Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 18 de diciembre de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Sudáfrica reporta que hasta ahora, ningún paciente ha requerido oxígeno, ni hospitalización a causa de esta variante, ya que sus síntomas han sido muy leves. Los primeros cuatro casos en Botsuana fueron personas con esquema de vacunación completo
  • Pero contra toda lógica, se culpa a la baja tasa de vacunación de África por la aparición de la variante Ómicron, a pesar de que, a diferencia de Estados Unidos, Canadá y Europa, este continente tiene niveles de propagación extremadamente bajos
  • Al dar a conocer la noticia sobre Ómicron, un avión con 600 pasajeros se desvió de su rumbo para realizar pruebas y se encontró que el 10 % de los pasajeros tenían COVID, 13 de los 61 pasajeros afectados dieron positivo a la variante Ómicron, mientras que el resto portaba la variante Delta o alguna cepa previa. Lo que queda claro es que los pasaportes de vacunación no evitan que el virus se propague, ya que las personas con esquema de vacunación “completo” tienen la misma probabilidad de portar y propagar el virus que las personas sin vacunar

Justo cuando se acerca la época más feliz del año, cuando las familias y amigos tienden a reunirse y celebrar, los globalistas lanzan otra variante del SARS-CoV-2 como parte de su plan encubierto (o ya no tanto) para apoderarse del mundo. A pesar de lo aterrador que puede sonar el nombre que decidieron darle, todo parece indicar que esta variante es otra de sus cortinas de humo. Como señaló Kim Iversen, reportera del programa llamado “Rising” del portal The Hill,1 el pánico alrededor de Ómicron no tiene ningún sentido.

Según la Dra. Angelique Coetzee, presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica, quien descubrió la variante Ómicron, los síntomas más comunes son fatiga y malestar que duran un par de días.

Hasta el momento, ningún país ha reportado ni un solo caso de enfermedad grave. Además, ningún paciente ha requerido oxígeno, ni hospitalización a causa de esta variante. A pesar de todo el pánico y exageración, Ómicron no es peor que un simple resfriado. En una entrevista reciente, la Dra. Coetzee dijo:2

“Al observar lo leves que son sus síntomas, todo parece indicar que no hay razón para entrar en pánico, ya que hasta el momento no hay pacientes con enfermedad grave.

El síntoma más común es la fatiga extrema durante uno o dos días, acompañada de dolor de cabeza, dolor corporal y malestar general. Algunos experimentan comezón en la garganta y otros tos seca que aparece y desaparece. Pero, en general, esos son los síntomas que hemos visto”.

Exagerar para crear pánico

A pesar de todos los datos que demuestran que se trata de una variante que no representa una amenaza importante, muchos países decidieron imponer confinamientos y cerrar fronteras. Sin evidencia alguna, el Dr. Frank Ulrich Montgomery, presidente de la sociedad mundial de médicos de la Asociación Médica Mundial, dijo a los reporteros alemanes que cree que Ómicron podría ser tan mortal como el virus del Ébola y pidió que cierren los mercados navideños de todo el país.3

A pesar de que ya hay casos de esta variante en muchos otros países, Estados Unidos, Reino Unido, Canadá y la Unión Europea solo prohibieron la entrada de viajeros del sur de África.

De hecho, algunos informes afirman que el primer caso de Ómicron no fue en Sudáfrica, sino en los Países Bajos.4 También se ha encontrado en Australia,5 a pesar de que las fronteras de este país han estado cerradas a los no vacunados desde marzo de 2020.6 Entonces, ¿cómo llegó Ómicron allí?

Como era de esperarse, también se ha culpado a las personas sin vacunar y a todos aquellos sin refuerzo o esquema de vacunación completo por la aparición de esta variante. De hecho, tener solo una o dos dosis de la terapia génica antiCOVID lo hará igual de vulnerable a los ataques ilógicos de los que han sido víctimas las personas sin vacunar todo este tiempo.

Es decir, ahora tener una o dos dosis no es suficiente. Debe ponerse todas las dosis de refuerzo que pidan o formará parte del grupo segregado. Debe agachar la cabeza y obedecer cualquier orden o se le considerará un terrorista doméstico que niega la ciencia y le darán el mismo trato que han recibido quienes desde un principio se negaron a formar parte de este experimento.

En resumen, sin importar el número de dosis de las vacunas antiCOVID que tenga hasta el momento, si se niega a ponerse la próxima dosis de refuerzo o si se queja de los mandatos, entonces es un antivacunas y será tratado como tal.7

No existe correlación entre las tasas de vacunación y los casos de COVID

Pero contra toda lógica, se culpa a la baja tasa de vacunación de África por la aparición de la variante Ómicron, a pesar de que, a diferencia de Estados Unidos, Canadá y Europa, este continente tiene niveles de propagación muy bajos.

El análisis de datos del mundo real8 ha demostrado una y otra vez que las tasas de vacunación no tienen nada que ver con las tasas de infección. En todo caso, las áreas con las mayores tasas de vacunación tienen las mayores tasas de infección y viceversa. África “no es una fuente de propagación”, dijo Iversen.

También señaló el curioso momento en el que apareció Ómicron. Apenas unos días antes de que la Organización Mundial de la Salud declarara a Ómicron como una variante de preocupación, Sudáfrica había solicitado que se retrasara la entrega de más vacunas antiCOVID porque ya tenían muchas dosis. Nadie quiere ponerse la vacuna.

A finales de noviembre de 2021, solo el 6 % de la población adulta en África tenía su esquema de vacunación completo.9 La preocupación por las nuevas variantes y el COVID en general también es muy baja. Según una encuesta, el 77 % de los encuestados en cinco países africanos dijeron que creen que el COVID no será un problema grave durante los próximos seis meses.10

Y de pronto, aparece Ómicron, y el mundo cierra sus puertas a todos los sudafricanos y culpan a su bajo porcentaje de vacunación por esta nueva variante. Qué coincidencia ¿no lo cree? Pero lo más curioso de todo es que los primeros cuatro casos de Ómicron que se identificaron en Botsuana fueron personas con esquema de vacunación completo.

En general, toda la evidencia apunta a que tanto las vacunas antiCOVID como los pasaportes de vacunación no son efectivos y no sirven para evitar que el virus se propague. Iversen también señalo que al dar a conocer la noticia sobre Ómicron, un avión con 600 pasajeros se desvió de su rumbo para realizar pruebas y se encontró que el 10 % de los pasajeros tenían COVID, 13 de los 61 pasajeros afectados dieron positivo a la variante Ómicron, mientras que el resto portaba la variante Delta o alguna cepa previa.

Así que, aunque la mayoría de los viajes intercontinentales requieren de un certificado de vacunación, queda claro que se trata de una medida que no ha ayudado a evitar que el virus se propague, ya que las personas con esquema de vacunación “completo” tienen la misma probabilidad de portar y propagar el virus que las personas sin vacunar.

Australia propone un nuevo sistema de identificación digital

Mientras Ómicron acapara todos los titulares del mundo, Australia, uno de los pioneros y campo de prueba del totalitarismo, de manera muy discreta, ha tratado de aprobar una ley que busca expandir el sistema de identificación digital que en la actualidad permite que los australianos tengan acceso a los servicios gubernamentales. Como se señaló en el portal The Conversation:11

“Después de preguntar a las principales partes interesadas, parece que desde que se dio a conocer el 1 de octubre, esta ley ha pasado desapercibida para muchos [2021].

El sistema de identificación digital que propone el gobierno promete una “forma segura y práctica de demostrar su identidad cada vez que accede a los servicios gubernamentales”. En otras palabras, su objetivo es optimizar su experiencia al evitar la necesidad de identificarse de forma repetida cada vez que accede a los servicios gubernamentales.

Por el momento, puede crear una identificación digital a través de “myGovID” para acceder a 80 servicios gubernamentales. Esto le permite vincular sus datos a través de servicios como Medicare, Centrelink y la Oficina de Impuestos de Australia.

Pero, la nueva ley propone ampliar el sistema para subcontratar el proceso de verificación de identidad a compañías australianas aprobadas. Se cree que esto podría incrementar la aceptación del sistema de identificación digital para que pueda usarse para muchas más cosas, además de los servicios gubernamentales.

Pero esto va en contra de todos los consejos sobre no vincular toda su información personal, como el historial fiscal y el historial médico, ya que eso puede facilitar los análisis masivos, perfiles de comportamiento, publicidad dirigida y mucho más (como vimos en el escándalo de Cambridge Analytica).

El gobierno dice que el sistema de identificación digital que propone será completamente voluntario y que el sistema no está diseñado para reemplazar documentos de identificación como su acta de nacimiento, visa, licencia de conducir o pasaporte.

También dice que el sistema no se utilizará para acceder al registro de las vacunas antiCOVID, y que la información recopilada no se utilizará para fines como elaborar perfiles de consumidores o vender la información. Por supuesto que se les pide a todos los australianos que optan por utilizar el sistema que confíen en el gobierno para compartir sus datos con proveedores con identidad ‘verificada'”.

Australia es la ‘zona cero de la influencia china’

Pues ¿qué le puedo decir? Ya se sabía. Una pista es el hecho de que este sistema es “voluntario”. Así es como consiguen que la población acepte algo que a la larga se volverá obligatorio. Es una trampa.

Es muy probable que no siga siendo voluntario, ya que este es precisamente el tipo de sistema que los tecnócratas quieren implementar en todo el mundo para tener el poder de controlarlo todo, y ese poder solo lo tendrá un grupo aún no identificado de líderes no electos.

Muchos se han sorprendido por la velocidad e intensidad con la que Australia se está convirtiendo en un infierno distópico, sin rastro de democracia o libertades individuales. A finales de noviembre de 2021, el ejército australiano comenzó a trasladar por la fuerza a los residentes de los Territorios del Norte a un campo de cuarentena en Darwin (otra “teoría de la conspiración” que se ha hecho realidad), además de que se han impuesto confinamientos muy estrictos.12

Pero tal vez todo esto no debería sorprendernos. Según Rob Schmitz, corresponsal internacional de la cadena de noticias NPR, Australia (y Nueva Zelanda) son la “zona cero de la influencia china” y habló a detalle sobre esa influencia en un artículo que se publicó el 2 de octubre de 2018.13

La embajada china se encuentra en el mismo recinto que la Organización de Inteligencia de Seguridad de Australia y la policía federal de Australia, mientras que PCCh se ha infiltrado en gran parte de la sociedad australiana, incluyendo universidades, centros de estudios, asociaciones académicas, medios de comunicación y organizaciones religiosas.

En artículos previos, hablé sobre cómo el totalitarismo tecnocrático que, los países buscan imponer, es el modelo del estilo de gobierno autoritario del Partido Comunista Chino y el sistema de vigilancia digital que permite que el PCCh llegue a los hogares y las vidas de todos sus residentes.

Ni una sola expresión de disidencia pasa desapercibida (y por lo general no queda impune), ya que los ojos y oídos automatizados del PCCh están en todas partes y se encargan de analizar cada palabra que se escribe y cada acción que se realiza. Un sistema de identificación digital forma parte integral de esa estructura de control.

Necesitamos luchar contra todos aquellos que buscan infundir pánico

El objetivo de las contramedidas del COVID es bastante claro y no tiene nada que ver con protegernos de un virus mortal. No. La pandemia es el pretexto que utilizaron para implementar una serie de cambios sociales radicales que nos llevarán a una civilización antihumana distópica de la que no hay salida.

Nuestra única esperanza es rechazar todas y cada una de las medidas, viejas o nuevas, que solo forman parte de la estructura de control que se está levantando, porque somos nosotros mismos quienes estamos construyendo lo que en un futuro se convertirá en nuestra propia cárcel. La mayoría de las veces nos engañan para que accedamos, pero eso no es excusa.

En este punto, el plan es muy claro para que la mayoría de las personas racionales lo comprendan y, una vez que lo comprendan, debemos comenzar a actuar. Estamos construyendo nuestra propia cárcel al acceder a todos los planes que fortalecen o extienden la vigilancia, la recopilación, el intercambio y la integración de datos.

Estamos construyendo nuestra propia cárcel al aceptar cualquier cosa que límite o restrinja nuestra libertad. Entonces, debemos quitarnos la venda de los ojos y dejar de decir “solo es un cubrebocas”, “solo es otra vacuna”, “si hace que los demás se sientan seguros, vale la pena”, “no tengo nada que ocultar, así que no me importa que me vigilen”.

Debemos rechazar todos estos argumentos y enfocarnos en el objetivo final, que es detener esta tiranía y recuperar los derechos y la libertad que Dios nos dio.

Ya no se puede ser neutral. O nos resignamos y renunciamos a todo, o nos negamos a renunciar a la poca libertad que nos queda, porque algo es seguro, su objetivo es dejar a todos sin nada. Como señaló Juliet Samuel en un artículo del portal Telegraph del 26 de noviembre de 2021:14

“Nadie ha hecho la pregunta sobre cuándo planeamos regresar a un nivel normal de tolerancia al riesgo, por lo que nadie sabe la respuesta. No sabemos mucho sobre la última variante, pero si se saben algunas cosas. Sabemos que, de ahora en adelante, las nuevas variantes formarán parte de nuestra vida cotidiana.

Pero lo que no podemos permitir es que jueguen con nuestra libertad, hoy nos la dan, mañana nos la quitan. En las sociedades libres no obligan a sus ciudadanos a recibir vacunas nuevas cada año para que puedan llevar una vida normal. No permiten que los maestros cierren escuelas en un abrir y cerrar de ojos.

No suspenden la Navidad ni cierran oficinas ni prohíben socializar cada vez que surge algo inusual en un laboratorio de algún lugar del mundo. El año pasado, cuando el Reino Unido entró en su tercer y más deprimente confinamiento durante la Navidad, los políticos que apoyaban las restricciones nos prometieron que la libertad estaba más cerca que nunca.

“No debe decaer el ánimo, ya es el último”, dijeron. ‘¡Tenemos la vacuna!’ también dijeron. ‘Solo espere a que esté disponible y recuperará su libertad’. Bien, todo eso ya pasó. Y el virus sigue aquí y evoluciona, y así será para siempre.

Se volverá parte de nuestra vida. Así que debemos saber cuándo y cómo cambiaremos del ‘modo COVID’ a la ‘vida normal’, pero las personas detrás de todo este pánico se oponen al cambio, así que no sucederá, a menos que luchemos por ello”.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.