Por Yolanda Massieu, Irene Talavera, Yolanda Castañeda y Carlos Rodríguez, La Jornada del Campo, 19 de enero del 2021.

La mayor parte de la producción es minifundista y temporalera, en una superficie que oscila entre 100 000 y 120 000 hectáreas anuales. La producción depende de los aspectos climáticos, observación que coincide con lo que los agricultores nos compartieron en entrevistas a lo largo de 2018 y 2019.

Las políticas agropecuarias gubernamentales han fomentado y reforzado por décadas el monocultivo industrial, no solo del maíz sino de otros productos básicos como el frijol, basado en la siembra de variedades híbridas. Este modelo se usa principalmente por grandes productores, que son los que cuentan con los recursos suficientes para invertir en la semilla mejorada, insumos químicos, riego y maquinaria. En el caso de los pequeños y medianos productores existen esfuerzos para recuperar maíces nativos; en Tlaxcala se tiene registradas hasta el día de hoy 150 variedades, un espacio que ha ayudado en este objetivo son las Ferias del Maíz, de las cuales el Grupo Vicente Guerrero (GVG) es pionero.

Puede llamar la atención que la conservación de los maíces nativos figure como ecoinnovación, sin embargo, la importancia y promoción que algunas organizaciones sociales le otorgan al maíz nativo es una labor que nosotros concebimos como tal, puesto que ante el embate del modelo agrícola hegemónico de agricultura industrial, muchas de estas variedades han estado a punto de perderse, y su revitalización ha significado descubrir nuevas propiedades nutricionales y nuevos usos. En Tlaxcala se aprobó en 2011 la ley estatal que declara al maíz nativo de Tlaxcala como patrimonio alimentario originario y en permanente diversificación. Legislación que inspira la Ley federal aprobada en 2019. Organizaciones sociales como el GVG y “Alma de Maíz Yu-Mhu” de Ixtenco, involucradas en la agroecología y la preservación de maíz nativo, impulsan y han sido motores en la diversificación del uso de maíces nativos no sólo como alimento, sino como insumo para elaborar artesanías; a su vez la elaboración de éstas tiene una estrecha relación con la cultura.

Un espacio que apoya la conservación de los maíces nativos son las Ferias del Maíz, de las cuales el GVG celebró este 2020 la número 23, y cada vez más comunidades en el estado (Ixtenco, Españita, Vicente Guerrero, Benito Juárez, San Felipe Cuauhtenco, Tetlanohcan) y otras en el país siguen el ejemplo. Las ferias son además espacios de promoción de la gastronomía tlaxcalteca basada en el maíz. Los integrantes del GVG han sido participantes y promotores del mercado alternativo de la Ciudad de Tlaxcala, en el cual algunos de sus miembros venden productos de maíz, trigo y herbolaria. En la actualidad, el GVG lo integran diez miembros, con una estructura sencilla conformada por presidencia, tesorería, secretariado y vocales, todos habitantes de la comunidad Vicente Guerrero. Sólo recientemente la presidencia ha sido asumida por dos mujeres.

Otra forma de vida que ha derivado en conservación de maíces nativos es la que encontramos en el municipio de Ixtenco; el nombre del municipio tiene dos acepciones: una en náhuatl, en la orilla de la ribera de enfrente, y otra en otomí, Ixtengo, lugar donde se toma atole agrio. Según el regidor cultural municipal, dado que la población es netamente otomí o ñuhmu (la única del estado de Tlaxcala), es con este significado con el que se identifican más los habitantes. En 2014 se constituye la Sociedad Cooperativa “Alma de Maíz Yu-Mhu”, integrada por cuatro miembros originarios de Ixtenco, con una relación e influencia constante con los productores de la región. Para esta organización, Ixtenco es guardián del maíz nativo; por ejemplo, el maíz ajo o tunicado es un ancestro del maíz en peligro de extinción que los productores protegen, pese a que no tiene valor comercial. Alma de Maíz Yu-Mhu promociona el patrimonio biocultural de Ixtenco y la soberanía alimentaria; asisten a eventos en otros estados, participan en el Día Nacional del Maíz; pertenecen a la Red Nacional de Guardianes de Semillas, y a MAELA (Movimiento Agroecológico Latinoamericano); y tienen lazos de colaboración con el GVG. Una de las formas en que la organización contribuye a la preservación de maíces nativos es a través de las Fiestas del Maíz, que le han dado promoción a Ixtenco. Este año se canceló por el problema sanitario del COVID-19. En los años ochenta del siglo pasado el maíz tenía un precio ínfimo, lo que llevó a algunos habitantes de Ixtenco a elaborar cuadros, portadas y alfombras, eso le dio un valor agregado a sus maíces; “antes se le hacía el feo al maíz azul” nos comenta un maestro artesano entrevistado, de los más reconocidos de la región. Las portadas, cuadros y alfombras han promovido la conservación de maíces nativos.

Las dos experiencias estudiadas (GVG y el grupo Alma de Maíz Yu-Mhu) se inscriben en un esfuerzo por resignificar las modalidades de innovación que se impulsan desde las condiciones actuales de las formas de vida campesina. A pesar de las condiciones adversas, en las dos experiencias se impulsan iniciativas locales innovadoras que tienen como un importante referente el entorno ambiental, cultural, social e histórico de los campesinos tlaxcaltecas.•

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