Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 26 de julio de 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Silicon Valley ha impulsado la transformación del sistema sanitario en un sistema basado en la telemedicina y atención personalizada por medio del uso de la inteligencia artificial (IA). Google está muy involucrado en este movimiento
  • Google también se asoció de forma directa con el ejército estadounidense, que cada vez se involucra más en un programa transhumanista
  • DARPA invirtió mucho en tecnologías transhumanistas para utilizarlas en soldados, incluyendo interfaces de cerebro-máquina y otras ideas aún más extremas. En fechas recientes, se asociaron con el Wellcome Trust para crear algo llamado “Wellcome Leap”, un movimiento para introducir el transhumanismo

El abogado alemán y cofundador de la Comisión Alemana Extraparlamentaria de Investigación sobre el Coronavirus, el Dr. Reiner Fuellmich, entrevistó a Whitney Webb, una reportera de investigación independiente, sobre quién está detrás de la censura de YouTube a los investigadores médicos y a sus trabajos publicados.

Ella relata cómo un médico consiguió que se publicara un análisis de riesgo-beneficio de los mandatos de los cubrebocas en la publicación médica llamada Journal of Pediatrics. Creó un breve video sobre sus descubrimientos, y a los pocos minutos de publicarlo en YouTube, el video fue eliminado. Pero ¿qué es lo que ocurre? ¿Quién está detrás de la censura de los trabajos científicos revisados por pares? ¿Quién trata de influir en qué?

Google invierte en la ‘vacuna’ antiCOVID

Como señaló Webb, la empresa matriz de YouTube, Google, invirtió de forma directa en la “vacuna” COVID de AstraZeneca/Oxford. Aunque la vacuna de AstraZeneca se presentó como un producto sin fines de lucro, esto está muy lejos de ser verdad. Los creadores de esta herramienta de modificación genética son Adrian Hill y Sarah Gilbert, del Instituto Jenner para la Investigación de Vacunas.

Mientras que, el Instituto Jenner es el desarrollador oficial de la vacuna, las patentes reales y los derechos de autor de la vacuna de AstraZeneca son propiedad de una empresa privada llamada Vaccitech, que fue fundada por Hill y Gilbert. Entre los inversores de Vaccitech se encuentran:

  • Google Ventures
  • The Wellcome Trust, que tiene una relación de muchos años con el movimiento eugenésico
  • El gobierno británico
  • BRAAVOS, una sociedad de inversión de capital creada por un ejecutivo del Deutsche Bank. La inversión de BRAAVO se oculta de forma parcial, ya que BRAAVO es el principal accionista de Oxford Science Innovation, que a su vez invirtió en Vaccitech
  • Interéses chinos, incluyendo una sucursal bancaria china y una empresa farmacéutica llamada Fosun Pharma

Todos estos inversores se beneficiarán de esta “vacuna” en algún momento en un futuro próximo, y Vaccitech manifestó con total claridad a sus accionistas el potencial de beneficios futuros, ya que señala que es muy probable que la vacuna antiCOVID-19 se aplique cada año y se actualice cada temporada, al igual que la vacuna contra la gripe estacional.

Desde luego que AstraZeneca prometió que no obtendría ningún beneficio de esta vacuna antiCOVID-19, pero este compromiso tiene un límite de tiempo. El voto sin fines de lucro expirará una vez que la pandemia haya terminado y la propia AstraZeneca puede determinar en qué momento.

Google protege sus intereses financieros

Dado que Google tiene un interés financiero directo en la “vacuna” antiCOVID-19 de AstraZeneca, ¿acaso resulta sorprendente que sus subsidiarias, como YouTube, censuren la información que amenaza la rentabilidad futura de estos productos? Yo pienso que no.

En términos más generales, Silicón Valley ha ejercido presión para transformar el sistema sanitario en su totalidad en un sistema basado en la telemedicina e inteligencia artificial (IA). Se trata de sustituir a los médicos por aplicaciones basadas en la inteligencia artificial.

“Empezaron a redefinir la atención sanitaria como una forma de controlar la vida de las personas, al afirmar que es en beneficio para la población, la colectividad y también para su salud personal, cuando en realidad es una manera de implantar estas tecnologías transhumanistas o tecnocráticas con el pretexto de que se trata de una empresa relacionada con la salud”, afirma Webb.

Desde luego que Google está muy involucrado en todo esto. También están asociados de forma directa con el ejército de los Estados Unidos. “Por lo tanto, el hecho de que censuren elementos que se oponen a la narrativa que quieren presentar en asuntos relacionados con la salud pública, no debería sorprender a nadie”, dice Webb.

Johnson & Johnson

Por su parte, la vacuna antiCOVID de Johnson & Johnson se hace por una empresa estadounidense llamada Emergent BioSolutions, antes conocida como BioPort. Según Webb, BioPort se creó como una extensión de las instalaciones británicas de biodefensa en Porton Down.

En su artículo de abril de 2020, titulado “A Killer Enterprise: How One of Big Pharma’s Most Corrupt Companies Plans to Corner the COVID-19 Cure Market”, Webb detalla el historial plagado de escándalos de BioPort y su rol en los ataques con ántrax de 2001, así como en la crisis de opioides. En 2004, la empresa cambió su nombre a Emergent BioSolutions. Webb agrega lo siguiente:

“Estuvieron muy involucrados en lo que ocurrió con los ataques con ántrax de 2001, porque básicamente fue la única forma en que iban a conseguir salvar su programa de vacunas contra el ántrax, que era obligatorio para el personal militar estadounidense”, dice.

“Desde entonces, han estado involucrados en escándalos, pero fueron elegidos para fabricar la vacuna antiCOVID de Johnson & Johnson a pesar de eso; y la persona que pusieron a cargo del control de calidad en esta instalación que fabricaba estas vacunas de Johnson & Johnson no tiene experiencia en el campo de la química o del desarrollo farmacéutico.

Tiene experiencia como jefe de equipos de inteligencia militar para el ejército estadounidense, en Irak y Afganistán. También es un experto en Irán y Corea del Norte.

En fechas más recientes, el escándalo que se ha producido en los Estados Unidos con la vacuna de Johnson & Johnson es que estos lotes estaban “arruinados”, dicen que básicamente no eran utilizables, y quién sabe lo que les habría pasado a las personas si se hubiese utilizado de forma generalizada.

Por supuesto que Johnson & Johnson obtuvo la aprobación gracias a Emergent BioSolutions, pero en realidad no recibieron ninguna sanción como empresa. Están muy relacionados con el ejército estadounidense, con la CIA, así como con un contratista militar de Ohio, Battelle, que también tiene muchos vínculos con los ataques con ántrax”.

Muchas preguntas sin respuesta

Una de las mayores preocupaciones que se plantean en esta entrevista es si existen controles o revisiones independientes sobre el contenido de estas vacunas antiCOVID. ¿Qué es lo que contienen en realidad? Cuestiona el médico y epidemiólogo alemán, Dr. Wolfgang Wodarg. Todas se utilizan bajo la Autorización de Uso de Emergencia (EUA), lo cual permite eludir muchos controles estándar.

Wodarg se pregunta si es posible que la industria farmacéutica utilice la EUA para aprender más sobre el funcionamiento real de la tecnología del ARNm, al utilizar a la población como conejillo de indias.

En general, existen normas y reglamentos muy estrictos sobre el uso de la tecnología de modificación genética en humanos. Han podido obtener una autorización EUA, que permite eludir algunas normas de seguridad estándar, sólo porque las denominan como “vacunas”.

Wodarg señala que, con base en los ingredientes declarados, es imposible explicar el magnetismo que reportan miles de personas en todo el mundo, el cual provoca que imanes, llaves, cubiertos, monedas, celulares y cualquier otra cosa se adhieran a sus cuerpos.

El fenómeno parece comenzar justo alrededor del sitio de la inyección, pero después de varias semanas, casi todo el cuerpo se magnetiza (aunque “magnetizado” no es del todo exacto, ya que muchos objetos no magnéticos pueden adherirse al cuerpo).

Entonces, ¿quién controla lo que añaden en estas vacunas? Wodarg señala que se comprobó que algunas inyecciones sólo contienen solución salina, lo que sugiere que en realidad algunas personas reciben una inyección de placebo, aunque se les diga que reciben la verdadera y no se hayan inscrito en un ensayo formal.

¿Se realizan estudios “encubiertos” que no se nos han informado? Hay muchas preguntas sin respuesta sobre lo que ocurre con el lanzamiento de la “vacuna” antiCOVID. Webb indica:

“Sin duda hay que estar más atentos a los fabricantes de la vacuna porque al parecer los desarrolladores se limitan a desarrollar la fórmula, que luego entregan a los fabricantes que son los que fabrican y crean la vacuna que se inyecta en las personas.

En el caso de los Estados Unidos, Emergent BioSolutions es el principal fabricante de la vacuna de Johnson & Johnson, así como de algunas otras, pero esta empresa tiene un historial terrible. El Pentágono perdió un juicio en 2004 en el que se le acusó de utilizar al personal militar estadounidense como ratas de laboratorio en un ejercicio experimental no autorizado de esa vacuna que producían contra el ántrax.

BioPort, ahora Emergent BioSolutions, está muy relacionada con el ejército estadounidense, y también con el departamento de salud y servicios humanos. En cuanto a la tecnología del ARNm, estoy seguro de que han aprovechado esta oportunidad para utilizarla más a fondo. Por lo tanto, yo diría que la cara oculta de la vacuna de ARNm es el ejército estadounidense.

Si analizamos la tecnología de ARNm de Pfizer y de Moderna, ambas empezaron con una importante inversión en el 2013, por parte de la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada para la Defensa [DARPA, por sus siglas en inglés], que es la rama de investigación avanzada del ejército estadounidense”.

El programa ‘DARPA’ de Google

Según Webb, DARPA invirtió mucho en tecnologías transhumanistas para utilizarlas en soldados, incluyendo interfaces de cerebro-máquina y otras ideas aún más extremas. Recientemente se asociaron con Wellcome Trust para crear algo llamado “Wellcome Leap”, un movimiento para introducir el transhumanismo.

Como se mencionó anteriormente, Wellcome Trust tiene profundas raíces en el movimiento eugenésico, por lo que esta colaboración es mucho más inquietante.

Ahora, Regina Dugan, Directora general de Wellcome Leap, trabajó en DARPA. En 1996, comenzó a trabajar allí y fue la primera mujer directora, desde 2009 a 2012. En 2013, aprobó la financiación de DARPA para Pfizer y Moderna. En 2012, dejó DARPA para crear un equivalente de DARPA llamado Tecnologías y Proyectos Avanzados (ATAP, por sus siglas en inglés) de Google.

Después, se encargó de un proyecto similar en Facebook, llamado Building 8. Según Webb, en esencia, Wellcome Leap está concebido como un “DARPA de la salud mundial”, con todas las connotaciones transhumanistas que conlleva.

En cuanto a la cuestión de los experimentos encubiertos con un público desprevenido, a Wodarg le preocupa mucho que los fabricantes de la “vacuna” antiCOVID-19 puedan experimentar con diversas cantidades de nanopartículas lipídicas, lo que podría ayudar a explicar algunos de los efectos letales, y quizás incluso el fenómeno de transferencia que parece producirse entre las personas vacunadas y no vacunadas.

Por supuesto, no sabemos si se hacen ensayos comparativos secretos sin que nosotros lo sepamos. Lo que sí sabemos es que Moderna trabaja desde hace muchos años en la tecnología de las vacunas de ARNm y no había podido resolver el problema de la toxicidad de los nanolípidos. Cuando la dosis era demasiado baja, el ARNm no permanecía el tiempo suficiente como para que el medicamento funcionara, mientras que cuando era demasiado alta, se volvía tóxico.

A pesar de los años de trabajo, nunca pudieron determinar una dosis efectiva de ARNm que no fuera tóxica en el nanolípido. Al menos nunca anunciaron el éxito. Ahora ¿debemos creer que han resuelto todo en menos de un año? No, lo más probable es que nunca se hayan dado cuenta y que utilicen la tapadera de la pandemia para lanzar al público una vacuna sin analizar, bajo el pretexto de la autorización de uso de emergencia.

Es probable que la campaña pública de vacunación contra el COVID les ayude a determinar una dosis eficaz y no tóxica, de modo que ese conocimiento pueda aplicarse a otros medicamentos y vacunas de modificación genética. Es muy conveniente, ya que no son responsables de ninguno de los daños y muertes que causan sus productos, y ahora sus sujetos de prueba humanos y no remunerados se cuentan por miles de millones.

¿De qué trata en realidad la campaña de vacunación?

Según Fuellmich, actualmente todas las pruebas sugieren que no nos enfrentamos a una emergencia médica que justifique el uso de estas herramientas de modificación genética, así que la pregunta es ¿por qué la promueven de una forma tan inaudita? Debe haber una razón para ello, y si no es para afrontar una emergencia médica, entonces, ¿para qué es? Webb se pronuncia, y dice:

“La presión de Silicon Valley para rehacer la atención sanitaria es lo que denominan medicina de precisión. La describen como medicamentos, vacunas y terapias genéticas orientadas a la persona; es decir, dirigidas al genoma del individuo. Por eso observamos este repunte, con el pretexto de las pruebas contra el COVID-19, de este enorme esfuerzo por acumular datos genéticos de personas en todo el mundo.

Sin duda, gran parte de esto está en manos de las mismas empresas de Silicon Valley. En el caso del oeste de los Estados Unidos, Verily, que es una subsidiaria de Google, ha estado realizando muchas pruebas de COVID-19 y, al mismo tiempo, intenta que su asistencia sanitaria con IA se base en estos datos genéticos.

Muchas de esas mismas tecnologías para la medicina de precisión también proceden del ejército de Estados Unidos e implican diagnósticos predictivos en los que dicen, con base en un algoritmo de IA, que es probable que padezca esta enfermedad, ya sea COVID, cáncer o cualquier otra, antes de que muestre los síntomas de la misma.

Ahora mismo, Google lo desarrolló en forma conjunta con una parte del ejército llamada Unidad de Innovación de Defensa. Hay muchos otros ejemplos de esto. Por lo tanto, me gustaría argumentar que utilizar de forma generalizada estas vacunas de ARN y tratarlas como vacunas regulares, en vez de la terapia génica, es una forma de normalizar el mismo tipo de medicina de precisión basada en Silicón Valley que quieren que sea la nueva normalidad en la asistencia sanitaria alrededor del mundo”.

Al empezar a descifrar la red interconectada de actores implicados en esta campaña de vacunación a nivel mundial, se vuelve una y otra vez a dos movimientos clave: el movimiento transhumanista y el movimiento eugenésico, que a mediados de los años 50 empezaron a fusionarse. Como señala Fuellmich, parece que observamos “la salida de una estrategia de muy larga duración” para reducir la población y alterar a los que quedan.

“Sí, eso es correcto”, indica Webb. “Si nos basamos en alguien como Julian Huxley, Director general [fundador] de la UNESCO y antiguo presidente de la Sociedad Británica de Eugenesia, que todavía existe. Se llama Instituto Galton. No cambiaron de nombre sino hasta 1989.

Adrian Hill, de la vacuna AstraZeneca, habló en su centenario, en el que celebró los 100 años de la eugenesia. Wellcome Trust mantiene su archivo, que considera de gran utilidad para la medicina en general.

De vuelta a Julian Huxley, en 1946 dijo que debíamos volver a hacer viable lo impensable. Alrededor de 10 años después, acuñó el término transhumanismo y dijo que la edición de genes como ciencia eugenésica debía aplicarse junto con esfuerzos para fusionar humanos con máquinas como una forma de crear un nuevo ser humano o ser humano 2.0.

Recientemente, uno de sus miembros de la junta directiva publicó un libro que fue criticado de manera positiva por la prensa británica sobre la eugenesia en el siglo XXI. En primer plano están estos ‘medicamentos’ de edición genética. Creo que se trata del control, y, en última instancia sobre la eugenesia”.

A continuación, Webb comenta sobre la reunión de las élites tecnocráticas, celebrada en enero de 2020 en Davos (Suiza), en la que un orador israelí, Yuval Harari, advirtió que nos adentramos en una era de dictadura digital en la que los seres humanos “ya no son almas misteriosas, ahora somos animales hackeables”, gracias al uso de la ingeniería genética, a los avances en la interfaz de cerebro-máquina y a la tecnología. No es necesario decir que, instó a los miembros del Foro Económico Mundial a utilizar esta tecnología de forma inteligente.

Disensión fructífera

Para terminar, Webb sugiere que lo más probable es que la mejor y más eficaz forma de resistencia es la contraeconomía. Unirse con otros para producir lo que se necesita para sobrevivir, al margen de los sistemas centralizados y de las corporaciones que pretenden controlarnos.

“La protesta más poderosa en este momento sería una protesta económica”, explica Webb. “Los gobiernos de todo el mundo sólo esperan más protestas violentas o disturbios. Tienen muchas herramientas y planes para enfrentarlos. Por ejemplo, en los Estados Unidos, se ha iniciado una guerra contra el terrorismo doméstico que es evidente que estará dirigida a la disidencia, por la forma en que está redactada.

Ese es el tipo de respuesta que esperan, mientras que una protesta pasiva no violenta de resistencia económica y contraeconomía, es la forma más efectiva de contrarrestarlo en este momento.

Y creo que un movimiento más amplio de contraeconomía, además de un movimiento más amplio de personas que no consienten y que simplemente no se comprometen con el sistema, es algo que les produce más mucho temor, lo que creo que podría ser muy poderoso”.

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