Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, 29 de marzo de 2023.

La revista científica The Lancet, una de las más prestigiosas en el mundo, publica esta semana tres series enfocadas en las prácticas depredatorias que han venido imponiendo grandes corporaciones globales al introducir al mercado productos que están dañando masivamente la salud de la población mundial y la del planeta. The Lancet llama a detener el sistema patológico que han creado estas corporaciones generando enormes ganancias para ellas, a costa de la salud de la población mundial y el planeta.

En las tres series que publica The Lancet, dedicadas a los llamados “Determinantes Comerciales de la Salud” y en las que colaboraron una larga lista de expertos internacionales, se expone cómo estas corporaciones, como las del tabaco, el alcohol y los ultraprocesados, entre otras, han seguido estrategias muy similares para capturar a los gobiernos, a sus políticas públicas, para poder seguir con sus prácticas depredatorias permitiéndoles incrementar sus enormes ganancias y aumentando los impactos en salud de la humanidad y los daños a la Tierra.

Estas series de The Lancet contienen mensajes urgentes, dirigidos a las y los políticos, tomadores de decisiones, legisladores, académicos y organizaciones sociales para que protejan fuertemente la gobernanza, las políticas, las regulaciones, la ciencia, de la interferencia de estas corporaciones. Es un fuerte llamado a evitar el conflicto de interés en las políticas de salud, en la ciencia misma. Se llama a poner un alto al maquillaje que realizan estas corporaciones a través de actos filantrópicos para aparentar que están preocupadas y actúan a favor de la sociedad, del medio ambiente. A poner un alto a las colaboraciones que realizan con los gobiernos para neutralizarlos y volverlos sus cómplices.

Basta realizar algunas citas a esta serie que marcarán un antes y un después, el maquillaje ya no puede mantenerse. Para exponer el mayor daño a las naciones llamadas “menos desarrolladas” The Lancet explica: “Se ha demostrado que las industrias de productos básicos poco saludables extraen ingresos y externalizan sus daños a los países de ingresos medios y bajos, transfiriendo riqueza e ingresos a una pequeña élite de accionistas e inversores institucionales con sede abrumadoramente en países de altos ingresos, una tendencia que aumenta desde la década de 1970. Durante un período similar, pero en todo el sector corporativo en general, la compensación ejecutiva ha aumentado exponencialmente, mientras que los trabajadores típicos han visto estancarse los salarios y las condiciones se deterioran. El aumento de los contratos precarios ha afectado la salud mental y física, incluidas las tasas más altas de COVID-19”.

El poder de estas corporaciones se puede representar a través de una red enorme de tentáculos con individuos e instituciones a sus servicios, desde legisladores, funcionarios públicos, medios de comunicación y dinero fluyendo en todas direcciones. Incluso, organizaciones civiles financiadas por estas corporaciones que les sirven para bloquear las políticas que afectan sus intereses, para reforzar la narrativa de que estas corporaciones no son parte del problema y sí de la solución, para presentar sus migajas de inversiones caritativas en proyectos sociales. Basta invertir en una docena de proyectos comunitarios para abasto de agua para realizar una publicidad multimillonaria y ocultar que son los mayores extractores de agua, como lo hace Coca-Cola. O unos programas para instalar lactarios muestras con su intenso mercadeo provocan un mayor consumo de fórmulas lácteas desplazando la lactancia materna, como hace Nestlé.

“Está bien establecido que un pequeño número de industrias cuyos productos primarios son perjudiciales, las llamadas industrias de productos básicos poco saludables, han provocado muchos de los mayores problemas de salud del mundo, incluida la creciente carga de enfermedades no transmisibles (ENT) y la emergencia climática. De hecho, los productos de sólo cuatro industrias ya representan al menos un tercio de las muertes prevenibles mundiales cada año y probablemente mucho más”, señala la serie The Lancet refiriéndose a las industrias del tabaco, el alcohol, los ultraprocesados y el petróleo.

En el resumen de la serie que lleva por título “Determinantes comerciales de la salud: direcciones futuras” se establece que:

Ninguna solución única puede erradicar los daños de los determinantes comerciales de la salud: los modelos comerciales, las prácticas y los productos de los actores del mercado que dañan la equidad en salud y la salud y el bienestar humano y planetaris. Pero la evidencia muestra que los modelos económicos progresistas, los marcos internacionales, la regulación gubernamental, los mecanismos de cumplimiento para las entidades comerciales, los tipos de negocios regenerativos y los modelos que incorporan objetivos de salud, sociales y ambientales, y la movilización estratégica de la sociedad civil ofrecen posibilidades de cambio sistémico y transformador, reducen los daños derivados de las fuerzas comerciales y fomentan el bienestar humano y planetario”.

 Y la frase final de este párrafo es contundente:

“En nuestra opinión, la cuestión de salud pública más básica no es si el mundo tiene los recursos o la voluntad para tomar tales acciones, sino si la humanidad puede sobrevivir si la sociedad no hace este esfuerzo”.  

Imagen de Quartzla en Pixabay

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