Por Marcha y Acción por la Biodiversidad, Biodiversidad LA, 30 de mayo de 2022.

Desde las organizaciones y colectivos socioambientales solemos referirnos al extractivismo como una forma de saqueo de los territorios y las dinámicas comunitarias. Desde el momento de la Conquista y la configuración de los países en la estructura económica mundial, se han definido actividades que para ser llevadas a cabo se apropian de la naturaleza, sus sujetos y su sabiduría, en función de la demanda de los países centrales y de las corporaciones. De esta manera, podemos pensar en muchos territorios como “zonas de sacrificio”, donde las ganancias económicas se han priorizado sobre los bienes comunes y las personas, causando violaciones de los derechos humanos, degradación ambiental y de los entramados sociales.

Ante estos proyectos localizables en nuestras venas abiertas, se dan un sinnúmero de disputas, gestiones comunitarias, resistencias organizadas y alternativas para defender los territorios, los bienes comunes y una nueva forma de vida digna. Y no es casual que quienes cuidan, organizan y ponen el cuerpo sean mujeres, integrantes de comunidades indígenas, campesinas, de colectivos plurales. Porque como bien sostienen, no se trata solamente de pelear contra los proyectos mineros y agroindustriales, sino también de concebir una forma de habitar estos territorios. En definitiva, de llevar a cabo una lucha profunda por la vida.

A partir de ahí, Acción por la Biodiversidad y Marcha Noticias nos embarcamos en este viaje alrededor del Sur Global para escuchar, replicar y difundir las voces de las defensoras de la vida. Ellas cuidan la memoria, abrazan el ser colectivo y construyen las respuestas al saqueo de nuestros cuerpos-territorios. En sus relatos de esperanza tejen las resistencias territoriales con urgencia la defensa de los derechos de los pueblos y de la madre tierra.

Las defensoras resisten pero también construyen —en sus territorios, en las instituciones y en las comunidades— esos nuevos mundos que anhelamos para el buen vivir. Desde sus experiencias situadas y sentidas están pariendo, todos los días, “una política que coloca la vida en el centro”, como sintetiza la defensora y candidata colombiana a vicepresidenta por el Pacto Histórico, Francia Márquez Mina.

Partimos de las reflexiones de la defensora de los ríos, Berta Cáceres Flores, quien en 2014 ya advertía la necesidad de proteger la vida: “¡Despertemos humanidad, ya no hay tiempo!”. Dos años después, el feminicidio político de la defensora de los ríos y lideresa del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), constituye un punto de inflexión en el reconocimiento de las defensoras de los territorios del Sur Global.

Berta, junto con la comunidad del Río Gualcarque, se oponía a la construcción del proyecto hidroeléctrico “Agua Zarca” de la corporación DESA en su territorio, y por eso fue asesinada por un grupo de sicarios contratados por esta misma empresa, en complicidad con el Estado hondureño.

Desde aquel asesinato en 2016 a la actualidad, los pueblos de Abya Yala han evidenciado diferentes amenazas y ataques vinculados con el avance sobre los territorios de los proyectos extractivistas, que traen consecuencias a las que se suman las de la crisis sistémica que expuso la pandemia de Covid-19 y la crisis climática.

Una de las personas que continuó el legado de Berta en Honduras es Miriam Miranda, a quien conocimos en 2017 y que es parte de este proyecto. Ella es la coordinadora general de la Organización Fraternal Negra Hondureña (Ofraneh) y defensora de los territorios, con una larga trayectoria en la lucha por los derechos de los pueblos indígenas, afros y de las mujeres. Miriam es representante del pueblo garífuna al que pertenece, un pueblo afroindígena ubicado en la Costa Atlántica de Honduras que cuenta con 41 comunidades y abarca, también, territorios en Belice, Guatemala y Nicaragua.

Continuando por Centroamérica, una región que ha servido históricamente como laboratorio de pruebas de políticas neoliberales, conocimos a Aura Lolita Chávez Ixcaquic, Lolita, lideresa del pueblo maya quiché. La trayectoria construida a través de los varios diálogos e intercambios que sostuvimos con ella muestra la existencia de un mecanismo de persecución y criminalización de quienes cuidan la vida de los pueblos. La elegimos como defensora de los territorios, la sanación y las redes de la vida para repensar, desde los feminismos comunitarios, la descolonización de nuestras prácticas.

Las defensoras que integran nuestras entrevistas intervienen en todos los ámbitos. No sólo desde los territorios, condición que consideramos fundamental e impostergable, sino también desde las instituciones. Es que todos los ámbitos son terreno de disputa, como lo demuestra Francia Márquez Mina, defensora medioambiental y activista de derechos humanos, ganadora del Premio Ambiental Goldman, al igual que Berta Cáceres. Ella integra la lista electoral Pacto Histórico como candidata a vicepresidenta, junto con Gustavo Petro, de cara a las elecciones presidenciales en Colombia. Francia es de las que portan un liderazgo a la altura de la historia de su pueblo —y es consciente de ello.

“Que tu privilegio no nuble tu empatía” fue una de las frases que se leyó en las calles como expresión de las movilizaciones sociales que acompañaron el Paro Nacional que comenzó el 28 de abril de 2021 en Colombia, en contra de la reforma tributaria propuesta por el gobierno de Iván Duque. “Hay un pueblo dispuesto a luchar, y eso me llena de esperanzas”, dijo Francia cuando conversamos con ella ese año, antes de saberse la amplia ventaja que al día de hoy detenta la lista electoral encabezada por Petro.

Pero las defensoras no sólo cuidan la tierra, sino que la trabajan y la reclaman. Tal es el caso de nuestra quinta entrevistada. Nélida Almeida es una joven trabajadora de la tierra de la provincia de Misiones y forma parte de Productores Independientes de Puerto Piray (PIP), una organización que reúne a más de 70 familias productoras que hoy integran la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT). Una lucha histórica de la UTT es por el acceso a la tierra para que familias, productoras y productores en pequeña escala puedan, mediante un crédito asequible, tener la titularidad de la tierra para trabajarla y vivir en condiciones dignas. Lucha que también lleva Bernarda Pesoa en Paraguay, del pueblo qom, e integrante de la Coordinadora Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Conamuri), a quien conocimos en 2018.

Estos nombres y estas historias son sólo una muestra de todas las voces que traemos a colación en el proyecto “Defensoras: la vida en el centro”. Esperamos, a través de sus relatos, mostrar el hilo invisible que tejen sus luchas y resistencias a lo largo y ancho del Sur Global. Desde los territorios, organizadas, las mujeres que conforman esta serie proponen un proyecto distinto al del capital concentrado: uno que ponga la vida en el centro.

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Imagen de M. Meyer en Pixabay 
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