Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, 05 de octubre de 2022.

La realidad rebasa la ciencia ficción, rebasa las pesadillas, las distopías, sobre el futuro de la humanidad de George Orwell, 1984 y de Aldous Huxley, Un Mundo Feliz.

Parece una broma, una broma macabra, el anuncio de que la 27ª Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP 27) será patrocinada por Coca-Cola. Es decir, una de las corporaciones globales que ha provocado graves externalidades para la humanidad en cuanto a lo que se refiere en daños a la salud y en contaminación plástica, tiene el poder de establecerse como patrocinadora de las negociaciones que las naciones del mundo tendrán en Egipto, en noviembre próximo, sobre Cambio Climático.

Se ha documentado plenamente como esta corporación ha invertido una gran cantidad de recursos en tratar de ocultar los daños a la salud que genera su producto (https://n9.cl/qyraq ) y en bloquear las políticas de salud pública recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para reducir su consumo, como lo son impuestos, prohibiciones a su presencia en escuelas y el desarrollo de etiquetados de advertencia en los productos (https://n9.cl/d0raz ).

En relación al impacto ambiental de la empresa Coca Cola se ha destacado que es la principal contaminadora del Planeta por plásticos, levantándose diversas acciones legales en contra de sus campañas engañosas que buscan generar la percepción entre los consumidores de que el problema se resuelve reciclando y que la empresa lo está haciendo. Las cifras reportadas por la misma empresa muestran lo contrario, se recicla en México menos del 20 por ciento del plástico que introducen al mercado a través de sus botellas y los números son similares en el resto del mundo. Además de ocultar que el reciclaje no es eficiente, hay una degradación en los plásticos reciclados que no permite volver a fabricar una botella con 100 por ciento de plástico reciclado, por lo que se requiere de plástico virgen. Además, de que es un absurdo insostenible que, para hidratarse con el equivalente a dos vasos de agua, se requiera fabricar, transportar, desechar, recolectar, reciclar e incorporar nuevo plástico virgen.

El hecho de que se normalice que una empresa como Coca- Cola patrocine la Conferencia de las Partes sobre Cambio Climático es un ejemplo de la distopía que vivimos, “un mundo indeseable”.  Si la Organización de las Naciones Unidas ha fracasado en implementar las medidas para enfrentar el cambio climático que avanza como la peor amenaza para la humanidad, el patrocinio de Coca-Cola a la COP 27 es ya la mayor expresión de la claudicación de todo objetivo congruente, del nivel de maquillaje al que hemos llegado, en el que las apariencias, la generación de percepciones, es más importantes que las acciones reales para enfrentar las amenazas. Se trata del mundo del espectáculo que, a partir de repetirse una y otra vez, va perdiendo su brillo.

El maquillaje de las corporaciones a través del patrocinio de “buenas acciones”, una práctica común entre las corporaciones que generan daños a la sociedad y el planeta desde hace decenios, se ha dado por parte de la industria de la chatarra y las bebidas endulzadas en los eventos deportivos. Las Olimpiadas han sido un objetivo de patrocinio de estas corporaciones que llevaron a fuertes críticas contra el Comité Olímpico Internacional.

McDonald’s que había sido patrocinador del Comité Olímpico de los Estados Unidos desde 1976 y socio desde 1996 del Comité Olímpico Internacional terminó su patrocinio de las Olimpiadas declarando que estaba cambiando sus estrategias de mercadotecnia. Sin embargo, trascendió que el propio Comité estaba muy sensible a las presiones en contra de este patrocinio que representaba una contradicción con los supuestos éticos de promoción del deporte y la vida saludable.

Patrick Nally, que ayudó al Comité Olímpico Internacional a construir su modelo de financiamiento dio una versión totalmente diferente sobre la salida de McDonald ‘s. Señaló que la relación entre McDonald’s y el COI se había mantenido bajo una presión constante por la creciente preocupación pública sobre la relación entre la comida rápida y la epidemia de obesidad.

Sin duda, el mayor patrocinio que realiza Coca-Cola es el de la Copa Mundial de Fútbol. Y éste inicia pronto, lo veremos en Ciudad de México acompañado por nuestra Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, con el tour del trofeo de la Copa Mundial de la FIFA por Coca-Cola. Así es oficialmente llamado: “Tour del Trofeo Mundial de la FIFA por Coca Cola”, lanzado en Dubái en mayo y que visitará 32 naciones clasificadas para este evento internacional.

La realidad supera la distopía, un mundial de Fútbol patrocinado por una empresa cuyo producto insignia ha contribuido significativamente a la epidemia global de sobrepeso, obesidad y diabetes y, al mismo tiempo, es el mayor generador de basura plástica que ya se encuentra en forma de microplásticos en las cadenas alimenticias, como en gran cantidad de pescados que consumimos.

Y no queda ahí, la Copa Mundial se realiza en Qatar, país donde se estima han muerto al menos 6500 trabajadores migrantes provenientes de India, Bangladesh y Nepal y donde los derechos de las mujeres son violados de forma sistemática.

El caso de la mexicana Paola Schietekat, de 27 años, que viajó a Qatar a principio de 2020 para trabajar en la organización de la Copa del Mundo es ejemplar de la violación de los derechos de las mujeres. Al ser víctima de una agresión acudió ante las autoridades a presentar la denuncia. El caso dio la vuelta y fue acusada del delito de “sexo extramarital” establecido en la ley islámica sharia. La pena que se le estableció fue de 7 años de prisión y 100 latigazos, la cual podría evitar si contrajera matrimonio con su agresor.

Las condiciones de Qatar, la situación del deterioro de la salud de la población global y la crisis ambiental-climática, ¿no nos deberían llevar, mínimamente, a que estos eventos internacionales se realizarán en naciones que cumplieran con un mínimo de respeto a los derechos humanos y fueran patrocinados por organismos que no tuvieran conflicto de interés, que no los utilizaran como forma de maquillajes social y ambiental para continuar con sus prácticas depredadoras? Esperemos que podamos avanzar como en el caso de McDonald’s que fue retirado de las Olimpiadas por una mayor consciencia de la población sobre los daños de la comida chatarra, que así fuera con Coca-Cola, con Qatar, que un mínimo de congruencia guiara a los organismos internacionales.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.