Por Dr. Mercola, Mercola, 08 de diciembre de 2022.

HISTORIA EN BREVE

  • Las personas con mayor cantidad de grasa abdominal pueden tener menor inteligencia fluida conforme envejecen, mientras que las personas con mayor masa muscular podrían estar mejor protegidas contra tal deterioro
  • Las mujeres con mayor masa muscular fueron propensas a presentar mejores puntuaciones en inteligencia fluida durante el lapso de la investigación
  • Los estudios previos han relacionado la obesidad en la mediana edad con cambios en la memoria a corto plazo y función ejecutiva, mayor riesgo de deterioro cognitivo leve y demencia
  • Hacer ejercicio con regularidad para desarrollar la masa muscular y evitar la obesidad, al igual que llevar una dieta cetogénica para mantener un peso corporal saludable, podrían servir de apoyo para la salud cerebral a medida que envejece

Por el Dr. Mercola

Conforme envejece, mantener una buena condición física va mucho más allá de la simple estética. Cada vez más investigaciones demuestran que desarrollar mayor masa muscular y mantener niveles saludables de grasa corporal pueden influir en la salud cerebral e incluso en la tasa de envejecimiento cognitivo.1

Por ejemplo, se sabe que padecer obesidad en la mediana edad y en los primeros años de la tercera edad se relaciona con un mayor envejecimiento cognitivo.1

Asimismo, la cantidad de grasa y músculo que tenga podría ser un factor más determinante en el deterioro de la inteligencia fluida a lo largo del tiempo, en comparación con la edad cronológica.

La edad cronológica, es decir, la edad relacionada con los años vividos, es solo una medida numérica, pero su verdadera edad es su edad biológica, que va en función de sus hábitos y elecciones de vida, al igual que los factores de riesgo modificables, como los niveles de grasa y masa muscular.

Si bien muchas personas son propensas a perder masa muscular y acumular grasa por el envejecimiento, esto podría combatirse ampliamente al hacer actividades continuas y alimentarse de forma adecuada, con elecciones de estilo de vida que influyan de manera significativa en su función cognitiva.

Proteja su salud cerebral al desarrollar más masa muscular y acumular menos grasa

Un estudio de seis años de duración, realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Iowa, analizó los datos de 4431 adultos para comparar sus niveles de masa muscular magra, grasa abdominal y grasa subcutánea con los cambios en su inteligencia fluida y capacidad para resolver problemas en circunstancias nuevas.2,3

Los participantes con mayor cantidad de grasa abdominal exhibieron un menor nivel de inteligencia fluida conforme envejecían, mientras que quienes tenían mayor masa muscular estaban más protegidos contra tal deterioro. De hecho, a lo largo del período de investigación, las mujeres con mayor masa muscular fueron más propensas a presentar mejores puntuaciones en inteligencia fluida.

El coautor del estudio, Auriel Willette, profesor asistente de ciencias de los alimentos y nutrición humana en la Universidad Estatal de Iowa, expresó en un comunicado de prensa lo siguiente:

“Aparentemente, la edad cronológica no constituye un factor relacionado con el deterioro de la inteligencia fluida conforme avanza el tiempo. Al contrario de la edad biológica, que está asociada con la cantidad de masa muscular y grasa”.4

De igual manera, la investigación reveló un vínculo entre el sistema inmunológico y la forma en que los cambios en los niveles de grasa influían en la capacidad cognitiva.

Las investigaciones previas sugieren que tener un mayor índice de masa corporal (IMC) podría estimular aún más la actividad del sistema inmunológico en el torrente sanguíneo, que a su vez activa el sistema inmunológico cerebral, con resultados negativos en la función cognitiva.5

Este estudio también demostró que los cambios ocurridos en los glóbulos blancos llamados linfocitos y eosinófilos explicaban el vínculo entre el deterioro de la inteligencia fluida y los niveles de grasa abdominal en las mujeres.

En el caso de los hombres, otro tipo de glóbulo blanco, denominado como basófilo, estaba relacionado con aproximadamente la mitad de la conexión entre los niveles de grasa e inteligencia fluida.6

Según expresaron los investigadores, “Los linfocitos, eosinófilos y basófilos podrían vincular la adiposidad con los resultados cognitivos”.7Una investigación similar ha revelado que las personas con exceso de peso y obesidad exhibían mayor deterioro cerebral en la mediana edad, lo que se relaciona con un envejecimiento de 10 años en la edad cerebral.8

Efectos de la obesidad en la salud cerebral

La obesidad puede causar múltiples efectos en la salud cerebral, incluso en la condición física. Las personas con obesidad podrían presentar menor volumen de materia gris en algunas regiones cerebrales, como el hipocampo, la corteza prefrontal y otras regiones subcorticales. A su vez, el deterioro del hipocampo se ha relacionado con la enfermedad de Alzheimer.9

La materia gris es la capa externa del cerebro que se relaciona con las funciones cerebrales de alto nivel, como la opinión, planeación, personalidad, memoria, lenguaje y resolución de problemas.

Incluso, en personas de edad avanzada con una capacidad cognitiva normal, la obesidad se ha relacionado con menores niveles medibles del volumen cerebral en los lóbulos frontales, circunvolución cingulada anterior, hipocampo y tálamo, en comparación con las personas con un peso normal.10

Otros estudios adicionales, publicados en la revista Radiology, encontraron que la obesidad podría causar trastornos en la estructura cerebral, al fomentar la contracción de ciertas regiones en el cerebro.11 En la población masculina, el menor volumen de materia gris en el cerebro se asoció con porcentajes elevados de grasa corporal total.

En especial, un porcentaje 5.5 % mayor de grasa corporal total se relacionó con un volumen 3.162 mm3 menor de materia gris.

En los hombres, el porcentaje 5.5 % mayor de grasa corporal total también se asoció con un volumen 27 mm3 menor del globo pálido, lo cual también se observó en las mujeres. En las mujeres, un porcentaje 6.6 % mayor de grasa corporal total se relacionó con un volumen 11.2 mm3 menor del globo pálido.

El globo pálido es una región cerebral que desempeña un rol fundamental como apoyo en numerosas funciones, incluyendo la ejecución, cognición y motivación.12Asimismo, la obesidad se relacionó con cambios en la microestructura de la materia blanca, que podrían asociarse con la función cognitiva.13

En cuanto a la función cognitiva, también existe una fuerte conexión entre el deterioro de esta función y la obesidad, así como con otros trastornos cerebrales, como la depresión, demencia y ansiedad. Además, las investigaciones previas han relacionado la obesidad en la mediana edad con los cambios en la memoria a corto plazo y en la función ejecutiva, demencia y mayor riesgo de deterioro cognitivo leve.14

La salud cerebral puede ser afectada por enfermedades relacionadas con la obesidad

La obesidad también puede afectar a la salud cerebral por medio de algunas enfermedades relacionadas, como la diabetes, aterosclerosis y enfermedades cardíacas, que podrían generar sus propios efectos perjudiciales en la función cerebral. Por ejemplo, como señala la revista Frontiers in Neuroscience:15

“Los problemas vasculares derivados de la obesidad y de las enfermedades sistémicas, como la arteriosclerosis y aterosclerosis, pueden influir en el flujo sanguíneo constante de los vasos cerebrales, lo que podría contribuir al deterioro cognitivo o incluso favorecer los derrames cerebrales, que pueden causar la muerte de grandes zonas cerebrales hasta la interrupción del flujo de sangre en alguna arteria cerebral importante por la formación de un coágulo sanguíneo”.

La obesidad podría ser un factor de riesgo crucial en el desarrollo de la diabetes, y padecer esta enfermedad durante la mediana edad puede relacionarse con un deterioro cognitivo 19 % mayor a lo largo de 20 años, en comparación con no padecerla.16 Incluso, las personas con prediabetes exhibieron un deterioro cognitivo mucho mayor que quienes no la padecían.

Según señalaron los investigadores, de hecho, “Los estudios epidemiológicos han relacionado la diabetes mellitus tipo 2 con la demencia y el deterioro cognitivo, con la hiperglucemia y resistencia a la insulina, como los probables conectores del mecanismo”.17

Y para concluir todas estas conexiones, comer comida chatarra altamente procesada podría elevar el riesgo de obesidad y generar niveles normales pero elevados de azúcar en la sangre, que también podrían deteriorar el metabolismo de la glucosa y promover la diabetes tipo 2. La contracción del volumen total del cerebro se ha relacionado con la diabetes y los niveles más altos de glucosa en ayunas.18

Por lo tanto, el deterioro del metabolismo de la glucosa se ha asociado con el deterioro de la función cognitiva por la neurodegeneración. Pero este vínculo podría comenzar mucho antes de la vejez, por lo que seguir un estilo de vida saludable durante la vida adulta podría proteger contra el deterioro cognitivo posterior.19

El vínculo con la inflamación

La obesidad podría causar una inflamación crónica, que si ocurre en el cerebro (neuroinflamación), podría dañar la neurogénesis, es decir, la capacidad de adaptación cerebral y creación de nuevas células en el cerebro.

De igual forma, está relacionada con trastornos neurodegenerativos, como la enfermedad de Alzheimer (EA), y según han señalado, “La obesidad podría fungir como un iniciador o amplificador de la inflamación crónica observada en pacientes con alzhéimer”.20

Asimismo, los niveles más elevados de los marcadores inflamatorios se han relacionado con un menor volumen cerebral, junto con un “mayor deterioro por el envejecimiento”.21 El exceso de grasa corporal, en particular la grasa visceral, también está relacionada con la liberación de proteínas y hormonas que pueden causar inflamació, al igual que podrían dañar las arterias y acceder al hígado, lo que afectaría la forma en que se descomponen los azúcares y grasas en el cuerpo.

De acuerdo con un estudio de Annals of Neurology, “Las hormonas derivadas del tejido adiposo, como la adiponectina, leptina, resistina o grelina, también podrían estar involucradas en la conexión entre el tejido adiposo y deterioro cerebral”.22

Además, la obesidad podría estar asociada con la contracción en el volumen de algunas regiones cerebrales que regulan los circuitos de recompensa alimenticia, lo que podría influir en el excesivo consumo de alimentos.23

El cerebro podría beneficiarse con el entrenamiento de fuerza

Aunque la obesidad puede afectar al cerebro, desarrollar más masa muscular podría protegerlo, por lo que tal vez esta sea una de las razones por las que el entrenamiento de fuerza ha demostrado beneficiar al cerebro. Es decir, la fuerza física del cuerpo podría fungir como un marcador de la potencia cerebral.

De hecho, el entrenamiento de fuerza podría promover procesos neurobiológicos beneficiosos, que podrían generar cambios positivos en la función cerebral, incluso en el lóbulo frontal, lo que también puede generar mejoras correspondientes en la función ejecutiva.24

Incluso, una revisión sistemática demostró que el entrenamiento de fuerza podría disminuir el deterioro de la sustancia blanca del cerebro, por lo que los investigadores indicaron lo siguiente:25

“En conjunto, durante el proceso de envejecimiento, puede ocurrir un deterioro sustancial en la fuerza muscular y, en particular, en los músculos de las extremidades inferiores; por lo tanto, la evidencia acumulada sugiere que una menor fuerza muscular podría estar relacionada con un menor rendimiento cognitivo.

Por ende, al parecer los ejercicios de resistencia (fuerza [solo una sesión de ejercicio de resistencia, también conocido como ejercicio intenso]) y el entrenamiento de resistencia (fuerza [más de una sesión de ejercicio de resistencia, también conocido como ejercicio crónico]) son actividades alentadoras para asegurar el mantenimiento de la función física y cognitiva durante el envejecimiento”.

Además de otros tipos de ejercicio y actividad diaria, el entrenamiento de fuerza regular es una estrategia importante para mantener la agudeza mental y ayudar a compensar parte del deterioro cognitivo causado por el proceso de envejecimiento.

Implemente la dieta cetogénica para evitar la obesidad y proteger su cerebro

Si bien la obesidad podría acelerar la neurodegeneración, hacer ejercicio con regularidad para desarrollar mayor masa muscular podría generar un efecto protector. Adicionalmente, llevar una dieta cetogénica puede ayudarle a proteger el cerebro del daño causado por los radicales libres y proporcionar el combustible preferido por las células, mientras le ayuda a evitar la obesidad y perder peso.

La dieta cetogénica incluye un alto contenido de grasas saludables y es baja en carbohidratos netos (carbohidratos totales sin fibra), lo cual puede promover la quema de grasas como combustible principal, en vez de utilizar azúcares.

Esto puede crear cetonas, que pueden quemarse con mayor eficacia y constituyen un combustible superior para el cerebro. Las cetonas también podrían generar menor cantidad de especies reactivas del oxígeno (ROS) y disminuir el daño causado por los radicales libres.

Una de las intervenciones más sencillas que puede utilizar son los precursores de cetonas, como los aceites MCT refinados de ácido caprílico (C-8). Las grasas con ocho cadenas de carbono pueden convertirse en cetonas más fácilmente.

En lo personal, utilizo hasta 5 onzas de aceite MCT para la energía cetogénica cuando requiero de una fuente de grasas saludables y limpias, y cuando he excedido mi consumo de proteínas y carbohidratos. Con esto puedo mantener alrededor de 1 a 2.0 mmol/l de cetonas. Debe comprender que es necesario aumentar paulatinamente a una dosis alta de aceite de MCT o podría producir heces blandas.

Las últimas investigaciones también han demostrado que aplicar la cetosis nutricional podría beneficiar la salud cerebral. En uno de estos estudios, los investigadores encontraron que llevar una dieta cetogénica mejoraba la función neurovascular, a través del mejoramiento del microbioma intestinal.26

En otro estudio realizado en animales, los investigadores concluyeron que llevar una dieta cetogénica actuaba como una verdadera “fuente de la juventud”, ya que mejoraba las funciones neurovasculares y metabólicas de forma significativa, en comparación con los animales que llevaban una alimentación ilimitada.27

Cuando el torrente sanguíneo recibe cetonas puede ayudar a mantener la función cerebral, así como proteger contra el deterioro cognitivo y otras enfermedades neurodegenerativas.28

Mi protocolo ‘KetoFast’, el programa que desarrollé y que abordo en mi libro El poder del Keto ayuno, combina la dieta cetogénica con el ayuno intermitente y un ayuno parcial en lapsos, para optimizar la salud y promover la longevidad.

Mi protocolo no solo podría ayudarle a perder peso, sino que por lo general puede ayudar a mejorar la capacidad cognitiva gracias a la limpieza y regeneración biológica en el cerebro y el cuerpo entero.


A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.