Por Dulce Olvera, Sin Embargo, 29 de enero de 2022.

Entre los cerros que abrazan a San Mateo Xalpa, en la Alcaldía Xochimilco, se observan áreas grisáceas. Las anomalías en la implementación del programa de reforestación Altépetl del Gobierno de la Ciudad de México en ese pueblo originario no sólo han provocado incendios forestales, sino también muerte de vegetación sembrada hace dos años y el desbordamiento de las aguas negras del río Santiago sobre casas aledañas, como lo han documentado brigadistas comunitarios.

—¡No nos olviden! —gritó una adulta mayor que barría afuera de su hogar, inundado en agosto de 2020 por la ausencia de mantenimiento en la barranca que acumuló basura y sedimentos.

Aquel año la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum Pardo acudió para otorgar apoyos de vivienda y para enfermedades derivadas. Hace unos días, la señora creyó que la prensa eran autoridades para hacer labores de limpieza.

Para que la reforestación en uno de los pulmones de la capital continúe de forma adecuada, brigadistas del núcleo agrario del pueblo xochimilca han alertado las irregularidades y la suspensión del apoyo a la titular de la Comisión de Recursos Naturales y Desarrollo Rural (Corenadr) de la Secretaría de Medio Ambiente local, Columba López Gutiérrez, e incluso en persona a la Secretaria de Medio Ambiente, Marina Robles García.

Pero de 2019, cuando fue la transición del programa Profase, a la fecha, no han recibido una respuesta satisfactoria. SinEmbargo pidió una entrevista con Corenadr, pero hasta el cierre de esta edición no se concretó.

El programa Altépetl busca conservar los agroecosistemas del suelo de conservación en localidades con niveles de pobreza alta, a través de apoyos de equipo de trabajo, seguro médico y 6 mil pesos a los brigadistas para la vigilancia, barrancas y conservación comunitaria de núcleos agrarios de pueblos originarios del sur de la Ciudad.

Aunque en 2021 tuvo un incremento presupuestal a mil millones de pesos, las transferencias monetarias suelen atrasarse, lo que afecta a las familias que viven al día y al resto de la Ciudad de México que se beneficia del agua y aire limpia de la zona boscosa, afirmaron brigadistas de San Mateo Xalpa.

“Veníamos las brigadas trabajando con Profase. Pero no hubo continuidad y de finales de 2018 a 2019 los apoyos se dejaron de dar, no hubo un acercamiento con los núcleos agrarios”, dijo el brigadista Ricardo Márquez.

En los últimos dos años, sobre todo en enero-marzo, la frecuencia de incendios forestales ha sido más activa porque, explicó el biólogo, sin equipo ni apoyo suficiente no se pueden atacar los conatos de incendio, explicó.

Márquez también cuestionó que no se consideró la opinión de los núcleos agrarios para conformar las reglas de operación del programa, hubo brote de COVID-19 en el vivero de Corenadr y, además, los funcionarios de la Comisión han discriminado a algunos brigadistas al comentar que no pueden laborar por su edad.

El brigadista Pablo Mendoza agregó que tampoco existe vigilancia, lo que resultó en la expansión de asentamientos irregulares en los cerros Tepepatlaxco, Tzompolli y Huixtocle que a su vez también provocan incendios por la quema de basura o fogatas en la vegetación seca.

“En lugar de estimular el trabajo de cuidado de medio ambiente o trabajo de terrenos de cultivo, prolifera la ayuda con materiales de construcción, tinacos y acarreo de gente para votos; es una mina para los políticos”, comentó.

LA MUERTE DE VEGETACIÓN

En 2019 la Comisión de Recursos Naturales (Corena) entregó 44 mil plantas al núcleo agrario de San Mateo Xalpa para reforestar con encino y cedro los bosques de los cerros Tepepatlaxco y Tzompolli. También se donaron árboles frutales como manzanos y limoneros para el área urbana. Pero ante la suspensión del apoyo a los brigadistas desde 2020, sumado a los incendios en época de calor, una parte murió.

“Durante ese periodo de reforestación se trabajó en tiempo y forma; se logró que los arbolitos sobrevivieran”, recordó el brigadista Pablo Mendoza. “Al suspender el programa Altépetl, todos esos árboles que debieron tener mantenimiento, como cajeteo y deshierbe de otras especies, no existió y hay una gran cantidad de árbol muerto”.

Mendoza enfatizó que el programa no termina con la siembra, sino que debe mantenerse hasta ver el árbol adulto tras varias podas.

Sin embargo, el propietario de los bienes comunales del núcleo agrario, Francisco García Flores de 80 años, falleció por COVID-19 en mayo de 2020. A inicios de la pandemia, tuvo que viajar a las oficinas de Corena para entregar documentación para acceder al programa. El suplente es el señor Inés García.}

“El proyecto ya estaba autorizado, pero como falleció el propietario ya no dieron continuidad en 2020 con el apoyo. En plena pandemia, afectó a 66 personas más sus familias”, dijo el biólogo Ricardo Márquez.

En 2021, siguió sin darse el apoyo por la lentitud de trámites en la pandemia. Sólo algunos brigadistas pudieron transferirse al vivero de Corenadr en San Luis Tlaxialtemalco, ubicado a 15 kilómetros, sitio donde se dio un brote de contagios que Márquez atribuye a que se colocaban los filtros sanitarios después de la entrada a las siete de la mañana.

“Todas estas anomalías han afectado en salud, en economía y ambiente”, aseguró el brigadista.

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