Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, 13 de mayo de 2021.

Así como el primer daño a la salud provocado por el consumo de bebidas azucaradas y la comida chatarra se registra en la boca, por donde entran estos productos a nuestro organismo, con caries y pérdida de piezas dentales; es en la boca y la dentadura donde también se registran los primeros beneficios de bajar el consumo de estos productos con alto contenido de azúcar.

En México el 90 por ciento de la población tiene caries, según el IMSS. De acuerdo con datos de la Asociación Dental Mexicana (ADM), en 2017, 70 por ciento de los niños de seis años de edad tenían caries debido al consumo de azúcares y falta de higiene, mientras que 34 por ciento de los pequeños de tres años la presentaban. Los datos epidemiológicos muestran que los adolescentes ya han perdido un promedio de tres piezas dentales y 8 de cada 10 adultos mayores de 60 años sólo tienen 10 piezas dentales. Si nos pensamos como especie, como mamíferos, este proceso de deterioro de la dentadura debido al tipo de productos que estamos comiendo es brutal.

Existe una normalización de la caries dental, es decir, se acepta como algo natural que se deterioren los dientes desde edades muy tempranas. Esta normalización se da a falta de un cuestionamiento, de la ceguera frente al daño que ha provocado el cambio de las dietas tradicionales a productos ultraprocesados comestibles. Una normalización que tiene un alto costo de salud para las familias y el país, un alto costo económico para todos.

La investigación que revela esta mejora en la salud bucal (Taxes to Unhealty Food and Beverages and Oral Health in Mexico: An Observational Study) acaba de ser publicada en la revista científica internacional especializada en el tema “Caries Research” y está basada en la revisión y análisis de datos nacionales epidemiológicos. La publicación revela que tras el impuesto a las bebidas azucaradas y la comida chatarra establecido en México en 2014, se registró a escala nacional una reducción en visitas por caries dental, una disminución de registros de casos de caries dental, una reducción en los reportes de deterioro y pérdida de dientes, así como una disminución en el registro de número de dientes que han sido afectados por caries.

Para quienes consideran que el problema radica en la falta de higiene bucal, lavado de dientes, y que con eso se evitaría la caries, recomiendo ver el documental Sugar Rush de Jamie Oliver en que está el testimonio del director de una clínica dental del Reino Unido establecida en una zona popular de Londres. El testimonio es claro: no hay higiene bucal que pueda contra la agresión constante de estos productos, en especial, de las bebidas azucaradas.

Las evidencias antropológicas son numerosas mostrando como la caries dental llegó a un sinnúmero de poblaciones con lo que es llamada “comida de tienda”. Desde los registros de poblaciones esquimales que realizaban competencias levantando decenas de kilos con solamente sus dientes y cómo otras poblaciones de la misma etnia que habían sido invadidas por la comida de tienda tenían ya la dentadura totalmente dañada por las caries.

Los productos comestibles que se han venido imponiendo en la dieta tienen sus primeros impactos en la salud oral, en la dentadura, después viene el principio del síndrome metabólico, el sobrepeso, la hipertensión, la obesidad, la diabetes, las enfermedades cardiovasculares. Siempre empezando por la boca, por la sentadura. La Escuela de Harvard de Medicina Dental ha puesto la atención en cómo el deterioro de la dentadura es el primer signo de alarma sobre la cascada de enfermedades que trae la alimentación basada en estos productos con muy altas cantidades de azúcares, grasas y sodio, comunes de la comida chatarra y las bebidas azucaradas.

Karen Sokol-Gutierrez de la Universidad de California, una de las más destacadas especialistas en el tema de la salud oral, realizó trabajos de campo cuando era estudiante, en zonas rurales de Ecuador. En los años setenta la caries no era común entre los niños, mostraban dentaduras fuertes y sanas. Regresó 30 años después y registró un cambio radical y profundo en la dieta con la llegada de la comida chatarra y las bebidas azucaradas al tiempo que la caries ya era una epidemia entre los niños de las mismas comunidades.

El impuesto a las bebidas azucaradas y la comida chatarra está mostrando un primer beneficio que debe profundizarse a través de incrementar ese impuesto a las bebidas azucaradas, al menos a un 20 por ciento, prohibir la publicidad de estos productos y sus promociones, así como sacarlos de las escuelas. Las medidas están ahí, mostrando resultados en todo el mundo, solamente que los intereses económicos afectados son especialistas en generar percepciones y narrativas que favorecen sus intereses como: estos problemas de salud son responsabilidad de las personas, son un efecto de sus malas elecciones, el problema es la falta de actividad física, no hay productos buenos ni malos, etcétera, etcétera.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.