Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 23 de diciembre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • Una investigación china demostró que el SARS-CoV-2 se encuentra en muchos productos alimenticios y en envases importados
  • El SARS-CoV-2 se detectó en camarones de Arabia Saudita, pescado de la India, carne de res y de pollo proveniente de Brasil, carne de cerdo de Alemania, salmón de Noruega y camarones de Ecuador
  • De acuerdo con la Comisión Internacional de Especificaciones Microbiológicas en Alimentos, es poco probable que los alimentos contaminados con SARS-CoV-2 representen un riesgo para la salud

De acuerdo con un informe del 16 de noviembre de 2020 realizado por Food Safety News, una investigación china demostró que el SARS-CoV-2 se encuentra en muchos productos alimenticios y en envases importados, lo cual no es una casualidad.

“Los informes recientes incluyen la detección de coronavirus en paquetes de camarones de Arabia Saudita, pescado de India, carne de res de Brasil y Argentina, y en carne de cerdo de Alemania”. Food Safety News agrega lo siguiente:

“El Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA) de Argentina dijo que era la primera vez que el país enfrentaba un incidente de este tipo desde que comenzó la pandemia y que estaba en un proceso de investigación.

El envío entró por el puerto de Shanghai. El 9 de noviembre una parte del envío se trasladó a una cámara frigorífica en la ciudad de Nanjing, capital de Jiangsu. El 10 de noviembre. Antes de que saliera al mercado, las autoridades de Nanjing analizaron el producto y detectaron ácido nucleico en el exterior”.

El salmón noruego, el pollo brasileño y los camarones ecuatorianos, ya sea el alimento como tal o su empaque, también dieron positivo al SARS-CoV-2. Al menos nueve provincias chinas encontraron ARN del SARS-CoV-2 en alimentos importados congelados desde julio de 2020.

Aunque la contaminación planteó preocupaciones, la Comisión Internacional de Especificaciones Microbiológicas de los Alimentos (ICMSF) declaró que es poco probable que el virus represente un riesgo para la seguridad alimenticia y señaló que: “la presencia de un agente infeccioso en un alimento no significa una infección.”

El SARS-CoV-2 podría viajar por el aire contaminado

El SARS-CoV-2 también se encontró en partículas de aire contaminado. De acuerdo con The Guardian, los científicos quieren determinar si el virus podría propagarse de esta manera. Se desconoce si el virus puede ser infeccioso al mezclarse con las partículas de contaminación, o si esta vía tiene el potencial para enfermar a alguien si lo inhala. De acuerdo con The Guardian:

“Los científicos italianos utilizaron técnicas estándar para recolectar muestras de aire contaminado de un sitio urbano y de otro industrial en la provincia de Bérgamo, y en muchas muestras identificaron un gen específico del COVID-19. La detección se confirmó por medio de pruebas a ciegas en un laboratorio independiente.

Un análisis estadístico realizado por el equipo de Setti sugiere que los niveles más altos de contaminación por partículas podrían explicar las tasas más altas de infección en partes del norte de Italia antes de que se impusiera el confinamiento, una idea respaldada por otro análisis preliminar. La región es una de las más contaminadas de Europa.

El papel que desempeñan las partículas del aire contaminado se relaciona con la forma en que se transmite el coronavirus. Las microgotas con el virus que se esparcen a través de la tos y de los estornudos de las personas infectadas caen al suelo en una distancia de uno o dos metros. Pero las microgotas mucho más pequeñas, de menos de 5 micrones de diámetro, pueden permanecer en el aire por minutos y horas, además de poder viajar más lejos.

Los investigadores dicen que la importancia de la posible transmisión por el aire y el posible papel impulsor de las partículas contaminantes significan que no se debe descartar sin evidencia”.

El SARS-CoV-2 se puede propagar al aire libre

De hecho, las bacterias, que son mucho más grandes que los virus, no tienen problemas para viajar por el aire, por lo que existen pocas razones para dudar que los virus también lo hagan.

Un informe científico de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos del 5 de octubre de 2020, señala que el virus se puede propagar a través de grandes microgotas respiratorias (que es el único beneficio que ofrece el uso de un cubrebocas) o a través de pequeñas partículas en el aire que “pueden permanecer suspendidas durante muchos minutos u horas y viajar lejos en las corrientes de aire”.

En el año 2019, los investigadores descubrieron que las bacterias se pueden transportar por miles de kilómetros en el aire, lo que complica el control de los brotes bacterianos. Otros estudios demostraron que las bacterias resistentes a los antibióticos se pueden esparcir a grandes distancias en el polvo para corral de engorde.

Un artículo de BGR, publicado en abril de 2020, descubrió que los peatones, corredores y ciclistas podrían necesitar mantener una distancia de hasta 66 pies para evitar la exposición al virus al hacer ejercicio al aire libre. BGR escribe:

“La investigación, realizada por un equipo internacional que incluyó a científicos en Bélgica y en los Países Bajos, estudió los impactos de los mandatos actuales de distanciamiento social al momento de hacer ejercicio al aire libre.

Los senderos al aire libre presentan un desafío único, ya que las personas presentan problemas para respirar y tal vez tosen o estornudan en el camino. Si una persona lo sigue, incluso a lo que se consideraría una distancia ‘segura’ para la interacción en interiores, entraría en contacto muy rápido con partículas en el aire que podrían contener el virus.

De acuerdo con las simulaciones y los datos, el equipo les recomienda a las personas que caminan al aire libre mantener una distancia mínima de cuatro metros (13 pies).

Los corredores y ciclistas ocasionales deben tratar de mantenerse al menos a 10 metros (33 pies) de distancia, y los ciclistas veloces deben intentar mantenerse al menos a 20 metros (66 pies) de los que usan los mismos senderos. Los investigadores también señalan que es muy importante evitar el camino directo de la persona que está frente a usted, incluso aunque mantenga estas distancias”.

No hay lugar para huir ni para esconderse

La ironía aquí es que los autores hacen que parezca posible evitar el virus de alguna manera si sigue ciertas reglas, como permanecer a cierta distancia y evitar tener a otra persona frente a usted. La lógica le diría que una vez que el virus esté en el aire, se moverá en cualquier dirección en que se mueva el aire.

¿Se puede esconder del viento? ¿Se puede esconder del aire? Si algo nos demuestran estos estudios es que es imposible escondernos de este virus. No podemos alejarnos lo suficiente de las demás personas como para eliminar el riesgo de transmisión.

Como detalla Denis Rancourt en nuestra entrevista de julio de 2020, la investigación demuestra que los cubrebocas no pueden prevenir la propagación del virus en el aire, por lo que esconderse detrás de un cubrebocas tampoco le servirá de mucho. Si el aire puede fluir a través del cubrebocas, el virus también. Todo lo que puede hacer un cubrebocas es limitar la propagación de grandes microgotas respiratorias contaminadas.

El fracaso de los cubrebocas también es evidente en datos recientes de los CDC donde se demostró que el 71 % de los pacientes con COVID-19 reportaron “siempre” usar un cubrebocas de tela o cubrirse la cara en los 14 días anteriores a su enfermedad; el 14 % reportó que “en ocasiones” usó un cubrebocas. En total, el 85 % de los pacientes con COVID-19 siguieron las órdenes del uso del cubrebocas, pero esto no los protegió del virus.

Expertos en salud piden la inmunidad colectiva

Si se tiene en cuenta que no podemos escondernos del virus, lo mejor que podríamos hacer sería implementar los consejos que dieron los autores de la Declaración de Great Barrington, que piden una “protección enfocada”:

“Sabemos que la vulnerabilidad a la muerte por COVID-19 es mil veces mayor en los adultos mayores y en personas enfermas, que en las personas jóvenes. De hecho, el COVID-19 es menos peligroso para los niños en comparación con otros peligros, incluyendo la influenza.

A medida que aumenta la inmunidad en la población, disminuye el riesgo de infección para todos, incluyendo para las personas más vulnerables. Sabemos que en algún momento todas las personas alcanzarán la inmunidad colectiva, es decir, el punto en el que la tasa de nuevas infecciones es estable y que esto puede ser gracias a una vacuna (pero no es necesario). Por lo tanto, nuestro objetivo debería ser minimizar la mortalidad y el daño social hasta que alcancemos la inmunidad colectiva.

El mejor enfoque que equilibra los riesgos y los beneficios de alcanzar la inmunidad colectiva, es permitir que aquellas personas que tienen un riesgo mínimo de muerte vivan sus vidas de forma normal para desarrollar una inmunidad contra el virus por medio de una infección natural. Al mismo tiempo que se protege mejor a las personas que corren más riesgo. A esto lo llamamos Protección Enfocada”.

Hasta el 19 de noviembre de 2020, la Declaración de Great Barrington había sido firmada por 35 236 médicos, 12 115 científicos en medicina y en salud pública, y por 638 921 ciudadanos preocupados. Si desea que la vida vuelva a algo parecido a la normalidad en poco tiempo, podría considerar firmar la declaración. Cuanto mayor sea el número de personas que rechazan los confinamientos, más probabilidades tenemos de influir en las personas que toman nuestras decisiones.

Considere la desobediencia civil pacífica

Es claro que la mayoría de las personas reciben mucha propaganda que busca convencerlas de que se necesitan cubrebocas para evitar la propagación del COVID-19. Por lo tanto, es muy comprensible que desee que todos usen cubrebocas porque cree que eso salvará vidas.

Sin embargo, si evalúa a detalle la evidencia, independientemente de la narrativa principal, es probable que concluya que esta recomendación no tiene nada que ver con disminuir la propagación del virus, sino más bien con crear una doctrina.

En mi entrevista con el analista financiero Patrick Wood, se proporciona pruebas convincentes de que todo esto ha sido una estrategia tecnocrática muy elaborada que ha estado en vigor durante los últimos 50 años. Al someternos a órdenes inconstitucionales como el uso del cubrebocas, autoaislamiento y confinamientos es probable que preparamos el escenario para las vacunas obligatorias, el seguimiento y la localización. Todo es parte del plan del “Gran Reinicio”.

Con las tasas de mortalidad de COVID-19 tan bajas, el uso obligatorio de cubrebocas, el distanciamiento social, los confinamientos y cierres de negocios no solo son ineficaces e innecesarios, sino que estas medidas también están causando un colapso económico mundial. Parece que la única justificación para esta estrategia es incrementar el miedo, la tiranía y la transferencia de riqueza a los tecnócratas.

¿Recuerda en marzo de 2020 cuando dijeron que solo necesitábamos “aplanar la curva” y reducir la tasa de infección para evitar la saturación en los hospitales? ¿Cómo pasamos de eso a tener que usar cubrebocas en todas partes hasta que se haya eliminado todo rastro del virus, a pesar de que una gran mayoría no desarrolla síntomas y ni siquiera sabe que tiene el virus?

Ahora, se han creado los llamados “pasaportes de salud” y es solo cuestión de tiempo antes de que la vacuna del COVID-19 sea necesaria para viajar. Durante meses, muchos han dicho “Es solo un cubrebocas. ¿Cuál es el problema? Úselo para que podamos terminar con esta pandemia”. Pronto, eso se reemplazará con “Una sola vacuna. ¿Cuál es el problema? Aplíquesela para que todos podamos volver a la normalidad”.

Por desgracia, no regresaremos a la normalidad a menos que hagamos un escándalo. Cada vez está más claro que “El Gran Reinicio” es cualquier cosa menos la promesa de la utopía. Lo que quieren hacer es que aceptemos una pesadilla distópica de una existencia donde no hay privacidad ni libertad para hablar.

Conseguir que nos pongamos nuestros cubrebocas no es más que un adoctrinamiento suave. Nos enseñan a obedecer sin cuestionar, un ejemplo perfecto es cuando el Dr. Anthony Fauci declaró que era momento de que las personas en Estados Unidos abandonaran su espíritu independiente e “hicieran lo que les dicen”.

En general, parece que la mejor manera de evitar una peor lucha en el futuro es participar en la desobediencia civil, porque una vez que “El Gran Reinicio” se haya implementado por completo, la disidencia ya no será posible.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.