Por Abraham Bote, La Jornada Maya.

La deforestación y el uso de agrotóxicos para combatir plagas, que implementan los propios apicultores, amenazan severamente a las abejas en Yucatán, advirtió el médico veterinario zootecnista, Luis Medina

Al grave riesgo en que se encuentran las abejas nativas se suma la reducción en la productividad de miel: de recolectar hasta 80 kilos, ahora los apicultores sólo llegan a 30, subrayó el especialista.

De acuerdo con datos del Global Forest Watch (GFW), en el 2010, Yucatán contaba con 2.6 millones de hectáreas de bosque natural, que se extendían sobre 69 por ciento de su territorio; sin embargo, en 2020, perdió 22.4 mil hectáreas de bosque natural, lo que equivale a 4.27 millones de toneladas en emisiones de CO₂.

Desde 2002 hasta 2020, el estado perdió 4.24 mil hectáreas de bosque primario húmedo, lo que representa .94 por ciento de su pérdida total de cobertura arbórea en el mismo periodo. El área total de bosque primario húmedo en Yucatán disminuyó en 3.8 por ciento en este lapso.

Greenpeace documentó que las granjas para la producción de carne también ocasionan deforestación en la península, pues, han arrasado con 10 mil 997 hectáreas de selva. Esto también representa una grave amenaza para especies catalogadas en peligro de extinción o amenazadas, según la NOM-059-SEMARNAT-2010.

Apicultores deben tener en buen estado las colmenas y usar métodos alternativos para mantenerlas sanas

Luis Medina, quien es integrante del departamento de Apicultura de la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia, de la Universidad Autónoma de Yucatán, subrayó que la deforestación es uno de los principales problemas que ponen en peligro la vida de las abejas y sus colmenas. La tala de árboles que se da por la agricultura, ganadería, las granjas y el desarrollo urbano e inmobiliario, han reducido los montes.

El principal recurso de esta especie viene del néctar y del polen que colectan en el campo, de las flores, principalmente, y con la deforestación se reducen estas fuentes de alimentación. “Están reduciendo las áreas donde las abejas colectan néctar y polen para que se desarrollen y produzcan la miel”, subrayó.

Al haber pocas áreas verdes, éstas se saturan y generan una competencia muy alta. Hay apiarios uno cerca de otro lo que también afecta al final la producción, manifestó.

Agrotóxicos

La amenaza que representan los agrotóxicos vienen de dos factores: los productos que utilizan los apicultores para controlar las plagas que ocasionan enfermedades en las abejas y los que agroquímicos que se usan en los cultivos.

Uno muy conocido, precisó, es el fipronil, insecticida que se implementa comúnmente para fumigar el cultivo de chile habanero. “La abeja colecta el polen en el chile habanero contaminado, lo lleva a su colonia, lo comen las abejas, sus crías, se mueren y se pierde esa colmena”, lamentó.

Es complicado que estas prácticas se acaben, pues los agricultores seguirán usando ciertos químicos para controlar las plagas, pero tendrían que ver cuáles son menos dañinos para otras especies.

Ante esta situación, sugirió que haya una coordinación y comunicación estrecha entre el agricultor y apicultor, que sepan cuándo se va a fumigar, en qué espacios, para proteger sus colonias, y, por supuesto a sus abejas. Es necesario conocer dónde están sus apiarios más cercanos a las plantaciones.

Las autoridades deben apostar por hacer estudios y regular los químicos utilizados, garantizar que no estén a la venta algunos que sean dañinos para las especies, para el medio ambiente y para el ser humano. Algunos que usa México, ya están prohibidos en otras partes del mundo.

Papel crucial en ecosistemas

El principal papel de las abejas en los ecosistemas es la polinización de diversas plantas, fundamentales para la vida, pues contribuyen a la reproducción y dispersión de granos de polen; así mejora la genética y las especies vegetales seguirán existiendo. “Cuando una flor está bien polinizada el fruto es de mejor calidad”, afirmó.

De acuerdo con el organismo internacional Greenpeace, al reducirse el número de abejas, el planeta podría enfrentar un desequilibrio ecológico, como pérdida de la biodiversidad, lo que amenazaría la seguridad alimentaria. “Sin abejas, nos esperaría una dieta “aburrida” y “monocromática” pero, sobre todo, carente de nutrientes fundamentales para nuestra salud”, advierte la agrupación.

Enfermedades y otros males

Entre los males que afectan a las abejas está la varroa, un parásito que como la garrapata vive sobre el cuerpo de las abejas, le succiona la sangre hasta debilitarlas, ocasionado incluso la muerte. “Es un vector de muchos virus”, indicó.

Cuando las infestaciones por varroa son muy altas, comprometen el desarrollo de las colonias, afectan la producción de miel y pueden acabar con ella; la mortalidad se eleva y si no hay reemplazo de las abejas que van muriendo, la colonia empieza a colapsar, por lo tanto, la producción de miel también peligra.

La presencia de este parásito es muy alta; prácticamente todas las colmenas y apiarios tienen varroa, especificó.

El virus de alas deformes es otro de sus peligros; se trasmite al momento en que la varroa succiona la sangre de la abeja y puede acortar su vida.

También está el pequeño escarabajo de las colmenas, una plaga que ataca a las débiles, realizando en sus panales su ciclo de vida, lo que las destruye, y puede acabar con la colonia si no es capaz de defenderse. También puede atacar a los panales almacenados con miel, destruyéndolos o afectando su calidad.

Recomendaciones

Los apicultores deben tener en buen estado las colmenas, no sacar toda la miel de las colonias, para que tengan reserva y puedan mantenerse en épocas críticas; en temporada de lluvias darles una alimentación artificial con jarabe de azúcar, reducir la población de varroa a través de productos autorizados, no usar agrotóxicos o usar métodos alternativos, como el ácido fórmico.

También optar por la producción de abejas que tengan menos problemas sanitarios, como son las africanizadas, que presentan mayores resistencias a enfermedades y parasitosis.

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