Por elcampesino, elcampesino.co, 18 de agosto de 2022.

En los escenarios actuales se hacen recurrentes propuestas positivas para la agricultura, como disminuir el uso de productos químicos, la ingesta de alimentos sanos y la redignificación de los habitantes rurales. Sin embargo, poco se conoce que la mayoría de estas conductas, se encuentran agrupadas en una propuesta, considerada por algunos un movimiento social y humano.

En el caso de la agroecología como disciplina del conocimiento, se ha avanzado de forma valiosa en las décadas recientes, de este modo, se buscará tratar su dimensión social y participativa más que sus postulados teóricos, pues estos gozan de un rigor y riqueza inigualables desarrollados por académicos en diversos territorios del mundo.

Al mismo tiempo, existe un consenso en torno a la definición de este concepto en su dimensión técnica, como un conjunto de prácticas que analizan y orientan la forma en que los diferentes componentes de un agroecosistema interactúan y aportan innumerables ventajas.

Por otro lado, la dimensión social de la agroecología, se refiere a un movimiento que tiene como características el mercadeo justo, la construcción de los saberes desde las bases campesinas y la importancia de la identidad cultural de los territorios. Así lo abordamos en el presente artículo.

La corriente agroecológica se alimenta de los saberes y conocimientos de base, ancestrales y tradicionales, brindando un lugar privilegiado para aquella población campesina que ha habitado la ruralidad desde los inicios de las sociedades, además, busca mantener vigentes las luchas sociales y los movimientos en pro del bienestar familiar campesino.

¿Cómo la agroecología puede aportar a nuestra vida? 

Adoptar prácticas de producción y consumo agroecológico es coherente con la inclinación hacia la conservación ambiental que tanto anhelamos, y también proporciona capacidades autónomas en las comunidades, pues no hay dependencia de la producción agrícola industrial y de la transformación de materias primas.

Así alcanzamos la soberanía alimentaria para elegir qué comer y para producirlo bajo nuestros medios tradicionales. De manera general, se tiende a confundir o desdibujar esta corriente de pensamiento y modo de vida con las agriculturas alternativas como la agricultura orgánica, la agricultura ecológica o la agricultura biodinámica.

Es innegable que todas comparten determinados cimientos semejantes, no obstante, la agroecología involucra un carácter integral y una conjunción entre ciencias sociales y naturales, que hacen de sus instrumentos mejores canales interpretativos.

El futuro de este movimiento es promisorio, pues las crisis económicas, ambientales y de salud mundial han marcado un camino donde la agroecología podría participar de manera más activa en las agendas gubernamentales. Equilibrio climático, comercialización justa, soberanía alimentaria, equidad y bienestar social son algunos de los muchos beneficios que trae consigo esta propuesta.

Por: Andrés Madrigal. Estudiante de Mgtr. en Gestión y Desarrollo Rural.

Editor: Karina Porras Niño. Periodista – Editora. 

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.