Por Thalif Deen, IPS Noticias, 01 de diciembre del 2020.

Según el Programa Mundial de Alimentos (PMA), 690 millones de personas no tienen suficiente para comer, mientras que 130 millones de personas adicionales más corren el riesgo de verse empujadas al borde de la inanición antes de fin de año.

“El hambre es un ultraje en un mundo de abundancia. Un estómago vacío es un enorme agujero en el corazón de una sociedad », dijo el secretario general de la ONU, António Guterres en noviembre,  alertando que la hambruna se aproxima en varios países si no se adoptan medidas inmediatas para evitarlo.

Como una nota personal, Guterres se condolió de que nunca hubiera imaginado que el hambre volvería a aumentar durante su mandato como secretario general, en cuyo cargo está desde enero de 2017.

El PMA destacó a 10 países con las peores crisis alimentarias en 2019: Yemen, Congo, Afganistán, Venezuela, Etiopía, Sudán del Sur, Siria, Sudán, Nigeria y Haití. Se espera que la lista aumente a finales de este año.

El director ejecutivo del PMA, David Beasley, había ya alertado de la proximidad de una hambruna en abril, en una reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.

“Todavía no hay hambrunas. Pero debo advertirles que si no nos preparamos y actuamos ahora, para asegurar el acceso, evitar la escasez de fondos y las interrupciones del comercio, podríamos enfrentarnos a múltiples hambrunas de proporciones bíblicas en unos pocos meses”, dijo entonces.

Danielle Nierenberg, presidenta y fundadora de Food Tank, dijo a IPS que la pandemia ha tenido un gran impacto en los sistemas alimentarios y agrícolas del mundo.

“Irónicamente, habrá rendimientos récord para muchos granos este año, pero las interrupciones en la cadena de suministro causadas por la pandemia, así como la crisis climática global y el aumento de los conflictos en varios países, también están provocando una pandemia de hambre”, indicó.

El hambre, como han señalado muchos expertos, no se debe a que el mundo no produzca suficientes alimentos, sino a un problema de distribución que se ha visto exacerbado por las preocupaciones sobre la salud y la falta de liderazgo nacional y voluntad política en muchos países, incluido Estados Unidos, según la crítica de Nierenberg.

Jeffrey Sachs, director del Centro para el Desarrollo Sostenible de la Universidad de Columbia y director de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, dijo que “cambiar el sistema alimentario es un desafío complejo, pero el primer paso es saber adónde queremos llegar y eso es hacia una dieta saludable producida con agricultura sostenible”.

Abby Maxman, presidenta y directora ejecutiva de Oxfam America, dijo a IPS la covid es la gota que colmó el vaso para millones de personas que ya luchaban contra los impactos del conflicto, la desigualdad y el cambio climático.

“La pandemia está alimentando el hambre en los puntos del mundo donde ese hambre es peor, como Venezuela y Sudán del Sur, y está creando nuevos epicentros del hambre en países como India, Sudáfrica y Brasil, donde millones de personas que apenas estaban sobreviviendo (al hambre) han sido puestos al borde de ella por la pandemia”, aseguró.

También señaló que la covid puso al descubierto las debilidades de un sistema alimentario que prioriza las ganancias de las grandes compañías agroalimentarias sobre las necesidades de los productores y de alimentos.

“Estamos escuchando el mismo estribillo en todo el mundo”, afirmó Maxman. “Las familias están muy preocupadas porque se ven obligadas a tomar decisiones imposibles: ¿Se arriesgan a contraer la enfermedad al salir a ganar dinero para comprar comida? ¿O quedarse en casa y ver a sus hijos pasar hambre?”, añadió.

En realidad, no es una opción para la mayoría. Los gobiernos deben contener la propagación de esta enfermedad mortal, pero es igualmente vital que tomen medidas para detener la pandemia y al mismo tiempo al hambre, que mata tantas personas como la covid, si no más, aseguró la representante de Oxfam.

Nierenberg, por su parte, consideró que la pandemia mostró cuan frágiles son los sistemas sanitarios, al igual que los sistemas alimentarios.

“Necesitaremos más que vacunas para asegurarnos de que los alimentos se consideren un derecho humano y que las personas de todo el mundo tengan acceso a un salario digno y a alimentos seguros, asequibles y accesibles », acotó Maxman.

La presidenta de Food Tank  aseguró que “creo que AHORA es el momento de un restablecimiento real del sistema alimentario», que beneficie a todos y evite las cíclicas hambrunas.

“Está claro que la agricultura tenía que ser revolucionada antes de la pandemia y no podemos volver a cómo eran las cosas antes”, planteó  Nierenberg.

Estos desafíos sin precedentes, señaló, brindan enormes oportunidades para crear un sistema alimentario que no se quiebre ante diferentes crisis que puedan producirse, uno que sea verdaderamente regenerativo y restaurador, y que no deje a nadie atrás.

No podemos volver a la «anterior normalidad», afirmó.

“Lo normal nos dejó vulnerables, y esta crisis ha ampliado las grietas en un sistema alimentario que ya necesitaba reparación… En este momento, podemos desarrollar soluciones duraderas para nutrir tanto a las personas como al planeta », declaró Nierenberg, galardonada con el Premio Julia Child 2020, que resalta los esfuerzos a favor del derecho a la alimentación, desde  iniciativas de gastronomía y de otro tipo.

Maxman, de Oxfam, coincidió en que “el sistema alimentario mundial está roto. Debemos reconstruir un sistema alimentario más justo, más resistente y más sostenible”.

A su juicio, el hecho de que ocho de las mayores empresas de alimentos y bebidas pagaran más de 18 000 millones de dólares a sus accionistas incluso cuando la pandemia se estaba extendiendo por todo el mundo ilustra cuán roto está nuestro sistema alimentario.

“A corto plazo, los gobiernos deben asegurarse de que los sistemas alimentarios locales puedan seguir funcionando, las personas puedan acceder y comprar alimentos nutritivos, y los productores puedan seguir cultivando y produciendo los alimentos necesarios para las comunidades locales”, sostuvo.

Solo así se evitará que pronósticos como los del PMA no se hagan realidad, sino esta vez, en crisis futuras, sentenciaron las especialistas consultadas.

Para ello, insistió Maxman,  los gobiernos deben priorizar la inversión en pequeños productores, garantizar que las mujeres productoras de alimentos no sean discriminadas, tomar medidas para garantizar que los productores de alimentos puedan adaptarse al cambio climático y exigir que las grandes empresas de alimentos y bebidas paguen salarios dignos.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.