Por Greenpeace, Sin Embargo, 20 de diciembre de 2021.

Por Carlos Samayoa*

Celebramos una victoria. Tenemos nuevas normas federales que ordenan reducir drásticamente la contaminación del aire.

Greenpeace comenzó a trabajar en México desde hace más de 25 años. En esos días la contaminación ambiental en la Ciudad de México era tan elevada que incluso hacía caer pájaros fulminados. A través del activismo ambiental que caracteriza la labor de Greenpeace, incluyendo acciones directas no violentas, se buscó posicionar de manera más ambiciosa la demanda de respirar un aire más limpio.

Desde hace muchos años hemos tenido claro que la famosa “nata” de polución que cubre a la Ciudad de México, y que ahora también se puede ver en otras de las grandes ciudades del país, se debe a que las normas que delimitan los límites de contaminación en el aire eran sumamente mediocres, lo cual ha permitido que las industrias emitan al aire gases dañinos para la salud de forma indiscriminada, y que los gobiernos no hagan mucho al respecto.

Durante largo tiempo hemos tenido que alzar nuestras voces para hacer escuchar esa exigencia. Hace tres años, el Gobierno federal finalmente abrió sus puertas para comenzar a trabajar en el tema. Greenpeace se convirtió en integrante del grupo de trabajo de actualización de las Normas Oficiales Mexicanas de salud ambiental.

Pasamos muchos corajes cuando las industrias, especialmente la minera, se empecinaban en mantener las normas tan laxas como estaban, diciendo que era imposible cumplirlas y sacando a relucir los habituales perjuicios económicos con los que suelen infundir temor. Afortunadamente esta vez sí tuvieron más peso el medio ambiente y la salud. La buena noticia es que lo logramos. En los próximos cinco años, las normas para limitar la contaminación del aire se irán haciendo cada vez más estrictas.

Debemos considerar que recientemente la Organización Mundial de la Salud (OMS) hizo aún más rigurosos sus valores guías para que sea posible garantizar cabalmente el derecho humano a la salud. Entonces ya no estamos pidiendo mucho, es una cuestión necesaria para lograr una justicia ambiental y de salud.

El siguiente paso requiere también de la vigilancia y exigencia de la sociedad, que cada vez más personas sepan que respirar aire limpio es un derecho, y que eso se convierta en una presión más sólida que obligue a los gobiernos y a la iniciativa privada a trabajar en conjunto para cumplir esos nuevos estándares, principalmente en el transporte y la industria, que son los sectores más contaminantes en México.

*Coordinador de Ciudades Sustentables en Greenpeace México

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.