañada por el estrés oxidativo, debido a que tiene demasiado AL, no puede mandar la señal a la caspasa-3 para que pueda provocar la apoptosis.

Como resultado, las células disfuncionales crecen y podrían convertirse en células cancerígenas. El tipo de grasa alimentaria que promueve la cardiolipina saludable es la grasa omega-3, y el tipo que la destruye es el omega-6, sobre todo el LA.

En lado izquierdo de la siguiente imagen se muestra una mitocondria normal. Mientras que la figura C muestra cómo los pliegues hacen que la cardiolipina proporcione la curva en las crestas mitocondriales. El plegamiento hace que los supercomplejos en la cadena de transporte de electrones se acerquen y transfieran electrones de una forma más efectiva para producir ATP.

La buena noticia es que puede hacer algunos cambios en su alimentación para mejorar la composición de grasas en su cardiolipina en cuestión de semanas o incluso días. Por lo tanto, aunque tomará años reducir la carga total de LA en su cuerpo, esta estrategia podría ayudar a notar mejoras mucho antes.

El LA incrementa el riesgo de enfermedades cardíacas y cáncer

Las enfermedades cardíacas y el cáncer son dos de las principales causas de muerte en el mundo occidental, mientras que el LA incrementa bastante el riesgo de estas dos enfermedades mortales. Una de las primeras cosas que sucede en la aterosclerosis, que es la precursora de las enfermedades del corazón, es que sus macrófagos (un tipo de glóbulo blanco) se convierten en células espumosas, en otras palabras, macrófagos llenos de grasa y colesterol.

La placa aterosclerótica se compone de macrófagos muertos y de otros tipos de células que contienen colesterol y grasa. Por esta razón, suelen culpar a las grasas saturadas y al colesterol de las enfermedades cardíacas. Sin embargo, los investigadores descubrieron que para que se formen células espumosas, el LDL (colesterol de lipoproteínas de baja densidad) debe oxidarse, y eso es justo lo que provocan los aceites de semillas.

Los aceites de semillas hacen que el LDL se oxide, lo que provoca que se formen células espumosas. Entonces, el LDL por sí solo no causa la aterosclerosis. La susceptibilidad del LDL a este proceso oxidativo depende de los niveles de LA en su alimentación. El exceso de PUFA también debilita las membranas celulares, lo que las hace más susceptibles a la oxidación.29,30

Los aceites de semillas también incrementan el riesgo de cáncer. De hecho, en los estudios, una forma de inducir el cáncer en muchos modelos animales es alimentarlos con aceites de semillas. Los animales suelen desarrollar cáncer una vez que el LA en su alimentación alcanza entre el 4 % y 10 % de su consumo energético.

Como se mencionó antes, la mayoría de las personas en los Estados Unidos obtienen alrededor del 25 % de sus calorías diarias de los aceites de semillas, por lo que estamos muy por encima del umbral de seguridad para estas grasas, al menos eso indican los estudios con animales. Recuerde que nuestros antepasados solían obtener menos del 2 % de sus calorías en forma de grasas omega-6.

Incluso hay evidencia que demuestra que eliminar los aceites de semillas de su alimentación reducirá el riesgo de sufrir quemaduras solares y cáncer de piel,21,32,33ya que la susceptibilidad al daño por radiación UV depende del nivel de PUFA en su alimentación.34,35

Los alimentos qué debe evitar y la mejor forma de hacerlo

Las fuentes principales de LA incluyen los aceites de semillas para cocinar, los alimentos procesados y los alimentos elaborados con aceites de semillas, condimentos, semillas y frutos secos, al igual que la mayoría de los aceites de oliva y de aguacate (debido a que los alteran con aceites de semillas más baratos) y productos de animales alimentados con granos, como el pollo y el cerdo.

Lo mejor es que consuma menos de 7 gramos de LA al día, qué es lo que solían consumir nuestros antepasados. Si no está seguro de cuánto LA consume, el rastreador en línea Cronometer lo ayudará a conocer la cantidad exacta.

El rastreador Cronometer le dirá cuánto omega-6 obtiene de sus alimentos, y el 90 % de esa cantidad es LA. Más de 10 gramos de LA podría causarle problemas. Algunas opciones de grasas saludables para cocinar son el sebo, la mantequilla (no la margarina) o ghee.

La siguiente tabla muestra una lista bastante completa de los aceites más populares y su contenido aproximado de LA.36,37,38 En general, las grasas que contienen menos LA (mantequilla y sebo de res) son la mejor opción. Estas excelentes grasas para cocinar no solo contienen menos LA, sino que también proporcionarán vitaminas solubles en grasa como la vitamina A, D y K2. Por su parte, el aceite de coco también contiene muy poco LA pero no proporciona estas importantes vitaminas solubles en grasa que contienen el sebo y la mantequilla.

Casi todos los productos de aceite de oliva y de aceite de aguacate están adulterados

La mayoría de las personas que saben sobre la toxicidad de las grasas omega-6 se preguntan qué tan seguros son el aceite de oliva y el aceite de aguacate. Tan solo en los Estados Unidos, el consumo de aceite de oliva incrementó más de 10 veces en los últimos 35 años.39 Se sabe que las aceitunas y el aceite de oliva producen muchos beneficios, sobre todo para el corazón, pero este no es el caso del aceite de oliva adulterado.

Las pruebas revelan que entre el 60 % y 90 % de los aceites de oliva que venden en los supermercados y utilizan en los restaurantes de los Estados Unidos están adulterados con aceites vegetales de bajo costo, oxidados y ricos en grasas omega-6, como el aceite de girasol o aceite de cacahuate, o bien, se trata de aceites de oliva que no son aptos para consumo humano y que pueden dañar la salud de muchas formas diferentes.40

Esto también incluye a algunos aceites de oliva ” extra virgen”, que se elaboran con aceites de semillas de mala calidad que no mencionan en la etiqueta, por lo que la mayoría de las personas no lograrán distinguir este tipo de productos de un aceite de oliva puro y de alta calidad. Lo más probable es que todo este tiempo haya estado comiendo aceite de oliva de mala calidad o que nunca haya probado un aceite de oliva puro y de alta calidad, por lo que será difícil que pueda distinguirlos.

Lo mismo sucede con el aceite de aguacate. Al igual que el aceite de oliva, muchas personas creen que el aceite de aguacate es muy saludable, pero no es así. En 2020, un estudio demostró que el 82 % de los productos de aceite de aguacate están adulterados, mal etiquetados o son de mala calidad.41

Las personas suelen creer que la Administración de Alimentos y Medicamentos vigila y regula el fraude alimentario, pero eso tampoco es cierto. Sus objetivos principales son asegurarse de que la etiqueta de ingredientes sea precisa y rastrear los brotes de enfermedades que se relacionan con los alimentos.

Por lo tanto, la FDA hace poco en términos de prevenir la venta de alimentos adulterados. Esto hace que diferenciar un producto de buena y mala calidad sea una tarea difícil y, a menos que tenga alguna forma de asegurarse de que el aceite de oliva o de aguacate es 100 % puro y sin adulterar, lo mejor es que los evite por completo.

Los frutos secos y las semillas también deben consumirse con moderación

La mayoría de las personas que se preocupan por su salud creen que los frutos secos y las semillas son alimentos básicos “saludables para el corazón”.42 Sin embargo, la mayoría de los frutos secos y semillas contienen mucho LA. Por ejemplo, el 50 % de la grasa de las nueces se compone de LA.43 La única excepción son las nueces de macadamia.

Por lo tanto, aunque los frutos secos y las semillas no suelen procesarse y son el mejor tipo de grasas omega-6, sí incrementarán sus niveles de LA, y una vez que alcance los 5 gramos de LA al día, sus enlaces comenzarán a oxidarse y producirán peligrosos radicales libres que dañarán su salud.

Por esta razón, si desea reducir sus niveles de LA, debe consumir los frutos secos y las semillas con moderación o incluso eliminarlos por completo. Como se mencionó antes, las nueces de macadamia son la excepción, ya que solo el 2 % de su grasa se compone de LA, eso significa que puede comer de 10 a 30 al día sin incrementar de manera significativa sus niveles de LA.

El LA en los alimentos de origen animal

Aunque los aceites de semillas son una de las fuentes principales de LA, hay algunos alimentos de origen animal que también contienen esta grasa dañina. La leche y la carne de los animales rumiantes, como vacas, búfalos, ovejas, corderos, cabras, ciervos, alces y muchos otros animales de caza, contienen poco LA sin importar lo que coman, esto gracias a que tienen múltiples estómagos con bacterias que pueden convertir el LA en grasas saturadas y monoinsaturadas.

Sin embargo, este no es el caso de los animales con un solo estómago, como los pollos y los cerdos. Entonces, cuando se alimentan con maíz y soya, que son ricos en LA, su carne y huevos también tendrán un alto contenido de esta grasa dañina.44La mayoría de la carne de pollo y cerdo es rica en LA (hasta 25 %). Pero los niveles en los huevos de gallina son aceptables, ya que cada huevo contiene menos de 1 gramo de LA, y eso si suponemos que se alimentan con alimentos comerciales ricos en LA.

De manera curiosa, la diferencia en los niveles de LA entre los rumiantes que se alimentan con pastura y aquellos que se alimentan con maíz y soya es de tan solo un 0.5 %, por lo tanto, desde la perspectiva del LA, no hay mucha diferencia entre la carne de res convencional y la carne de res de animales alimentados con pastura. Dicho esto, siempre es mejor comer productos de animales alimentados con pastura, ya que suelen contener menos glifosato y hormonas.

En resumen, su mejor opción es que obtenga casi toda su proteína de origen animal de los rumiantes, y evitar o limitar el consumo de carne de pollo y cerdo. Mis carnes favoritas son el bisonte y el cordero, pero cualquiera de las opciones que acabo de mencionar funcionará. Lo ideal es que consuma productos orgánicos, y que los animales no reciban alimentos que estén contaminados con glifosato u otros pesticidas.

Los mariscos también contienen LA

Los pescados grasos de agua fría son la mejor fuente de omega 3, incluyendo el salmón salvaje de Alaska, las sardinas, las anchoas, la caballa y el arenque.

Lo mejor es evitar el pescado de piscifactoría, ya que tiene un potencial muy alto de contaminación. A primera vista, el pescado de piscifactoría podría parecer una buena idea para ayudar a proteger a los peces salvajes de la pesca excesiva, pero, en realidad, la industria tiene los mismos problemas que afectan a las operaciones concentradas de alimentación animal (CAFO), incluyendo la contaminación, las enfermedades, la toxicidad y la mala calidad nutricional.

La mayoría de los peces de piscifactorías se alimentan con maíz y soya transgénicos, que no es una alimentación natural para la vida marina y que contiene grasas omega-6 muy peligrosas. Otros se alimentan con harina de pescado, que se sabe que acumula sustancias químicas industriales como el PCB y las dioxinas.

Desde una perspectiva nutricional, a diferencia del salmón salvaje, el salmón de piscifactoría45,46,47 solo contiene la mitad de las grasas omega-3, una cuarta parte de la vitamina D48 y 5.5 veces más omega-6.49,50 Además, el salmón de piscifactoría también se expone a antibióticos y pesticidas.

La carnosina puede ayudar a reducir el daño oxidativo que causa el LA

Con el tiempo, su cuerpo eliminará poco a poco el LA de su cuerpo, pero primero tiene que reducir su consumo. Mientras tanto, hay un suplemento peptídico que se llama carnosina y que puede ayudar a reducir el daño oxidativo que causa el LA.

La carnosina es un dipéptido que produce su cuerpo y que se compone de dos aminoácidos, beta-alanina e histidina. Hace una función de sacrificio cuando hay especies reactivas de oxígeno (ROS) y ALE, lo que significa que estas moléculas dañinas destruyen la carnosina en lugar de las mitocondrias, el ADN o las proteínas.

La carnosina se encuentra en las carnes, y se sabe que comer proteína de origen animal ayuda a incrementar los niveles de este compuesto.51 No se encuentra en ningún alimento de origen vegetal. Por lo tanto, una alternativa sería que recurra a un suplemento. En este caso, la beta-alanina es una mejor opción, ya que es el aminoácido que limita la tasa de formación de carnosina e incrementa los niveles de carnosina de una forma más efectiva. Además, es mucho menos costosa que la carnosina.

Resumen

Lo mejor que puede hacer por su salud y la de toda su familia es eliminar todos los aceites de semillas de su alimentación, ya que esto lo ayudará a prevenir casi todas las enfermedades degenerativas crónicas. Esto significa evitar todos los aceites de semillas e incluso los aceites de frutas como el aceite de oliva y los aceites de aguacate, ya que estos productos suelen adulterarse con aceites de semillas de mala calidad.

Mejor cocine con ghee, mantequilla o sebo de res, y evite todos los alimentos procesados, ya que también suelen ser ricos en aceites de semillas. También evite comer en restaurantes, ya que casi todos utilizan una gran cantidad de aceites de semillas para cocinar y para preparar sus salsas y aderezos. Por último, evite la carne de pollo y cerdo. Convierta el bisonte y el cordero en sus principales fuentes de carne.

Fuentes y Referencias

Imagen de Honglin Mu en Pixabay

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