Por Andrés Gil, Microsoft News, 29 de marzo del 2021.

Esto significaría que las plantas, animales y microorganismos creados con técnicas de ingeniería genética como la CRISPR/Cas (herramienta que se puede utilizar para cortar con precisión y eliminar o reemplazar una secuencia genética específica) no estarían sujetos a ciertos controles de seguridad, seguimiento o etiquetado para el consumidor.

Así se desprende de la documentación conseguida por el Corporate Europe Observatory (CEO), a través de solicitudes de transparencia y de acceso a información, que revelan la tácticas utilizadas por la industria biotecnológica para preparar el terreno para la desregulación.

De acuerdo con el informe del CEO, al que ha tenido acceso elDiario.es, la industria ha seleccionado a cargos ministeriales de los países para reunirse con los lobistas; ha creado un grupo de trabajo dirigido por un equipo de expertos gracias a una gran subvención de la Fundación Gates para diseñar “narrativas climáticas” sobre la desregulación de los transgénicos; ha lanzado un manifiesto firmado por investigadores para trasladar la idea de que estas técnicas gozan de un amplio apoyo de la comunidad científica.

La Comisión Europea tiene previsto publicar un estudio a finales de abril sobre las nuevas técnicas como base para un mayor debate entre los Estados miembros. “Mientras, colectivos de la sociedad civil y grupos agrícolas piden a la UE que dé prioridad a las preocupaciones ambientales y de salud, y mantenga los controles de seguridad de los organismos genéticamente modificados”, relata el informe del Corporate Europe Observatory.

Con el Pacto Verde Europeo y la estrategia de la granja a la mesa, la Comisión Von der Leyen se ha comprometido a un cambio que se aleja de la agricultura industrial tal como la conocemos.

Con un objetivo de reducción del 50% de plaguicidas y un objetivo de agricultura orgánica del 25% para 2030, crea una crisis existencial para aquellas corporaciones que son dominantes tanto en el mercado de pesticidas como en el de semillas comerciales, en particular Bayer, BASF, Corteva (antes DowDupont) y Syngenta (ChemChina).

“Estas corporaciones están destinadas a perder una gran parte de sus beneficios por la venta de plaguicidas y, por lo tanto, buscan un nuevo modelo comercial: aumentar los ingresos del negocio de las semillas. Esto se aplica aún más al gigante químico alemán Bayer, que se encuentra en serios problemas financieros desde que compró Monsanto, debido al costoso litigio en curso sobre el glifosato en EEUU. Tener nuevas semillas modificadas genéticamente sin supervisión regulatoria, pero patentadas, seguramente cumpliría ese objetivo”, afirma el informe.

“Durante muchos años, la industria de la biotecnología ha presionado a la Comisión Europea para que no regule los productos elaborados con nuevas técnicas de modificación genética, incluidas las técnicas de edición del genoma como CRISPR/Cas. Sin embargo, el 25 de julio de 2018, el Tribunal de Justicia de la UE dictaminó que dichos procedimientos de edición del genoma son técnicas de modificación genética y que sus productos deben estar regulados como tales, de acuerdo con las normativas comunitarias”, explica la entidad: “Desde entonces, la industria y los investigadores han estado presionando para cambiar las normas comunitarias (2001/18) con el fin de desregular la edición del genoma (es decir, sin evaluación de riesgo, supervisión o etiquetado)”.

Pero hay dos grandes obstáculos que superar. En primer lugar, cada decisión sobre los organismos modificados genéticamente en la UE es muy controvertida, por lo que será difícil encontrar suficiente apoyo para revisar las regulaciones.

En segundo lugar, y relacionado con el primero, también se debe ganar el apoyo público. “Por lo tanto, se están haciendo promesas desorbitadas sobre los supuestos beneficios de los cultivos y animales con técnicas de edición del genoma”, asegura el CEO.

Las tácticas de lobby descritas en el informe parecen centrarse, en primer lugar, en la estrategia legal y, en segundo lugar, en desarrollar una narrativa positiva de relaciones públicas de, por ejemplo, “productos insignia” respetuosos con el clima, con el fin de obtener la aceptación pública de los nuevos OMG.

“Las iniciativas de lobby descritas en este informe aparentemente parecen estar impulsadas por institutos de investigación público-privados, sin embargo, esto oculta el hecho de que existen vínculos estrechos con los intereses corporativos”, explica la investigación: “A través de solicitudes de Libertad de Información a la Comisión Europea y los gobiernos de Holanda y Bélgica, el Corporate Europe Observatory (CEO) ha descubierto nueva información sobre tácticas de presión recientes empleadas para socavar y cambiar las regulaciones de OGM de la UE existentes para permitir nuevas plantas y animales transgénicos, obtenidos a través de técnicas de edición del genoma no estén reguladas en el mercado interior de la UE. Esto significaría: sin evaluaciones de bioseguridad, inocuidad alimentaria o ambientales; sin control y sin libertad de elección para los consumidores (debido a la falta de etiquetado del producto)”.

La Comisión Europea (dirección general de Sanidad) publicará un estudio antes del 30 de abril de 2021, “que puede contener ‘opciones políticas’ para cambiar las leyes de OMG de la UE”, afirma el informe: “El estudio fue solicitado por el Consejo de la UE [los Gobiernos] bajo la presidencia rotatoria finlandesa, en tanto que los Estados miembros querían respuestas a las cuestiones prácticas de la aplicación de la sentencia. Pero como argumentó una investigación de Amigos de la Tierra, ‘la configuración del estudio ha dado lugar a grandes preocupaciones de que el proceso haya sido capturado por la industria’. Esto se debe a que la base del estudio es una consulta dirigida a las partes interesadas muy sesgada y dominada por la industria”.

Entre mayo y junio de 2021, los Estados miembros discutirán el estudio en el Consejo de Agricultura y el de Medio Ambiente. Luego, las votaciones sobre el informe de la granja a la mesa del Parlamento Europeo en junio (comisiones) y julio (sesión plenaria) revelarán la posición del Parlamento sobre esta cuestión.

Las solicitudes de acceso a la información a las autoridades belgas y holandesas del CEO revelan que la Organización Europea de las Ciencias Vegetales (EPSO), con sede en Bruselas, “ha estado celebrando una serie de reuniones de presión con reguladores nacionales cuidadosamente seleccionados de países y ministerios. El objetivo es conseguir la desregulación de las técnicas de edición del genoma. Las discusiones se centraron, por un lado, en cuál sería la vía legal menos difícil para lograr la desregulación; y, por otro lado, encontrar ‘proyectos emblemáticos’ de productos editados con genoma que puedan ganar los corazones y las mentes del público. Hasta ahora se han celebrado tres reuniones (septiembre de 2019, enero de 2020, noviembre de 2020), y una cuarta está prevista para mayo de 2021”, relata el informe.

La invitación a la primera reunión decía, según los papeles del CEO: “La reunión será una discusión informal de mente abierta bajo las Reglas de Chatham House entre científicos (1 por país) y responsables políticos (1-2 por país)”. Se invitó a los participantes “de países que mostraron inclinación a apoyar una aproximación innovadora para la agricultura y el mejoramiento vegetal genético en Europa (por “innovador” se refieren a afines con los nuevos OMG)”. El objetivo es que la EPSO, según la documentación, “colabore con los responsables de la formulación de políticas para desarrollar una reglamentación adecuada y preparada para el futuro” para las nuevas técnicas de OMG.

Sin embargo, pocos o ninguno de esos países tienen una posición oficial y pública sobre el asunto. En algunos, como en Francia y Alemania, los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente, respectivamente, tienen puntos de vista opuestos. Y no hay constancia de que los ministerios de Medio Ambiente de estos países han tenido conocimiento de la existencia de estas reuniones.

Los documentos contienen listas de participantes, pero los nombres están tachados. A la primera reunión, en septiembre de 2019 en Bruselas, asistieron reguladores de siete países de la UE: Bélgica, Finlandia, Francia, Alemania, Países Bajos, España y Suecia.

En cuanto a los investigadores, de los documentos se sabe que René Custers asistió por el Flanders Institute for Biotechnology (VIB, Bélgica); Ernst van den Ende, por la Wageningen University (Holanda); y Ralf Wilhelm, por el Julius Kuhn Institute (Alemania). Es probable que otros sean miembros del grupo de trabajo de Tecnologías Agrícolas de la EPSO.

En la segunda reunión, en enero de 2020 en Bruselas, la asistencia de los ministerios de los Estados miembros fue menor, con muchas cancelaciones, y solo asistieron reguladores de Finlandia, Francia y Alemania. En el caso de Alemania, asistieron no menos de cuatro reguladores de dos ministerios. La lista de países se había ampliado a 12, esta vez incluidos Dinamarca y Lituania.

El think tank Re-Imagine Europa (RIE) enuncia como razón de ser “reforzar el papel de Europa como potencia económica mundial en el siglo XXI capaz de salvaguardar un futuro próspero de paz, libertad y justicia social para todos sus ciudadanos”. La entidad fue cofundada por el exjefe de Estado francés Valéry Giscard d’Estaing, recientemente fallecido.

Re-Imagine Europa tiene una metodología específica: establecer un grupo de trabajo para cada uno de los tres “desafíos estratégicos” (Democracia, Economía y Planeta) que involucran a “un comité de aproximadamente un centenar de expertos del mundo académico, think tanks, industria, ONG, organizaciones de la sociedad civil y otros actores relevantes”. Los temas de los grupos de trabajo son seleccionados por la Junta Asesora.

La web de RIE explica que los miembros de la Junta “que solicitan la puesta en marcha de un Grupo de Trabajo sobre Innovación y Clima” incluyen al eurodiputado Paolo De Castro (PD/S&D) y al ex comisario europeo de Investigación Carlos Moedas, quienes han hecho declaraciones en el pasado a favor de la desregulación de las nuevas técnicas de modificación genética.

En noviembre de 2020 se lanzó el nuevo grupo de trabajo: Agricultura e innovación sostenibles. Sin embargo, el único enfoque de su cometido se centra en cómo conseguir la desregulación en la UE de cultivos y animales con genomas editados.

Para este grupo de trabajo, la Fundación Bill y Melinda Gates (BMGF) concedió una subvención de 1,5 millones de dólares en 2020. El objetivo del grupo de trabajo se describe en la web de la Fundación Gates en términos claros: “Comprometerse con un amplio conjunto de actores europeos en la edición del genoma en el siglo XXI”.

La subvención de la BMGF, con fecha de julio de 2020, aún no figura en la entrada del grupo de expertos en el registro de transparencia de lobbys de la UE, según el CEO: “Re-imagine Europa tiene un presupuesto total declarado de poco menos de 5.000 euros. Su web establece que ‘Re-Imagine Europa quiere trabajar por el interés de los ciudadanos europeos’, con un presupuesto donde ‘1/3 de los fondos provengan de fundaciones públicas, 1/3 de privados y 1/3 de la gente”.

Su web, explica el CEO, afirma: “Re-Imagine Europa está financiado por fundaciones líderes, como Fundación La Caixa, Fondazione Cariplo, Fundación Bill & Melinda Gates, así como financiación basada en proyectos de la Comisión Europea”.

El grupo de trabajo Agricultura sostenible e innovación tiene su propio Comité Directivo. “Incluye a muchos defensores de la desregulación, como el eurodiputado Paolo de Castro, Garlich von Essen (Euroseeds, el lobby de las semillas), PekkaPessonen (el lobby de las grandes granjas Copa-Cogeca), Dirk Inzé (VIB y EU-SAGE) y Pere Puigdomenech, del Centro de Investigación en Economía Agraria de Barcelona. Puigdomenech también es miembro de la junta de All European Academies (ALLEA). ALLEA y EU-SAGE son sub-beneficiarios de la subvención de la Fundación Gates para Re-Imagine Europa”, relata el informe del Corporate Europe Observatory: “La composición del Comité Directivo y del comité de expertos está dirigida a favor de la desregulación”.

“Un documento publicado en la web del grupo de expertos del RIE muestra que tiene objetivos muy similares a las reuniones de reguladores de la EPSO: desarrollar una estrategia legal por un lado y enmarcar la edición del genoma como algo positivo en el contexto narrativas por el otro”, relata el informe del CEO: “Este documento describe el objetivo del grupo de trabajo como ‘comprender mejor los valores y las prioridades’ que deberían ‘guiar el pensamiento para la estrategia de la granja a la mesa’. Luego, analizarán ‘cómo las nuevas tecnologías podrían ayudarnos a lograr esta visión. Los límites entre la denominada agricultura industrial y la producción orgánica” deberían ser ‘redefinidos’. Como desafíos, el grupo de trabajo identifica ‘la velocidad a la que se desarrollan las nuevas tecnologías y la evidencia científica’, y también ‘la herencia de un discurso público cargado de emociones de los años noventa”.

Unos meses después de la sentencia del Tribunal Europeo de julio de 2018, un grupo de investigadores liderado por el Instituto Flandes de Biotecnología (VIB) envió una carta al entonces presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, expresando su preocupación por las consecuencias de la sentencia, explica el informe del CEO: “Instaron a la Comisión Europea saliente a preparar propuestas de políticas que excluirían a los nuevos OGM de la legislación existente y garantizar que los Estados miembros dieran su apoyo. La carta apenas contiene argumentos con fundamento científico sobre agricultura o incluso biotecnología, y se refería a las regulaciones de la UE como obstáculo en la carrera de la innovación o para la competitividad”.

“El VIB ha participado activamente en la campaña de lobby para la desregulación de nuevos OGM durante muchos años”, afirma el informe: “El instituto tiene a Bayer y BASF en su directorio, y sus investigadores a menudo tienen intereses adquiridos en la tecnología a través de patentes. El director científico de VIB, Dirk Inzé, destacaba en un artículo de opinión que la carta abierta promovida por EU-SAGE [una plataforma de lobby creada por el instituto flamenco de biotecnología VIB] firmada por ‘científicos europeos’ es ‘una prueba de un sólido consenso entre la comunidad académica de investigación en ciencias de la vida de que debemos actuar para salvaguardar el futuro de la edición del genoma”.

EU-SAGE se inscribió en el registro de transparencia de lobbys de la UE en enero de 2020. Las tres personas que figuran como responsables son empleados de VIB: el director científico Dirk Inzé, el lobista René Custers y Oana Dima, “directora de políticas científicas de la red EU-SAGE”.

“Una de las razones para crear EU-SAGE tiene que ver con la oportunidad de participar como parte interesada a escala comunitaria en la fase de consultas para el estudio de la Comisión Europea por parte de la dirección general de Salud”, afirma el informe del CEO: “¿EU-SAGE realmente representa a los ‘129 institutos de investigación’ como afirma en su sitio web”.

Y añade: “Sin embargo, una mirada más cercana muestra que muchos firmantes no representan a su instituto, y se calcula que menos de la mitad de los institutos han firmado como tales: un rector de una universidad belga, por escrito, se opuso al uso del logotipo de su institución. Incluso cuando los rectores o directores generales firmen, se pueden dudar sobre qué proceso se aplicó para decidir apoyar esa carta abierta. En algunos otros casos, los signatarios no eran de institutos de investigación, y en otros las firmas se repetían”.

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