Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 04 de febrero del 2021.

HISTORIA EN BREVE

  • Una revisión médica en la edición de enero del 2021 en The American Journal of Medicine recomienda el uso de la HCQ y zinc para disminuir las hospitalizaciones y la cantidad de muertes por COVID-19
  • La HCQ es un ionóforo de zinc, lo que significa que transporta zinc a la célula. Existen pruebas convincentes que sugieren que el beneficio principal de la HCQ proviene del zinc, que impide de forma eficaz la reproducción viral
  • Para los pacientes con características esenciales de COVID-19 (fiebre, dolores corporales, congestión nasal, pérdida del gusto y del olfato), el tratamiento en el hogar puede ser el mismo que para los que tienen COVID-19 confirmado, dicen los autores
  • Aunque los titulares de los medios describieron la HCQ como un medicamento potencialmente mortal, en realidad tiene un perfil de seguridad muy sólido que se remonta a décadas de investigación

Al principio de la pandemia de COVID-19 los médicos de todo el mundo reportaron altas tasas de éxito al utilizar un protocolo de tratamiento económico de hidroxicloroquina (HCQ) y zinc, combinado con un antibiótico para tratar infecciones bacterianas secundarias.

Casi de inmediato, las agencias de salud gubernamentales y los principales medios de comunicación comenzaron a criticar el tratamiento y en algunos lugares prohibieron la prescripción y uso de la HCQ para el COVID-19. Con el tiempo, quedó claro que por desgracia se esforzaban para evitar que se utilizara.

Una de las razones más obvias por las que ciertas personas y empresas podrían querer evitar el uso de un medicamento genérico y económico es porque podría eliminar la necesidad de una vacuna o de otro medicamento antiviral en fase de desarrollo. Se han invertido cientos de millones de dólares y las compañías farmacéuticas recibían y reciben grandes cantidades de dinero. Como señaló la Dra. Meryl Nass en un blog del 27 de junio de 2020:

“La hidroxicloroquina se ha utilizado durante 65 años de manera segura en millones de pacientes. Así que este mensaje se elaboró de tal manera que afirma que el medicamento es seguro para muchos usos, pero peligroso cuando se utiliza para combatir el COVID-19. Algo que no tiene sentido, pero al parecer funcionó.”

Politizar la medicina tiene graves consecuencias

El conflicto por la HCQ al parecer tuvo un fundamento político y, al politizar la medicina, los medios de comunicación desempeñaron un papel muy importante que se puede comparar con agentes de genocidio. No se sabe cuántas vidas se habrían salvado si hubieran hecho su debida diligencia y hubieran informado de la ciencia con sinceridad.

La mayoría de nosotros en el campo holístico hemos sido conscientes de que la intención de la censura es engañar a las personas. Después de todo, casi todos los medios de comunicación dependen de los ingresos de los anunciantes y las compañías farmacéuticas tienden a gastar más. Como resultado, los medios ofrecen lo que la industria farmacéutica quiere.

Durante esta pandemia, los médicos convencionales también lo han probado y es obvio que muchos quedaron sorprendidos. Es comprensible, porque censurar un tratamiento médico que podría salvar vidas durante una pandemia mundial lo lleva a un nivel completamente nuevo de maldad.

Por ejemplo, el 23 de julio de 2020, el Dr. Harvey A. Risch, profesor de epidemiología en la Escuela de Salud Pública de Yale, publicó un artículo de opinión en Newsweek en el que expresó su consternación y frustración:

“Soy autor de más de 300 publicaciones revisadas por pares y en la actualidad ocupo puestos de responsabilidad en los consejos editoriales de varias revistas líderes.

Por lo general, estoy acostumbrado a defender posiciones dentro de la medicina convencional, por lo que me entristece descubrir que, en medio de una crisis, estoy luchando por un tratamiento que los datos respaldan por completo, pero que por razones que no tienen nada que ver con una correcta comprensión de la ciencia, se ignoró.

Como resultado, decenas de miles de pacientes con COVID-19 están muriendo de forma innecesaria. Y me refiero, por supuesto, al medicamento llamado hidroxicloroquina.

Este medicamento económico ha demostrado ser eficaz cuando se administra por vía oral en el inicio de la enfermedad, antes de que el virus se haya multiplicado sin control, en especial cuando se administra junto con los antibióticos azitromicina o doxiciclina y el suplemento nutricional de zinc”.

En lo que parece ser un esfuerzo por cambiar el rumbo, una revisión médica en la edición de enero de 2021 de The American Journal of Medicine ahora recomienda el uso de la HCQ y zinc. Los autores incluyen a Risch, así como a una larga lista de médicos de hospitales de todo el mundo.

La importancia de administrar a tiempo el tratamiento ambulatorio

El artículo de Risch, “Pathophysiological Basis and Rationale for Early Outpatient Treatment of SARS-CoV-2 (COVID-19) Infection”, señala que:

“En ausencia de resultados de ensayos clínicos, los médicos deben aplicar sus conocimientos en la fisiopatología de la infección por SARS-CoV-2 para determinar el tratamiento ambulatorio de la enfermedad con el objetivo de prevenir la hospitalización o la muerte.

Los enfoques terapéuticos con base en estos principios incluyen 1) menor reinoculación, 2) terapia antiviral combinada, 3) inmunomodulación, 4) terapia antiplaquetaria/antitrombótica, y 5) administración de oxígeno, monitoreo y telemedicina”.

Los autores destacan que “la mayoría de los pacientes que llegan al hospital con COVID-19 no requieren atención médica avanzada desde un principio”y que por lo tanto “es concebible que se puedan evitar algunas, o la mayoría, de las hospitalizaciones con un tratamiento casero”.

También enfatizan que debido a que puede tardar hasta una semana para conocer los resultados de la prueba de PCR, es importante comenzar el tratamiento antes de obtenerlos. “Para los pacientes con características esenciales del síndrome (es decir, fiebre, dolores corporales, congestión nasal, pérdida del gusto y el olfato, etc.) el tratamiento puede ser el mismo que para los que tienen COVID-19 confirmado”, dicen.

El caso de la HCQ y el zinc

En cuanto al tratamiento a tiempo para los pacientes que están en casa, los autores recomiendan usar una combinación de HCQ y pastillas de zinc, junto con otros medicamentos (según sus síntomas).

Aunque los revisaré aquí, tenga en cuenta que no recomiendo usarlos todos, ya que en algunos casos existen alternativas más seguras. Al final de este artículo, resumiré mi recomendación personal de tratamiento en el hogar, la cual creo que se encuentra entre las más seguras y efectivas.

Dicho esto, Risch y los coautores explican el uso de la HCQ y el zinc de la siguiente manera:

“La hidroxicloroquina (HCQ) es un medicamento antipalúdico o antiinflamatorio que afecta la transferencia endosómica de viriones dentro de las células humanas. La HCQ es un ionóforo de zinc que transporta zinc de forma intracelular para bloquear la ARN polimerasa dependiente del ARN del SARS-CoV-2, que es la enzima central que se encarga de la reproducción del virus.

Los estudios retrospectivos y los ensayos aleatorizados que se han completado demostraron estos hallazgos:

1. Cuando se comienza tarde en el curso hospitalario y por períodos cortos de tiempo, los antipalúdicos parecen ser ineficaces.

2. Cuando se inicia antes en el curso hospitalario, durante períodos más largos y en pacientes ambulatorios, los antipalúdicos podrían reducir la progresión de la enfermedad, prevenir la hospitalización y además se relacionan con una menor mortalidad.

La dosis típica de la HCQ es de 200 mg dos veces al día durante 5 días y se extiende a 30 días para los síntomas persistentes. Se debe utilizar una dosis mínima de HCQ, ya que dosis excesivas pueden interferir con la respuesta inmunológica al virus.

El zinc es un inhibidor conocido de la reproducción del coronavirus. Esta terapia no tóxica está disponible en cualquier lugar y se podría implementar ante los primeros síntomas de COVID-19. Las pastillas de zinc se pueden administrar 5 veces al día durante un máximo de 5 días y se pueden extender si los síntomas persisten.

La cantidad de zinc elemental en una pastilla es <25 % de la de una sola tableta diaria de 220 mg de sulfato de zinc. Esta dosis de sulfato de zinc se ha utilizado de manera eficaz junto con antipalúdicos para tratar a pacientes ambulatorios de alto riesgo con COVID-19”.

Cabe destacar que en lugares donde es difícil conseguir la hidroxicloroquina, el suplemento nutricional quercetina podría ser un sustituto ideal (y quizás incluso mejor), ya que su mecanismo de acción principal es idéntico al del medicamento. También tiene actividad antiviral propia.

El zinc es la clave

Aunque se pone mucha atención en la HCQ, esta no es la respuesta. La verdadera respuesta es el zinc. Tanto la HCQ como la quercetina son ionóforos de zinc, lo que significa que transportan zinc a la célula. Existen pruebas convincentes que sugieren que el beneficio principal de la HCQ proviene del zinc, que impide de forma eficaz la reproducción viral.

Si se administra a tiempo el zinc junto con un ionóforo de zinc, en teoría, podrían ayudar a reducir la carga viral y evitar que se sature el sistema inmunológico. El problema es que el zinc no ingresa tan fácil a las células, por lo que se necesita un ionóforo de zinc.

La evidencia de esto se presentó en un estudio de septiembre del 2020 en el Journal of Medical Microbiology. En él, compararon los resultados en pacientes hospitalizados con COVID-19 tratados con uno de los tres regímenes: 1) solo HCQ, 2) solo azitromicina o 3) un régimen triple de hidroxicloroquina, azitromicina y zinc.

Aunque la adición de zinc no tuvo ningún impacto en la duración de la hospitalización, la duración de la estancia en la UCI o la duración de la ventilación, los análisis univariados demostraron que:

  • Aumenta la frecuencia de alta hospitalaria
  • Disminuye la necesidad de ventilación artificial
  • Disminuye las tasas de admisión en la UCI
  • Disminuye la tasa de transferencia al hospicio para pacientes que nunca ingresaron a la UCI
  • Disminuye la mortalidad

Como señalaron los autores:

“Después de ajustar el tiempo en el que se agregó sulfato de zinc a nuestro protocolo, hubo más casos de alta hospitalaria (OR 1.53 …) y menos casos de mortalidad o de transferencia al hospicio (OR 0.449 …). Este estudio proporciona la primera evidencia in vivo de que el sulfato de zinc junto con la hidroxicloroquina podría desempeñar un papel muy importante para tratar el COVID-19”.

Otro artículo que abordó el papel tan importante del zinc se publicó en la edición de septiembre del 2020 de Medical Hypotheses:

“Además de los efectos antivirales directos, la cloroquina e hidroxicloroquina (CQ/HCQ) se dirigen al zinc extracelular y a los lisosomas intracelulares donde interfieren con la actividad de la ARN polimerasa dependiente de ARN y la reproducción del coronavirus.

Debido a que la deficiencia de zinc es más frecuente en personas de edad avanzada y en las que padecen enfermedades cardiovasculares, enfermedad pulmonar crónica o diabetes, creemos que la CQ/HCQ junto con suplementos de zinc podrían ayudar a reducir la morbilidad y mortalidad del COVID-19, en comparación con la CQ o HCQ en monoterapia. Por lo tanto, combinar CQ/HCQ con zinc se debe considerar como un estudio adicional para los ensayos clínicos del COVID-19″.

Antibióticos, esteroides y otras adiciones al tratamiento

Además de la HCQ y el zinc, Risch y otros colaboradores también recomiendan usar uno de los dos antibióticos, azitromicina o doxiciclina, para tratar infecciones bacterianas secundarias. La azitromicina también tiene propiedades antivirales y efectos antiinflamatorios, mientras que la doxiciclina tiene “múltiples efectos intracelulares que podrían reducir la reproducción viral, el daño celular y la expresión de factores inflamatorios”.

De acuerdo con los autores, los estudios de COVID-19 que utilizaron azitromicina encontraron “menos diseminación viral, hospitalizaciones y muertes gracias a la HCQ”.

Las personas con arritmias conocidas o sospechadas, y cualquier persona que tome un medicamento contraindicado, se deben someter a un estudio exhaustivo y a una revisión del electrocardiograma de referencia antes de iniciar el tratamiento con la HCQ o azitromicina. Para las personas que se preocupan por los efectos de la azitromicina en el corazón, la doxiciclina es una mejor alternativa ya que no tiene efectos nocivos en el corazón. La desventaja es que puede causar malestar gastrointestinal y esofagitis.

Cabe destacar que todos los antibióticos tienen el inconveniente de alterar el microbioma intestinal y, por lo tanto, se deben usar solo si en verdad son necesarios.

Risch y sus colaboradores también recomiendan el uso de corticosteroides, los cuales tienen efectos inmunomoduladores y ayudan a reducir los efectos de las tormentas de citoquinas. Como se explica en su artículo:

“En el COVID-19, algunos de los primeros síntomas respiratorios son congestión nasal, tos y sibilancias. Estas características son causadas por la inflamación y la activación de citoquinas.

El uso a tiempo de corticosteroides es una intervención racional para pacientes que tienen COVID-19 con estas características, ya que sufrirían asma aguda o alguna enfermedad reactiva de las vías respiratorias. Un esquema de dosis para pacientes ambulatorios a partir del día 5 o de la aparición de síntomas respiratorios, es administrar a diario prednisona 1 mg/kg durante 5 días con o sin ajuste posterior”.

Otras adiciones al tratamiento incluyen:

  • Colchicina, un antimitótico no esteroideo que ha demostrado disminuir los niveles de dímero D y mejorar los resultados en pacientes hospitalizados con COVID-19.
  • Agentes antiplaquetarios como la aspirina (81 mg al día) o la heparina para tratar la coagulación sanguínea anormal que a veces se observa en casos de pacientes con COVID-19.
  • Oxígeno suplementario si es necesario.

Para reducir el riesgo de auto-reinoculación (ya que el virus se transmite por el aire), también recomiendan abrir las ventanas o pasar largos períodos de tiempo al aire libre (lejos de los demás) sin cubrirse la cara.

La hidroxicloroquina tiene un perfil de seguridad comprobado

Aunque los titulares de los medios describieron a la HCQ como un medicamento potencialmente mortal, en realidad tiene un perfil de seguridad muy sólido que se remonta a décadas de investigación. En un artículo publicado en el American Journal of Epidemiology, Risch analizó varios estudios a gran escala que demuestran la seguridad del medicamento.

En su artículo de Newsweek, también señaló que los informes de eventos adversos citados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos, en los que advirtió que la HCQ podría causar arritmia cardíaca, en especial cuando se administra con azitromicina, provenían de pacientes que habían usado HCQ durante períodos de tiempo muy prolongados para tratar afecciones crónicas como el lupus o la artritis reumatoide. Estos riesgos no aplican cuando toma HCQ durante solo unos días o semanas.

“Incluso si las tasas reales de arritmia son diez veces más altas que las reportadas, los daños serían mínimos en comparación con la mortalidad que existe en este momento en pacientes con COVID-19 de alto riesgo que se tratan de manera inadecuada”, escribió Risch.

“Este hecho está probado por un estudio de la Universidad de Oxford de más de 320 000 pacientes mayores que tomaban hidroxicloroquina y azitromicina, quienes tenían tasas de muerte por arritmia menores de 9/100,000. Un nuevo artículo en el American Journal of Medicine realizado por cardiólogos de todo el mundo está totalmente de acuerdo con esto”.

De hecho, se demostró que la supuesta evidencia de que la HCQ causa problemas cardíacos letales es fraudulenta. Un estudio se retiró después de que se descubrió que se habían elaborado los datos y que otros ensayos a gran escala utilizaban dosis tóxicas.

Aunque los médicos que informaron el éxito del medicamento usaban dosis estándar de alrededor de 200 mg por día durante unos días o quizás un par de semanas, se utilizaron estudios como el ensayo Recovery financiado por Bill y Melinda Gates de 2400 mg de hidroxicloroquina durante las primeras 24 horas (de tres a seis veces más alta que la dosis diaria recomendada), seguido por 400 mg cada 12 horas durante nueve días más para una dosis total de 9200 mg durante 10 días.

De manera similar, el ensayo Solidarity, dirigido por la Organización Mundial de la Salud, utilizó 2000 mg el primer día y una dosis total de 8800 mg durante 10 días. Estas dosis son muy altas.

Mientras tanto, un análisis retrospectivo del 1 de julio de 2020, el cual involucró a 2541 pacientes en Michigan, descubrió que el uso de la hidroxicloroquina redujo la mortalidad a más de la mitad, es decir, del 26.4 % al 13.5 %. Los pacientes recibieron 400 mg de hidroxicloroquina dos veces el primer día, seguidos de 200 mg dos veces al día durante los siguientes cuatro días.

No se observaron eventos adversos relacionados con el corazón. La hidroxicloroquina junto con la azitromicina tuvo una tasa de mortalidad del 20.1 % y la azitromicina sola tuvo una tasa de mortalidad del 22.4 %. La dosis de la azitromicina fue de 500 mg el primer día, seguido de 250 mg una vez al día durante los siguientes cuatro días.

De acuerdo con los autores, “La combinación de hidroxicloroquina y azitromicina se reservó para pacientes con COVID-19 grave y con factores mínimos de riesgos cardíacos”. Por desgracia, el zinc no se incluyó en este ensayo.

“Los médicos que han utilizado estos medicamentos a pesar del escepticismo que existe, han sido unos héroes”, escribió Risch en Newsweek“Han hecho lo que la ciencia demuestra que es mejor para sus pacientes, a menudo con un gran riesgo personal.

Yo conozco a dos médicos que han salvado la vida de cientos de pacientes con estos medicamentos, pero ahora se encuentran en problemas y asisten a juntas médicas estatales para salvar sus licencias y reputación. Los casos en su contra carecen por completo de méritos científicos.

Como todos saben, la medicación se ha politizado demasiado. Para muchas personas, se ve como un marcador de identidad política, en ambos lados del espectro político. Nadie necesita que se le recuerde que no es así como debe proceder la medicina. La realidad exige ver la ciencia de manera clara sobre la evidencia y hacia dónde apunta”.

Teniendo esto en cuenta, la evidencia de que la HCQ podría ser eficaz contra el SARS-CoV-2 se remonta a 2005, cuando se publicó en el Virology Journal el artículo titulado: “Chloroquine Is a Potent Inhibitor of SARS Coronavirus Infection and Spread”.

¿Sabía esto el Dr. Anthony Fauci? Se podría argumentar que quizás si tuvo conocimiento. Y, si lo hizo, ¿por qué no dijo nada? De acuerdo con el estudio:

“La cloroquina tiene fuertes efectos antivirales en la infección por SARS-CoV de células de primates. Estos efectos inhibidores se observan cuando las células se tratan con el medicamento antes o después de la exposición al virus, lo que sugiere una ventaja tanto profiláctica como terapéutica”.

En otras palabras, la cloroquina funcionó como profiláctico (para prevenir) y como tratamiento contra el coronavirus del SARS. Esto es justo lo que muchos médicos también descubrieron con la HCQ, un medicamento que es muy similar a la cloroquina, pero que tiene un perfil más seguro cuando se utiliza contra el SARS-CoV-2.

El tratamiento con peróxido nebulizado es mi favorito

Aunque la HCQ con zinc parecen ser una opción de tratamiento muy eficaz, yo prefiero el peróxido nebulizado para tratar los síntomas del COVID-19. Este es un remedio casero que recomiendo, ya que en muchos casos puede mejorar los síntomas en cuestión de horas. También puede utilizarlo como estrategia preventiva si sabe que estuvo en contacto con alguien enfermo.

El peróxido de hidrógeno nebulizado en los senos nasales, en la garganta y en los pulmones es una manera simple y directa de aumentar la expresión natural de peróxido de hidrógeno del cuerpo para combatir infecciones y se puede usar tanto para prevenir como para tratar casos leves, moderados e incluso graves.

El Dr. David Brownstein, trató con éxito a más de 100 personas con peróxido de hidrógeno nebulizado y publicó un artículo de caso sobre este tratamiento en la edición de julio de 2020 de Science, Public Health Policy and The Law.

El peróxido de hidrógeno nebulizado es muy seguro, y solo se necesita un nebulizador y peróxido de hidrógeno de grado alimenticio, que deberá diluir con solución salina al 0.1 %. De esta manera, puede comenzar el tratamiento ante las primeras señales de infección respiratoria.

En el video anterior, explico los conceptos básicos de este tratamiento. Asegúrese de comprar un nebulizador que se conecte a una toma de corriente, ya que los que funcionan con baterías tienen muy poca energía y no son tan efectivos. También asegúrese de que su nebulizador venga con una mascarilla, no solo con una boquilla. Si no viene con una mascarilla, puede comprar una. Solo busque en Amazon “mascarilla para nebulizador para adultos”.

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