Por La Redacción, Proceso, 14 de mayo de 2021.

Académicos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) aseguran que la sequía que padece actualmente el país está por terminar, pero advierten que este fenómeno se podría alargar durante décadas en el futuro.

Durante la conferencia virtual “Impacto de la sequía en México”, el investigador Benjamín Martínez López, del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, consideró que las lluvias que se han presentado en el país continuarán, por lo que la sequía no llegará a los niveles registrados de 2010 a 2012, cuando se registraron los niveles más altos en los últimos 80 años.

El científico atribuyó este cambio a que el fenómeno de la “La Niña” comenzó a aminorarse en abril, por lo que las próximas semanas la superficie del océano Pacífico se calentará y se registrarán más lluvias.

El universitario comentó que, a pesar de que estamos en un periodo donde cada vez llueve más, “un estudio donde se analizaron dos mil años de registros indirectos (provenientes de una caverna), estableció que ha habido periodos húmedos, pero también de sequías brutales que no duran uno o dos años, como las que hemos padecido, sino décadas e incluso cientos de años”.

Ante esta situación, expresó su preocupación por que el Valle de México pase de una etapa de lluvias abundantes a un periodo seco que dure decenas de años o más de un siglo, “porque ya ha pasado y existe el riesgo latente de que pueda volver a suceder, y entonces sí estaríamos en problemas fuertes” señaló.

En este sentido, resaltó la importancia de que los expertos unan esfuerzos para determinar si lo que dicen los registros históricos indirectos se puede reproducir con modelos, entender qué pasó y especificar cuándo podría volver a pasar.

Por su parte, Christian Domínguez Sarmiento, también integrante del CCA, recordó que los factores humanos como la demanda y la gestión del agua pueden exacerbar el impacto de la sequía en una región.

“Dependiendo del grado de presión que se tenga sobre los recursos hídricos y el manejo del agua, será la vulnerabilidad y consecuentemente el riesgo de desastre asociado a la sequía”, explicó y advirtió que la deforestación y el cambio de uso del suelo ha disminuido la capacidad de infiltración del agua, con consecuencias graves en los ecosistemas, como pérdida de biodiversidad e incendios.

La experta relató que durante la sequía de 2010-2012, el 95% del territorio nacional fue afectado por algún tipo de sequía, desde lo “anómalamente seco” hasta la “sequía excepcional”, mientras que en la que se presenta desde 2020 el 84% del territorio está bajo alguna condición de sequía, aunque actualmente la extrema afecta un área menor que la que se registró hace una década.

De acuerdo con el Instituto Internacional de Investigación para el Clima y la Sociedad de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos, hay un 40% de probabilidad de que la temperatura sea más caliente que en otros años en los meses de junio a agosto y de que llueva menos, sobre todo en los estados del Golfo de México.

Sin embargo, la universitaria aclaró que este tipo de pronósticos no incluye el efecto de los ciclones tropicales, los cuales contribuyen a aminorar los efectos de la sequía hidrológica y a llenar las presas, en especial las que se encuentran en el norte del país.

Domínguez Sarmiento detalló que el próximo 15 de mayo comenzará la temporada ciclónica en el Pacífico y el 1 de junio en el océano Atlántico, y que de acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional se espera una temporada ligeramente activa en ambos océanos.

A pesar de esto, reconoció que los sistemas podrían recurvarse o perderse en el océano y robarse la humedad. Por esto es importante que en el futuro se determine qué trayectoria predominará en una temporada, dijo y destacó que el CCA investiga actualmente si eso se puede hacer y con qué confiabilidad.

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