Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 06 de abril del 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • En el verano del 2020, el Centro para la Ciencia en el Interés Público (CSPI, por sus siglas en inglés) lanzó una campaña en redes sociales para acabar con Mercola.com. Ahora admite que presionó a la FDA para que me enviara una carta de advertencia para que dejara de escribir sobre productos nutricionales que pueden reducir el riesgo de infecciones respiratorias como el COVID-19
  • El CSPI es un grupo de defensa del consumidor financiado por multimillonarios y que tiene vínculos corporativos con Monsanto, la Fundación Gates, la Fundación Rockefeller, el Fondo Familiar Rockefeller y Bloomberg Philanthropies
  • El CSPI está en contra de toda la ciencia que demuestra que ciertos nutrientes pueden estimular su función inmunológica y ayudar a reducir el riesgo de infecciones graves, al señalar que alienta a las personas a no usar cubrebocas que, por cierto, no hay evidencia científica que respalde su uso universal
  • El CSPI es conocido por promover y respaldar información que beneficia a ciertos grupos, como cuando apoyó y promovió el uso de endulzantes artificiales, grasas trans, transgénicos, carne falsa y el mito conocido como “bajo en grasa”. También está en contra de la campaña que lucha por un etiquetado certero y honesto
  • Hemos analizado cuidadosamente la carta de advertencia y le hemos hecho saber a la FDA que no dejaremos de publicar información beneficiosa solo porque incomoda a unos cuantos

El 21 de julio del 2020, CSPI emitió un comunicado de prensa en el que me acusaron de afirmar falsamente “que al menos 22 vitaminas, suplementos y otros productos disponibles para la venta en su sitio web pueden prevenir, tratar o curar la infección por COVID-19”, esto a pesar de que su Apéndice de Afirmaciones Ilegales demuestra claramente que ninguno de los productos hace alguna afirmación con respecto al COVID-19.

Este grupo también testificó ante una audiencia en el Senado sobre el tema de las estafas de COVID-19 y solicitó a la Administración de Alimentos y Medicamentos, al igual que a la Comisión Federal de Comercio a tomar medidas regulatorias en mi contra.

En un correo electrónico con fecha del 12 de agosto de 2020, el presidente del CSPI, el Dr. Peter Lurie, excomisionado asociado de la FDA, hizo la falsa afirmación al decir que “quiero sacar provecho de la pandemia de COVID-19” al “alarmar contra las vacunas” y publicar información sobre la nutrición basada en ciencia que ha demostrado tener un impacto en el riesgo de enfermedad.

Exfuncionario de la FDA arremete contra la salud natural

Saber que Lurie es un exfuncionario de la FDA, así como el hecho de que la agencia nos haya enviado una carta de advertencia para “los productos no aprobados y mal etiquetados relacionados con el COVID-19” es desalentador, pero no una sorpresa. Lurie se atribuyó públicamente el crédito por la acción de la FDA, lo que demuestra la influencia que tiene el CSPI con esta nueva administración, gracias a relaciones que no tenían en agosto, cuando lanzaron su primer intento de censura a mi libertad de expresión.

Según la FDA, los productos de vitamina C, vitamina D3 y quercetina son “medicamentos nuevos que no han sido aprobados, por lo que su venta es una violación de la sección 505 (a) de la Ley Federal de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos”. Además, la agencia también incluyó a Mercola.com en su página de productos fraudulentos para la enfermedad por COVID-19.

Lurie parece estar insinuando que también quiere que las autoridades federales eliminen mi sitio web denominado StopCOVIDCold, donde puede descargar de forma gratuita un reporte científico que detalla los beneficios de mantener niveles adecuados de vitamina D para protegerse contra las infecciones virales. También solicitó a “los fiscales generales de cada estado investigar cómo pueden proteger aún más a los consumidores del marketing ilegal de Mercola”.

Lurie escribió, “a los residentes de Estados Unidos les preocupa infectarse de coronavirus y contraer la enfermedad por COVID-19, y engañarlos al hacerlos creer que los suplementos podrían prevenir o tratar esta enfermedad podría provocar que los consumidores no tomen medidas de protección, como usar cubrebocas, o bien que se pongan a sí mismos y a otros en riesgo, o que no busquen tratamiento médico real si están enfermos”.

Lo irónico es que Lurie no mencione toda la ciencia documentada y revisada por pares que demuestra que ciertos nutrientes pueden estimular su función inmunológica y ayudar a reducir el riesgo de infección grave, ya sea por SARS-CoV-2, gripe estacional o por cualquier otra cosa, y que prefiera promover el uso de cubrebocas, que por cierto no cuenta con evidencia científica documentada que respalde su uso universal, como una de las principales estrategias de prevención contra el COVID-19.

Por desgracia, esto es lo que vivimos todos los días. Nos piden “confiar en la ciencia”, mientras promueven afirmaciones que no han sido verificadas por la ciencia y tratan de silenciar y desprestigiar a alguien solo por informar sobre los hallazgos que realmente se publican en la literatura médica, por el simple hecho de que pueden tener un impacto negativo en las ganancias de la industria farmacéutica.

El CSPI y la FDA no tienen el derecho de censurar la libre expresión

El CSPI está tratando de censurar mis esfuerzos por informar a las personas sobre cómo evitar la deficiencia de vitamina D, un problema que sin duda aumenta el riesgo de complicaciones y muerte por infecciones respiratorias. No voy a permitir que las personas mueran de COVID-19 y de otras infecciones respiratorias a causa de la deficiencia de vitamina D.

En octubre del 2020, coescribí un artículo junto con el Dr. William Grant y la Dra. Carol Wagner, ambos forman parte del panel de expertos en vitamina D de GrassrootsHealth, en este artículo, que se publicó en la revista médica Nutrients, hablamos sobre el claro vínculo entre la deficiencia de vitamina D y los casos graves de COVID-19.

Con eso, he establecido mi mérito médico y científico, y continuaré expresando mis opiniones profesionales que se basan en la ciencia disponible, así como defendiendo mi libertad de expresión tal y como lo establece la Constitución de los Estados Unidos.

La carta de advertencia de la FDA menciona las afirmaciones que aparecen en los artículos de mi sitio web que están completamente referenciadas y respaldadas por la ciencia publicada. Me comprometo a proporcionar información veraz, de forma gratuita, a todo el que lo desee y estoy dispuesto a tener un debate científico cuando sea necesario. El CSPI se ha atribuido el mérito de presionar a la FDA para que enviara esta carta de advertencia que atenta contra la libertad de expresión. La carta de advertencia de la FDA no es más que otro intento del CSPI para difamarme con falsas acusaciones.

Como bien sabe el CSPI, gracias a la constitución de los Estados Unidos y a la primera enmienda, tengo todo el derecho a hablar públicamente sobre asuntos relacionados con la salud, por lo que esto no es más que otro intento de “censurarme” al tratar de ocultar su propia duplicidad. Para que quede constancia, hemos analizado cuidadosamente la carta de advertencia y le hemos hecho saber a la FDA que no dejaremos de publicar información beneficiosa solo porque incomoda a unos cuantos.

No es la primera vez que el CSPI pone otros intereses sobre la salud pública

El CSPI sigue sin reconocer a la vitamina D a pesar de la evidencia que respalda su capacidad para reducir el riesgo de desarrollar COVID-19 grave. Esto no es algo que deba sorprendernos, ya que viene de una organización financiada por Rockefeller y que promovió el consumo de las mortales grasas trans entre la población de los Estados Unidos, hasta que se vieron superados por la realidad, momento en el que simplemente reescribieron la historia de la organización sobre este tema para ocultar su postura previa.

En el 1986, el CSPI describió a las grasas trans como “muy beneficiosas para las arterias de las personas” y dos años después, en 1988, aún promovían su consumo, al decir que “hay pocas pruebas sólidas de que las grasas trans causen más daño que otras grasas” y que “gran parte de la ansiedad por las grasas trans se debe a su reputación de ‘antinaturales'”. Mientras tanto, en el mundo real, los productos trans que tanto promovía el CSPI provocaron una epidemia de enfermedades cardíacas.

El artículo de David Schleifer, “The Perfect Solution: How Trans Fats Became the Healthy Replacement for Saturated Fats,” habla sobre el papel del CSPI al recomendar las grasas trans, así como de su influencia en la industria de los alimentos. Igualmente señala lo siguiente:

“Los académicos argumentan una y otra vez que las corporaciones controlan la producción de alimentos en los Estados Unidos, con consecuencias negativas para la salud, aunque, la transición de grasas saturadas a grasas trans muestra cómo hay varias corporaciones detrás de los llamados activistas”.

No fue hasta 1990, que el CSPI comenzó a cambiar su postura con respecto a las grasas trans sintéticas, pero el daño ya estaba hecho y nunca admitió su error. De hecho, en lugar de admitir abiertamente que había engañado al público con afirmaciones erróneas, lo único que hizo fue eliminar las secciones de su página web en donde respaldaba el consumo de grasas trans. La cronología histórica de las grasas trans comienza en 1993, el año en que el CSPI decidió cambiar de postura y comenzar a apoyar la eliminación de las mismas grasas trans que promovió durante años.

Después, el CSPI comenzó a recaudar dinero para campañas destinadas a detener las sustancias que solían promover. ¿Qué tan diabólico es eso? Primero crear el problema y después gastar dinero ajeno para solucionarlo.

La Dra. Mary Enig notó la incoherencia de sus actos y lo puso en evidencia en un artículo del año 2003:

“El 20 de octubre de 1993, el CSPI tuvo el descaro de convocar una conferencia de prensa en Washington, DC y criticar a las principales cadenas de comida rápida por hacer lo que el CSPI les obligó a hacer, es decir, utilizar aceites vegetales parcialmente hidrogenados en sus freidoras.

En esa fecha, el CSPI, que durante muchos años fue un entusiasta defensor de los aceites parcialmente hidrogenados, incluso cuando sus efectos adversos para la salud eran evidentes, decidió cambiar de postura después de que una gran cantidad de reportes médicos demostraron la relación entre los ácidos grasos trans en estos aceites procesados con la enfermedad coronaria y el cáncer …

Gracias al CSPI, las grasas saludables han desaparecido casi por completo del suministro de alimentos, ya que fueron remplazadas por las grasas trans sintéticas que son conocidas por causar muchas enfermedades. Para 1990, la mayoría de las cadenas de comida rápida ya utilizaban aceites vegetales parcialmente hidrogenados …

Pero, ¿quién se beneficia de todo esto? Pues la soya… y en el boletín de CSPI de enero de 1991, Jacobson señaló ‘gracias a la Asociación Americana de la Soya logramos nuestro objetivo'”.

Pero lo peor de todo es que hasta la fecha el CSPI sigue recomendando consumir grasas insaturadas como los aceites de soya y canola, al igual que recomiendan evitar la mantequilla y otras grasas saturadas saludables, al decir que “remplazar las grasas no reduce el riesgo de muerte”.

Esto ignora por completo la evidencia convincente que demuestra que los aceites vegetalesel ácido linoleico omega-6 en particular, representan riesgos graves para la salud y contribuyen a la aparición de enfermedades crónicas. Y las enfermedades crónicas, a su vez, causan la mortalidad.

El CSPI se encarga de proteger a las compañías más poderosas

El CPSI tiene la costumbre de promover y respaldar información que beneficia a ciertos grupos. Por ejemplo, fue apenas hasta el año 2013 que el CSPI finalmente cambió la categoría del endulzante artificial Splenda de “segura” a “consumir con precaución”.

En el 2016, volvieron a cambiar su categoría de “consumir con precaución” a “evitar”, pero a pesar de eso, el CSPI continúa promoviendo el consumo de sodas de dieta como una alternativa más segura a las sodas regulares, al decir que “no promueve la diabetes, el aumento de peso o las enfermedades cardíacas de la forma en que lo hacen las sodas que contienen muchas calorías”.

Este grupo también apoya el uso de organismos transgénicos al oponerse por completo al movimiento de etiquetado de OMG, lo que resultó en que Estados Unidos fuera el único país del mundo que no tiene un etiquetado oficial de OGM. En agosto del 2001, la organización instó a la FDA a tomar medidas en contra de las empresas de alimentos que utilizan el etiquetado “libre de OMG”, al afirmar que tales etiquetas podrían “engañar a los consumidores”.

De manera similar, el grupo se opone al etiquetado de la carne falsa ultraprocesada. En mayo del 2018 envió una carta a la FDA, en la que el CSPI le solicitó “rechazar los esfuerzos de la Asociación de Ganaderos de los Estados Unidos para prohibir el uso de los términos como ‘carne’ o ‘carne de res’ en proteínas de origen vegetal y cultivadas que se comercializan como alternativas a la carne tradicional”, así que en general, parece que el CSPI está en contra de que el público esté bien informado.

El CSPI también promovió el mito de “bajo en grasa”. En 1995, lanzaron la campaña denominada “1 % o menos”, la cual recomendaba a todas las personas mayores de 2 años a cambiar la leche entera y de 2 % por leche descremada (también conocida como leche desnatada), con el fin de reducir su consumo de grasas saturadas.

Otra de sus campañas exitosas que duplicó la venta de leche descremada. Sin embargo, al igual que con su campaña de grasas trans, las investigaciones demostraron que sus recomendaciones no son las más acertadas, ya que según estas investigaciones los lácteos enteros en realidad reducen el riesgo de muerte por diabetes y por causas cardiovasculares como derrame cerebral.

El CSPI trabaja para todos menos para hacer cumplir su misión

Si consideramos que la ciencia ha demostrado que las grasas tras, los endulzantes artificiales, la soya, los organismos transgénicos, la dieta baja en grasa y la carne falsa son dañinas para la salud, entonces el hecho de que el CSPI se haya dedicado a defender su consumo por tanto tiempo deja ver que su trabajo es muy cuestionable.

Parece que su principal interés es ayudar a incrementar las ganancias de las diferentes industrias y su intento por acabar con las empresas que venden vitaminas y suplementos con efectos antivirales y naturales son solo otra prueba de ello.

El hecho de que esté intentando acabar con Mercola.com se debe a que representamos una amenaza para sus propios intereses, por lo que quieren eliminar a todos aquellos que lo único que buscan es decir la verdad.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.