Por Dulce Olvera, Sin Embargo, 17 de julio de 2021.

Valle de Bravo, un Área Natural Protegida del Estado de México con bosque, presa, cascadas, ríos y manantiales, ha sido blanco de especulación inmobiliaria —es decir, la renta y compra de terrenos millonarios— y de indicios de un cambio de uso de suelo de forestal a residencial, situaciones que se han visto agudizadas en el último año por ser un refugio de la pandemia por parte de gente con recursos. Todo esto ha preocupado a los pobladores debido al impacto que tiene en el suministro de agua.

En el Camino a Los Álamos, cerca del manantial El Crustel, locatarios detectaron tala de árboles, remoción de suelo con maquinaria pesada, construcción de una cabaña de dos niveles y tubos de drenaje hacia el río Chiquito, el cual desemboca en la turística presa “Miguel Alemán”.

El almacenamiento de este cuerpo de agua, que abastece a la Ciudad de México a través del Sistema Cutzamala, ha estado desde mayo a menos de la mitad de su capacidad luego de la sequía prolongada registrada en más del 80 por ciento del país. Durante el inicio de esta temporada de ciclones y lluvias su volumen se ubica aún en el 43 por ciento, de acuerdo con cifras de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).

Desde abril de 2017, la delegación mexiquense de la Secretaría del Medio Ambiente (Semarnat) emitió una autorización ambiental (DFMARANT/2013/2017) al proyecto Club Residencial Los Álamos en el municipio de Valle de Bravo.

El plan es construir nueve casas y un club de equitación con caballerizas y caseta de vigilancia para la gente acaudalada que históricamente se ha refugiado en esta localidad, situación que ha incrementado durante la pandemia.

Sin embargo, el permiso condicionado no autoriza la remoción de vegetación arbórea, apertura de caminos ni abandono de material de construcción. Al ser el único permiso registrado en la zona, donde se han observado las obras desde junio, los pobladores sospechan de una ilegalidad.

Ante ello, los delegados de las localidades Loma de Chihuahua, Loma de Rodríguez, los Álamos y San Mateo Acatitlán, del municipio Valle de Bravo, presentaron el 28 de junio una denuncia ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) refiriendo este proyecto, ya que las obras detectadas dañan al bosque mesófilo de montaña que destaca por su alta biodiversidad y árboles de hasta 30 metros de altura. En él viven especies en alguna categoría de riesgo como culebras y el gavilán pecho canela.

“Procedemos a presentar denuncia popular en contra de quien o quienes resulten responsables por las actividades de desmonte, apertura de brechas, remoción y acumulación de suelo con maquinaria pesada que se están realizando en predios localizados junto al camino ‘El Castellano’ y a ‘la Gran Stupa’ en la localidad de San Mateo Acatitlán, los cuales se encuentran dentro del polígono del Área de Protección de Recursos Naturales Cuencas de los Ríos Valle de Bravo, Malacatepec, Tilostoc y Temascaltepec”, expone la denuncia.

Esta Área Natural Protegida de más de 140 mil hectáreas fue decretada el 15 de noviembre de 1941 y recategorizada en 2005 para proteger la zona forestal captadora del agua en las cuencas que suministran a los habitantes y cultivos de Valle de Bravo, y parte de la Ciudad de México.

A medio mes de presentada la denuncia ante la Profepa, no han acudido inspectores a la zona. Sólo han ido por parte de la Protectora de Bosques del Estado de México (Probosque), dijo en entrevista uno de los denunciantes, el Delegado de San Mateo Acatitlán, Teófilo Garduño Vargas.

El área de Comunicación Social de la Profepa manifestó que no puede dar información específica de procedimientos abiertos.

CAMBIO DE USO DE SUELO

Además de a la Profepa, los pobladores también alertaron de las obras a los guardabosques de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), por indicios de un cambio de uso de suelo de forestal a residencial.

“El manantial conocido localmente como El Crustel, utilizado para el abasto de agua de Acatitlán y la cabecera municipal de Valle de Bravo, se encuentra del otro lado del camino afectado por la remoción de suelo y su zona de recarga directa incluye al predio afectado, por lo que es alarmante cualquier cambio de uso de suelo que implique afectaciones a los mantos freáticos”, dice la denuncia ante la Profepa.

Las obras están dentro de la Unidad de Gestión Ambiental del Programa de Ordenamiento Ecológico Regional de la Subcuenca del Valle de Bravo-Amanalco. Al ser conservación, se prohibe el cambio de uso de suelo forestal y la remoción de vegetación para actividades no forestales. También prohibe el uso de maquinaria pesada y desmonte.

A finales de junio, luego de una inspección en la zona, Rafael García Soriano de la dirección del Área Natural Protegida de las cuencas de los Ríos Valle de Bravo, Malacatepec, Tilostoc y Temascaltepec de la Conanp presentó otra denuncia ante la delegación de la Profepa en el Estado de México por el posible cambio de uso de suelo en el predio junto al camino “el Castellano” en Acatitlán.

“Se registró predio con un bordo con al menos 2 mil 300 metros cúbicos de tierra removida con maquinaria a la orilla del camino a ‘El Castellano’; así también se localizó un edificio de dos pisos en construcción y el desmonte y la excavación en un espacio de bosque”, expone la denuncia contra Nizo “N”, presunto dueño del predio.

Esto, plantea la Conanp en la denuncia, viola lo permitido en la subzona de Aprovechamiento sustentable de los recursos del Valle de Bravo donde se ubican las obras.

Además de ambas denuncias populares, los pobladores lanzaron una petición en Change.org para exigir una respuesta por parte de la Profepa.

Photo by David peña on Unsplash

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