Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 30 de marzo del 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Él contactó a la Organización Mundial de la Salud y a otras organizaciones internacionales de salud para advertir sobre las consecuencias perjudiciales de un mayor escape inmunológico viral provocado por la campaña actual de vacunas contra el COVID-19
  • Las vacunas contra el COVID-19 están destinadas para inducir anticuerpos específicos que atacan el virus SARS-CoV-2; sin embargo, como en el caso de la resistencia a los antibióticos, es fundamental que estos anticuerpos sean capaces de eliminar todo lo el virus, de lo contrario podría ocurrir un resultado peor
  • Hoy en día circulan variantes del SARS-CoV-2 que no corresponden con la vacuna, lo que hace que las personas que ya recibieron las vacunas se conviertan en portadores asintomáticos que transmiten las variantes más infecciosas a la comunidad
  • La campaña de vacunación contra el COVID-19 podría convertir lo que era un virus inofensivo en una “arma biológica de destrucción masiva”

El Dr. Geert Vanden Bossche, experto en vacunas y quien ha trabajado para la Fundación Bill y Melinda Gates, pidió recientemente que termine la campaña de vacunación masiva contra el COVID-19.

El Dr. Bossche describe un principio general en la biología, vacunología y microbiología, el cual afirma que al atacar organismos vivos como bacterias o virus con antibióticos, anticuerpos o quimioterapéuticos, los cuales no los elimina por completo, se estimula involuntariamente a estos para que muten en cepas más virulentas. Los que escapan de su sistema inmunológico sobreviven y seleccionan mutaciones para asegurar su supervivencia.

“Tendrán un momento muy difícil y la mayoría de estos microorganismos morirán”, dice Bossche. “Pero si no puede eliminarlos a todos, si no puede prevenir por completo la infección y si todavía existen algunos microorganismos que se pueden reproducir a pesar de esta enorme presión, comenzarán a seleccionar mutaciones que les permitan sobrevivir”.

El COVID-19 tiene una alta capacidad de mutación, pero, de acuerdo con Bossche, si el virus no está bajo presión, no necesariamente tendrá la necesidad de seleccionar mutaciones para volverse más infeccioso. Pero si lo pone bajo presión, como ocurre actualmente con la campaña masiva de vacunas, esto podría cambiar.

“Esto no sería un desastre, ya que los virus solo se pueden reproducir y multiplicar en células vivas”, agrega Bossche. El SARS-CoV-2, el virus que causa el COVID-19, es una célula envuelta, por lo que no puede sobrevivir mucho tiempo en el medio ambiente. Sin embargo, durante una pandemia, cuando el virus está casi en todas partes, no le resulta difícil encontrar un huésped vivo para reproducirse.

“Es justo lo mismo que la resistencia a los antibióticos”

Bossche explica los peligros de la vacuna contra el COVID-19 y utiliza la resistencia a los antibióticos como ejemplo. Los antibióticos cada vez pierden más su eficacia contra las bacterias comunes, ya que descubrieron cómo evadirlos. En el caso del COVID-19, el virus podría desarrollar formas de evadir sus “antibióticos antivirales de fabricación propia” o anticuerpos.

Su cuerpo tiene anticuerpos naturales que son parte de su sistema inmunológico innato, así como anticuerpos adquiridos que actúan como respuesta a patógenos específicos. Aunque los anticuerpos adquiridos, como los generados por la vacuna contra el COVID-19, son para un organismo especifico, los anticuerpos naturales no lo son y sirven para protegerlo de una gran variedad de posibles invasores. Bossche explicó:

“Como el sistema inmunológico innato no puede recordar los patógenos que encontró (la inmunidad innata no tiene la llamada ‘memoria inmunológica’), solo podemos confiar en él siempre que lo mantengamos lo suficientemente bien ‘entrenado’. El entrenamiento se logra por medio de la exposición regular a una variedad de agentes ambientales, incluyendo los patógenos.

Sin embargo, a medida que envejecemos, enfrentaremos cada vez más situaciones en las que nuestra inmunidad innata (a menudo llamada ‘la primera línea de defensa inmune’) no es lo suficientemente fuerte como para detener al patógeno en la vía de entrada (sobre todo barreras mucosas como epitelios respiratorios o intestinales).

Cuando esto sucede, el sistema inmunológico tiene que depender de efectores más especializados de nuestro sistema inmunológico (es decir, anticuerpos [ABS, por sus siglas en inglés] y células T específicas de antígeno) para combatir el patógeno”.

Las vacunas contra el COVID-19 están diseñadas para inducir anticuerpos específicos que se dirigen al SARS-CoV-2. Sin embargo, como en el caso de la resistencia a los antibióticos, es fundamental que estos anticuerpos sean capaces de eliminar todo el virus. De lo contrario, podría existir un resultado peor, incluyendo el escape inmunológico del que Bossche advierte:

“En caso de una enfermedad bacteriana, es muy importante elegir el tipo correcto de antibiótico (de acuerdo con los resultados de un antibiograma) y tomarlo durante el tiempo suficiente (según la prescripción). Si no cumple con estas prescripciones corre el riesgo de otorgarle a los microbios la oportunidad de sobrevivir y, por lo tanto, es posible que la enfermedad se agrave.

Un mecanismo muy similar también podría aplicarse a los virus, en especial a los virus que pueden mutar fácil y rápido (que es, por ejemplo, el caso de los coronavirus); cuando la presión ejercida por la defensa inmune (léase: población) comienza a amenazar la reproducción y transmisión viral, el virus tomará otra capa para que ya no se pueda reconocer tan fácil y, por lo tanto, el sistema inmunológico del huésped tampoco lo pueda atacar. El virus ahora puede escapar de la inmunidad (el llamado ‘escape inmunológico’)”.

La vacunación masiva “crea un monstruo que no se puede detener”

Bossche cree que los científicos, vacunólogos y médicos están cegados por los efectos positivos a corto plazo que las vacunas contra el COVID-19 podrían tener e ignoran sus “desastrosas consecuencias”. En circunstancias normales, el escape ocasional de un “mutante viral” no es demasiado preocupante, ya que es poco probable que encuentre un acceso rápido a un anfitrión en el que se pueda reproducir.

Durante una pandemia, es muy fácil para la variante del virus mutado encontrar nuevos huéspedes, que podrían incluir a las personas asintomáticas con COVID-19 o personas que recibieron solo la primera dosis de la vacuna contra el COVID-19, las cuales cuentan con una respuesta inmunológica por debajo del nivel óptimo. De acuerdo con Bossche:

“La combinación de infección viral en un contexto de madurez y de concentración por debajo del nivel óptimo de anticuerpos, le permite al virus seleccionar mutaciones para escapar de la presión inmunológica.

La selección de esas mutaciones ocurre de preferencia en la proteína Spike, ya que esta es la proteína viral responsable del riesgo de contagio viral. Dado que las mutaciones seleccionadas dotan al virus de una mayor capacidad infecciosa, ahora es mucho más fácil que el virus cause una enfermedad grave en las personas infectadas”.

Además, las personas que han tenido infecciones asintomáticas por COVID-19 podrían experimentar un ligero aumento en los anticuerpos específicos de la proteína Spike (S), que inhibe la respuesta inmunológica innata, lo que podría tener efectos desastrosos incluso para los niños:

“Esto quiere decir que con una tasa creciente de infección en la población, la cantidad de personas que se infectan mientras experimentan un aumento momentáneo de anticuerpos específicos de la proteína S incrementará de forma constante. En consecuencia, aumentará la cantidad de personas que se infectan mientras experimentan una disminución momentánea de su inmunidad innata.

Como resultado, una cantidad cada vez mayor de las personas se volverá más susceptible a contraer una enfermedad grave en lugar de mostrar solo síntomas leves (es decir, limitados al tracto respiratorio superior) o ninguno. Durante una pandemia, en especial las personas jóvenes sufrirán las consecuencias por esta evolución, ya que sus anticuerpos naturales aún no son reprimidos por una variedad de anticuerpos específicos de antígeno ‘adquiridos’.”

Es posible que se haya creado una tormenta perfecta porque los confinamientos implementados desde el comienzo de la pandemia hicieron que las personas no tuvieran una exposición regular a los patógenos, lo cual es necesario para mantener el sistema inmunológico innato en óptimas condiciones de funcionamiento.

La vacunación masiva de los adultos mayores podría incrementar la cantidad de muertes en los jóvenes

Bossche afirmó que la vacunación masiva contra el COVID-19 en los adultos mayores incrementará las tasas de morbilidad y de mortalidad en poblaciones más jóvenes, ya que a medida que se proteja a los adultos mayores, el virus buscará a los más jóvenes. Aunque el virus escapa de los anticuerpos específicos de la proteína Spike que incrementan de forma temporal en personas infectadas asintomáticamente, puede aprovechar la inmunidad innata suprimida, lo que le permite multiplicarse muy rápido.

“Seleccionar mutaciones dirigidas en la proteína Spike es el camino a seguir para que el virus mejore su riesgo de contagio en candidatos que son propensos a contraer la enfermedad debido a una debilidad transitoria de su defensa inmunológica innata”, dijo Bossche.

Otro problema es que ahora circulan variantes del SARS-CoV-2 que no corresponden con la vacuna, lo que hace que las personas que ya la recibieron se conviertan en portadores asintomáticos que transmiten las variantes más infecciosas a la comunidad:

“También nos enfrentamos a un gran problema en las personas vacunadas, ya que ahora se enfrentan cada vez más a variantes infecciosas que demuestran un tipo de proteína Spike que es cada vez más diferente de la edición Spike incluida en la vacuna (la última edición se origina en una cepa original mucho menos infecciosa al comienzo de la pandemia).

Cuantas más variantes infecciosas existan, los Anticuerpos menos vacunados protegerán mejor.

Ahora, la falta de protección provoca la diseminación y transmisión viral en los receptores de la vacuna que están expuestos a estas cepas más infecciosas (que, por cierto, dominan cada vez más el campo). Así es como convertimos a las personas vacunadas en portadores asintomáticos que propagan variantes infecciosas”.

La tormenta perfecta para que el COVID-19 ataque al sistema inmunológico humano

Bossche cree que solo se necesitarán algunas mutaciones más específicas para que el virus ataque de forma completa los anticuerpos específicos contra el COVID-19, ya sea que se produzcan por una vacuna o por una infección natural. Ahora, esta población se vuelve más vulnerable debido a que sus anticuerpos específicos de la proteína Spike ya no son ideales, en combinación con una respuesta inmunológica innata suprimida:

“No es necesario explicar que esto solo mejorará aún más el escape inmunológico. En el fondo, muy pronto nos enfrentaremos a un virus con alto riesgo de contagio que resistirá por completo nuestro mecanismo de defensa más preciado que es el sistema inmunológico humano”.

En esencia, Bossche afirma que la campaña de vacunación contra el COVID-19 convertirá lo que era un virus relativamente inofensivo en una “arma biológica de destrucción masiva” y que la combinación de medidas estrictas para prevenir infecciones y las vacunas inadecuadas contra el COVID-19 que se implementan, permitirá que la pandemia empeore en lugar de mejorar.

Bossche recomienda de forma irónica que la mejor salida, además de dejar que el virus siga su curso natural, es usar vacunas basadas en células asesinas naturales que podrían ayudar al sistema inmunológico innato a eliminar los coronavirus en una etapa temprana de la infección.

También recomienda el ejercicio, alimentación saludable, descanso y una buena actitud mental, además de mantenerse alejado de las influencias tóxicas, para reforzar la salud de su sistema inmunológico. Mientras tanto, dice, “no podemos regresar el tiempo y reemplazar las actuales vacunas asesinas”.

Contactó a la Organización Mundial de la Salud y a otras organizaciones internacionales para advertir sobre las consecuencias perjudiciales de un mayor escape inmunológico viral provocado por la actual campaña de vacunación contra el COVID-19, y la calificó como la “emergencia de salud pública más importante de interés internacional”, pero hasta ahora nadie ha dicho nada.

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