Por Alejandro Calvillo, Sin Embargo, 01 de abril del 2021.

El 70 por ciento del agua que se consume en la Ciudad de México viene del subsuelo, de los acuíferos que se abastecen, principalmente, del llamado Bosque de Agua. Se calcula que por cada dos litros que se extraen del subsuelo para ser consumidor en la ciudad, se recarga solamente un litro a través de este sistema natural. Por lo anterior, cada vez se extrae agua de una mayor profundidad y la ciudad se hunde.

La tala en el Bosque de Agua es brutal, por decir algo, ya perdió un 40 por ciento de su capa forestal y la tala continúa. Hay varias carreteras que se encuentran cerca de la Ciudad de México, como la que va de la Marquesa al Ajusco o la de Tres Marías a Ocuilan, entre otras, que simplemente no se recomienda transitar de noche por las acciones de las bandas criminales asociadas a la tala ilegal.

La sequía este año es extrema y así seguirá, agudizándose, a causa del cambio climático y por la perdida de la capa vegetal. En los primeros dos meses del año la precipitación pluvial descendió en más del 20 por ciento. En estos días, algunas de estas carreteras no pueden transitarse ni de día, por los incendios.

El panorama es así, la situación se agudizará en los próximos meses, aún no llegamos al momento extremo de sequías. Hace un par de meses, el coordinador del Servicio Metereológico Nacional declaró, en la reunión del Comité Nacional de Grandes Presas, que el grado de sequía en el territorio nacional aumentó de 79.12 a 80.43 por ciento, entre el 31 de enero y el 15 de febrero. Eso fue hace un par de meses, en dos meses más podremos estar enfrentando incendios masivos descontrolados y múltiples en varios frentes dentro del Bosque de Agua.

El Bosque de Agua que forma la mayor parte del tanque de agua que abastece a la Ciudad de México, a Cuernavaca y a la ciudad de Toluca, se encuentra en una profunda vulnerabilidad frente a incendios por el grado de la sequía, la tala y las altas temperaturas que se están registrando.

Por otro lado, las comunidades no tienen la capacidad de enfrentar los incendios, no tienen el personal, la preparación y organización necesaria y menos aún los equipos para hacerlo. Los recursos que eran antes escasos, fueron recortados.

El Bosque de Agua comprende la Sierra del Chichinautzin, el Desierto de los Leones, el Ajusco, las lagunas de Zempoala y la Sierra de las Cruces. Se trata de bosque y pastizales que se ven amenazadas también por el crecimiento urbano.

Los bosques que abastecen los acuíferos y las presas están bajo una profunda sequía, cubiertos de material inflamable y las temperaturas son extremadamente altas.

La pérdida de cada hectárea de bosque significa menor infiltración de agua al subsuelo, lo que lleva a menor disponibilidad de agua en los acuíferos de la Ciudad de México, Cuernavaca y Toluca, afectando a alrededor de una quinta parte de la población del país. Esto lleva a una extracción de agua a mayor profundidad y mayor hundimiento de la ciudad y, por lo tanto, mayor vulnerabilidad a terremotos.

En vez de aumentar la masa forestal del Bosque de Agua para incrementar la capacidad de infiltración de agua al subsuelo, estamos perdiendo los bosques por la tala ilegal y los incendios sin control y la incapacidad de enfrentarlos. En este proceso ecocidia ha jugado un papel importante el Poder Judicial que no ha actuado frente a los talamontes ni ha aprendido a quienes han asesinado a defensores de este bosque.

El 3 de enero de 2020 murió en accidente aéreo el Presidente municipal de Ocuilan, Félix Alberto Linares González. Hay quienes interpretan que fue un atentado. Unos seis meses antes, en julio de 2019 fue agredido a balazos cuando transitaba en su vehículo y grababa un video de talamontes en las Lagunas de Zempoala.

Es urgente que los gobiernos de la Ciudad de México, Morelos y Estado de México formalicen una Comisión de Protección del Bosque de Agua para combatir la tala ilegal y los incendios, así como impulsar la regeneración de este ecosistema de gran biodiversidad, impulsando un programa interestatal con la capacidad de regenerarlo.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.