Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, 04 de noviembre de 2021.

Si tomamos solamente el año de 2020 encontramos que por la Covid-19 murieron 200 mil personas y por la diabetes 150 mil. Si sumamos las muertes de personas por la Covid-19 que tenían diabetes y que fueron registradas como muertes por Covid-19, podríamos decir que fueron 175 mil personas las que murieron por diabetes en 2020, frente a las 200 mil por la Covid.

Las personas diagnosticadas con diabetes en México fueron el 10.6% de la población, pero si se incluyen las personas que no saben que tienen diabetes, la prevalencia aumenta a 15.7%. Se sabe de este porcentaje por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición que realiza un diagnóstico representativo a escala nacional a través de muestras de sangre. ¿Cuántas personas murieron por la Covid-19 por debilitamiento de sistema inmune causado por una diabetes que no sabían que sufrían?

En los años previos a la llegada de la Covid-19, el promedio de muertes por diabetes estaba alrededor de 100 mil. Había crecido enormemente, de poco más de 46 mil muertes en el 2000 había llegado en 2016 a 106 mil por diabetes.  Otro dato que muestra el crecimiento de la diabetes está en la tasa de mortalidad por diabetes entre cada 100 mil habitantes. Esta tasa pasó de 46.1% en el año 2000 a 92.8% en el 2018, una tendencia acelerada que ha puesto a México con una de las mayores tasas de mortalidad por diabetes en el mundo,

Sólo en la administración de Felipe Calderón murieron alrededor de 500 mil personas por diabetes y en la de Peña Nieto cerca de 600 mil. De esta pandemia de diabetes se habla poco y menos de sus causas. De hecho, en 2016, el secretario de Salud, José Narro, declaró emergencias epidemiológicas de obesidad y diabetes en México, pero sólo las declaró, no hizo nada más. De hecho, hizo lo contrario, mantuvo a las empresas refresqueras y chatarreras dentro de la Secretaría de Salud en un organismo creado para ¡¡evaluar la política contra la obesidad!!

Se estiman en más de 45 mil las muertes en exceso por diabetes en el 2020. Sabemos que el aparato de salud pública se volcó a atender la pandemia de coronavirus, abandonando aún más la atención a la diabetes. Pero también sabemos que la situación de estrés provocado por la pandemia, como el temor al contagio, la pérdida de empleo y el aumento de las tensiones familiares, entre muchas otras condiciones adversas, alteran los niveles de ciertas hormonas que afectan el funcionamiento de la insulina. Además, el estrés induce a los individuos a buscar gratificantes en la comida con altos contenidos de azúcar o grasas, a tomar alcohol y otros estimulantes, a hábitos de vida que aumentan el riesgo de agravar la situación de diabetes.

Entre las personas con diabetes que murieron por complicaciones por la  COVID-19, que se calculan en 25 mil, y el exceso de muertes por diabetes provocadas por las condiciones de la pandemia en 2020, estimamos que 72 mil 97 muertes asociadas a la pandemia por coronavirus se podrían haber evitado si estas personas no hubieran tenido diabetes.

Los datos muestran que el riesgo de que la COVID-19 sea severa es 87% mayor en las personas con diabetes que en las que no la padecen. Destaca la comparación entre el porcentaje de personas que fueron diagnosticadas por la Covid-19 que tenían diabetes y las personas que murieron por la Covid-19 y tenían diabetes. Del total de las diagnosticadas con la Covid-19 el 17.4% tenían diabetes y del total de las muertes por la Covid-19 el 36.8% tenían diabetes

Como lo han reportado mis compañeras Alejandra Contreras y Paulina Magaña, en los estados con mayores prevalencias de diabetes, como Campeche, Tamaulipas, Hidalgo, CDMX y Nuevo León, se observó un 114% más riesgo de mortalidad por COVID-19 que en los estados con menores prevalencias de diabetes, como son: Baja California Sur, Chihuahua, Quintana Roo, Chiapas y Jalisco.

Los datos internacionales demuestran la vulnerabilidad de la población con diabetes a la Covid-19. Un estudio realizado en EU indicó que el 78% de los ingresos por COVID-19 en la Unidad de Cuidados Intensivos tenían diabetes. Mientras otro estudio mostró que aquellos pacientes con diabetes que contrajeron COVID-19 tuvieron una mayor mortalidad (7.3%) en comparación con aquellos que no la padecían (2.3%).

La pandemia de diabetes continúa creciendo y no hay vacuna para enfrentarla, solamente una buena alimentación. Y una buena alimentación no será posible hasta que retiremos de nuestro entorno la invasión de la comida chatarra y las bebidas endulzadas, no será posible hasta que no cambiemos el ambiente obesogénico que se ha instaurado en nuestro país y que nos ha convertido en los mayores consumidores de comida chatarra en América Latina. El etiquetado de advertencia ha sido un paso importante, pero solamente un paso, se requieren muchas otras medidas como campañas intensas de salud alimentaria en los medios masivos de comunicación, prohibir la publicidad de estos productos a la infancia, evitar que la chatarra vuelva a las escuelas, recuperar los mercados locales, y revalorar la diversidad y riqueza de nuestros alimentos y de nuestra cultura culinaria.

Image by Bruno /Germany from Pixabay

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