Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 18 de noviembre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • Amplificar más de 35 ciclos se considera poco confiable e injustificado; sin embargo, muchos laboratorios utilizan 45 ciclos. Esto amplifica cualquier secuencia diminuta de ADN viral que pueda estar presente hasta el punto de que la prueba arroje un resultado “positivo” incluso si la carga viral es muy baja o el virus está inactivo
  • La prueba PCR también puede detectar la presencia de otros coronavirus, por lo que un resultado positivo solo puede indicar que ya se recuperó de un resfriado común en el pasado
  • Millones de personas presentan ADN viral inactivo que no representa ningún riesgo; sin embargo, la tecnocracia está utilizando los resultados positivos para implementar un nuevo sistema económico y social que se basa en la vigilancia y el control totalitarios
  • Una investigación demuestra que el confinamiento global daña mucho más la salud pública que el virus mismo

Desde el comienzo de la pandemia del COVID-19, se han enfocado en hacer cada vez más pruebas. Sin embargo, desde el principio, surgieron algunas dudas sobre las pruebas que se utilizan para diagnosticar esta infección, mientras que las preguntas solo han aumentado desde entonces.

Se han utilizado las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa positiva (RT-PCR, por sus siglas en inglés) para mantener el confinamiento durante la mayor parte del 2020.

Esto, a pesar que las pruebas PCR no están diseñadas para utilizarse como una herramienta de diagnóstico, ya que no pueden distinguir entre virus inactivos y activos.

El Dr. Mike Yeadon, antiguo vicepresidente y director científico de Pfizer, incluso declaro que se están utilizando los resultados falsos positivos para “crear un resurgimiento del virus que se basa en ‘casos nuevos'”, cuando en realidad esto es poco probable.

Cómo funcionan las pruebas PCR

Antes de su muerte, el inventor de la prueba PCR, Kary Mullis, enfatizó que la prueba no debe utilizarse como una herramienta de diagnóstico por la simple razón de que no es capaz de diagnosticar una enfermedad. En realidad, una prueba positiva no significa que la infección se encuentre activa.

Como se indica en una publicación de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) sobre el coronavirus y las pruebas PCR con fecha del 13 de julio de 2020:

  • Es posible que la detección de ARN viral no indique la presencia de un virus infeccioso o que el 2019-nCoV es la causa de los síntomas.
  • Aun no se establece el rendimiento de esta prueba para monitorear el tratamiento de la infección por 2019-nCoV.
  • Esta prueba no es capaz de descartar enfermedades causadas por otros patógenos bacterianos o virales.

Entonces, ¿cuál es la función de la prueba PCR? El hisopo de la prueba recolecta el ARN de la cavidad nasal. Este ARN luego se transcribe de forma inversa en ADN. Sin embargo, es necesario amplificar los fragmentos genéticos que son tan pequeños para que sean visibles. A cada ronda de amplificación se le conoce como ciclo.

Amplificar más de 35 ciclos se considera poco confiable e injustificado; sin embargo, las pruebas Drosten y las pruebas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud se establecen en 45 ciclos.

Esto amplifica cualquier secuencia diminuta de ADN viral que podría estar presente hasta el punto de que la prueba arroje un resultado “positivo” incluso si la carga viral es muy baja o el virus está inactivo. Esto resulta en un número mayor de pruebas positivas de las que se obtendría de otra manera.

También se han presentado problemas con pruebas defectuosas y contaminadas. Una vez que la secuencia genética estuvo disponible en enero, los investigadores alemanes desarrollaron una prueba rápida PCR para el virus.

En marzo de 2020, The New York Times informó que los kits de prueba desarrollados por los CDC presentaban fallas. El sitio web The Verge también informó que esta prueba defectuosa, se convirtió en la base de prueba de la OMS, la cual fue negada por los CDC.

Las pruebas PCR no pueden detectar la infección

Quizás lo más importante de todo es que las pruebas PCR no son capaces de distinguir entre virus inactivos y activos. Lo que eso significa es que las pruebas PCR no pueden detectar una infección. Punto final. No pueden determinar si una persona está enferma, si desarrollará síntomas en el futuro o si podría transmitir el virus.

Las pruebas pueden detectar restos o partículas inactivas que no suponen ningún riesgo para nadie. Además, la prueba puede detectar la presencia de otros coronavirus, por lo que un resultado positivo solo puede indicar la recuperación de un resfriado común en el pasado.

Una “infección” sucede cuando un virus penetra una célula y se replica. Cuando el virus se multiplica, es cuando aparecen los síntomas. Una persona solo puede ser contagiar si el virus se replica. Una persona es completamente inofensiva mientras el virus esté inactivo y no se esté replicando.

Es probable que, si no presenta síntomas, un resultado positivo solo signifique que ha detectado la presencia de ADN viral inactivo. Esto también significa que no es contagioso y no representa ningún riesgo.

Por todas estas razones, varios científicos muy respetados en todo el mundo dicen que no estamos viviendo una pandemia de COVID-19, sino una pandemia de pruebas PCR. En su artículo del 20 de septiembre de 2020, “Lies, Damned Lies and Health Statistics — The Deadly Danger of False Positives”, Yeadon explica por qué es muy problemático basar la respuesta pandémica en pruebas positivas PCR.

En resumen, parece que millones de personas tienen un ADN viral que no representa ningún riesgo; sin embargo, la tecnocracia global está utilizando estos resultados para implementar un nuevo sistema económico y social enfocado en la vigilancia y el control totalitarios.

Medidas injustificadas para un control total

De acuerdo con lo informado por el sitio web The Vaccine Reaction, el 29 de septiembre de 2020:

“El umbral de la prueba es tan elevado que detecta el virus vivo, así como algunos fragmentos genéticos que permanecen después de una infección que ya no representa un riesgo. Es como encontrar un cabello en una habitación vacía, dice Michael Mina, MD, epidemiólogo de Harvard T.H. Chan School of Public Health.

En tres conjuntos de datos que incluyen ciclos compilados por funcionarios en Massachusetts, Nueva York y Nevada, hasta el 90 % de las personas que obtuvieron un resultado positivo en las pruebas apenas portaban el virus, mientras que una revisión de The New York Times encontró:

‘Hemos estado usando ciertos datos para todo, y es solo más o menos’, dijo el Dr. Mina. ‘Lo estamos utilizando para diagnósticos clínicos, salud pública, y toma de decisiones de políticas’.

Pero un “sí” o “no” no es suficiente, agregó. Es la cantidad de virus lo que debe dictaminar los próximos pasos de la persona infectada. ‘Creo que es muy irresponsable no considerar que se trata de una cuestión cuantitativa’, dijo el Dr. Mina”.

Una vez más, los expertos coinciden en que cualquier ciclo mayor a 35 aumenta la sensibilidad de la prueba, ya que en ese momento comienza a detectar fragmentos de ADN inofensivos. Mina considera que un límite más razonable sería 30 o menos.

De acuerdo con The New York Times, los cálculos de los CDC demuestran que es poco probable que se detecten virus vivos en muestras que han pasado por más de 33 ciclos, mientras que una investigación publicada en abril de 2020 concluyó que las personas con pruebas positivas que tenían una proporción superior a 33 no eran portadoras del virus y podrían ser dadas de alta del hospital o del confinamiento.

Es importante destacar que cuando los funcionarios del laboratorio del estado de Nueva York, el Centro Wadsworth, volvieron a analizar los datos de las pruebas solicitadas por The Times, descubrieron que cambiar el límite de 40 a 35 ciclos eliminó cerca del 43 % de los resultados positivos. Cuando se limitó a 30 ciclos, se eliminó el 63 %. El sitio web The Vaccine Reaction añade lo siguiente:

“En Massachusetts, si este límite hubiera sido de 30 ciclos en lugar de 40, cerca del 85 al 90 % de las personas que obtuvieron un resultado positivo en julio se habrían considerado cómo negativos, explicó el Dr. Mina. ‘Yo diría que no es necesario monitorear a ninguna de esas personas’, dijo.

‘Estoy muy sorprendido de la proporción tan elevada de personas con resultados tan elevados de CT’, dijo Ashish Jha, MD, director del Harvard Global Health Institute. ‘Esto podría cambiar nuestra forma de pensar acerca de las pruebas’.

A finales de agosto, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) de los Estados Unidos aprobó la primera prueba rápida de coronavirus que no necesita ningún equipo especial. Esta prueba es fabricada por Abbot Laboratories y es conocida como BinaxNOW, la cual tiene un costo de 5 dólares y necesita la toma de un hisopo nasal.

La prueba Abbot es la cuarta prueba rápida que busca la presencia de antígenos en lugar del código genético del virus, tal como lo hacen las pruebas PCR”.

Desperdicio masivo de recursos

Como señalaron el Dr. Tom Jefferson y el profesor Carl Henegan en un artículo del 31 de octubre de 2020 en el Daily Mail, las pruebas PCR han sido un desperdicio de recursos, ya que no ofrecen la información necesaria, cómo quién es infeccioso, qué tan lejos se está propagando el virus y qué tan rápido se propaga.

En cambio, ha provocado una devastación económica por el cierre de negocios y el confinamiento durante semanas y meses a personas que no son infecciosas. Jefferson y Henegan afirman que compartieron su plan para combatir la pandemia con el primer ministro de Gran Bretaña, Boris Johnson, hace más de un mes, y se lo presentaron de nuevo. “Esperemos que lo tome en cuenta y lo acepte”, y agregan:

“Solo hay dos cosas de las que podemos estar seguros: primero, que estás medidas no funcionan a largo plazo, ya que la idea de que un mes de dificultades económicas permitirá algún tipo de ‘reinicio’, es una mentira. ¿Qué pensamos que sucederá? Mientras tanto, estas restricciones destruirán muchas vidas y la economía.

Lo segundo es que necesitamos encontrar una solución que no cause más daño que el virus. Nuestra estrategia sería abordar los cuatro problemas clave”.

Estos son los siguientes:

  1. Abordar los problemas relacionados a las pruebas masivas del gobierno
  2. Abordar “las estadísticas confusas y contradictorias”
  3. Proteger y aislar a las personas vulnerables, en especial a las personas mayores, pero también a las personas hospitalizadas y al personal, mientras se permite que el resto mantenga “una vida normal”
  4. Informar al público sobre los costos verdaderos y cuantificables del distanciamiento que “es tan fatal para las personas como el COVID-19”

“Si hacemos esto, existe una esperanza real de que podamos aprender a vivir con el virus. Después de todo, se suponía que ese era el plan”, señalan Jefferson y Henegan. Con respecto a las pruebas, ambos solicitan “un programa nacional de control de calidad para garantizar que los resultados sean exactos, precisos y consistentes”.

Es importante destacar que no debemos confiar solo en los resultados positivos/negativos. Los resultados deben evaluarse en relación con otros factores, como la edad y los síntomas, para determinar quién representa un riesgo infeccioso. Es posible consultar los detalles completos del plan al final de su artículo del Daily Mail.

Los peligros del confinamiento se han mantenido lejos de la atención del publico

Jefferson y Henegan no son los únicos que destacan que las medidas globales están causando más daño que el propio virus. En un artículo del 16 de junio de 2020 en el sitio web The Federalist, James Lucas, un abogado de la ciudad de Nueva York, escribió lo siguiente:

“Si vamos a permitir que los modelos dictaminen toda la naturaleza de la sociedad, uno esperaría que sean lo más completos posible. Sin embargo, los modelos epidemiológicos que han transformado nuestro mundo están incompletos y, por lo tanto, son inadecuados.

Se supone que cualquier terapia médica debe ser probada por su eficacia y seguridad. Se realizaron varios estudios que examinan la eficacia de estas medidas para combatir la propagación del virus COVID-19, pero todas tienen diferentes conclusiones.

Sin embargo, hasta ahora ninguno de estos estudios ha analizado la seguridad del confinamiento. En respuesta a las preguntas del médico, los senadores Rand Paul y Bill Cassidy, el Dr. Anthony Fauci admite que esto no se ha tomado en cuenta en los modelos que impulsan nuestro mundo.

Como se señaló en una carta firmada por más de 600 profesionales de la salud, los costos de salud pública de estas medidas, descritas como un ‘incidente masivo’, son reales y están en aumento.

Estos modelos son estimaciones con base en investigaciones existentes. Las proyecciones sobre las muertes por coronavirus se extrapolan de las investigaciones de epidemias anteriores. Sin embargo, los modeladores no tienen excusa para ignorar los costos masivos de estas medidas”.

Consecuencias del confinamiento

¿Cómo afecta el confinamiento a la seguridad pública? En su artículo, Lucas destaca lo siguiente:

Mayores tasas de enfermedades crónicas debido al desempleo, la pobreza y la suspensión de la atención médica que no es para el COVID. La investigación de Veterans Administration demostró que retrasar el tratamiento del cáncer un mes generó una tasa mortalidad hasta 20 % mayor. Otro estudio encontró que cada retraso en el diagnóstico de cáncer de mama aumentaba la mortalidad hasta un 10 %.

Mayores tasas de problemas de salud mental debido al desempleo y el distanciamiento social.

Mayores tasas de mortalidad por suicidio. En un estudio, el desempleo se relacionó con un riesgo de dos a tres veces mayor de suicidio. Un estudio más reciente estima que en los Estados Unidos, las “muertes por desesperación” relacionadas al confinamiento pueden estar entre las 75 000.

Menor esperanza de vida colectiva. El desempleo prolongado también se relaciona con vidas más cortas y menos saludables. Hannes Schwandt, investigador de economía de la salud de la Northwestern University, estima que un cierre económico mucho mayor podría acortar la longevidad de 6.4 millones de personas que ingresan al mercado laboral en un promedio de dos años. Lucas señala lo siguiente:

“Si los epidemiólogos no se preocupan por esta cifra, otra profesión debe hacerlo. Un estudio recién publicado por un grupo de actuarios de Sudáfrica estima que la reducción en la longevidad por el aumento del desempleo y la pobreza superará el aumento de la longevidad de las vidas salvadas por el COVID-19 de 30 a 1.

Es decir, cada año de vida atribuible al distanciamiento de posibles víctimas tiene un costo de 30 años perdidos debido a los efectos negativos para la salud pública”.

La falta de educación también se relaciona con una menor longevidad y una peor salud. Los jóvenes que abandonan la escuela mueren nueve años antes que los universitarios, mientras que el cierre de las escuelas afecta a los estudiantes más pobres.

¿Cuál es el precio más elevado?

Como señaló Lucas, además de calcular los costos generales para la sociedad, los modeladores también deben determinar “quiénes son los más afectados”, porque los costos no son iguales por todos.

Las consecuencias del confinamiento afectan más a las personas vulnerables, en términos económicos y de salud, como las que viven cerca de la pobreza, personas con enfermedades crónicas, enfermedades mentales y las minorías.

“Al contrario de la publicidad, NO estamos todos juntos en esto”, escribe Lucas. “Necesitamos una publicidad menos insípida que alabe las virtudes de los trabajadores esenciales, así como un análisis más serio del enorme costo de salud pública que estas medidas están causando.

De lo contrario, podemos considerar la era del coronavirus como el momento en que las élites sacrificaron a la clase trabajadora para protegerse a sí mismas”.

Una pandemia de alarmismo

Un artículo del 28 de octubre de 2020 presentado por el Instituto Ron Paul señala lo siguiente:

“Desde la llegada de la pandemia en marzo pasado, los principales medios de comunicación han publicado mucha desinformación que parece estar enfocada en generar mucho miedo entre los ciudadanos.

Pero los hechos y la ciencia no respaldan la grave imagen de un virus mortal que arrasa la tierra. Existe una pandemia, pero es una pandemia disfrazada de un hecho imparcial”.

Nueve hechos respaldados que “pintan una imagen muy diferente del miedo que se inculca en los cerebros de las personas desprevenidas”, afirma el artículo. Además de que las pruebas no son confiables, por todas las razones ya mencionadas, estos hechos incluyen los siguientes:

1.Una prueba positiva NO es un “caso”. Como explicó la Dra. Lee Merritt en su conferencia de Doctors for Disaster Preparedness en agosto del 2020, presentada en el artículo “Cómo la tecnocracia médica hizo posible la pandemia”, los funcionarios de los medios de comunicación y de salud pública parecen haber combinado los “casos” o las pruebas positivas con la enfermedad real.

Desde el punto de vista médico, un “caso” se refiere a una persona enferma y no a una persona que no presenta síntomas de enfermedad. Ahora, este término médico bien establecido, ha sido redefinido para referirse a una persona que obtiene un resultado positivo en la prueba de presencia de ARN viral. Como señaló Merritt, “Eso no es epidemiología, sino un fraude”.

2.De acuerdo con los CDC y otros datos de investigación, la tasa de supervivencia del COVID-19 es superior al 99 %, mientras que la gran mayoría de las muertes ocurren en personas mayores de 70 años, lo que se acerca a la esperanza de vida normal.

3.El análisis de los CDC revela que el 85 % de las personas que obtuvieron un resultado positivo “a menudo” o “siempre” utilizaron tapabocas en las dos semanas anteriores a la prueba. Como se señaló en el artículo de Ron Paul, “La única conclusión racional de este estudio es que los tapabocas de tela ofrecen poca o ninguna protección contra la infección por Covid-19”.

4.Existen terapias económicas y exitosas para el COVID-19. Los ejemplos incluyen varios tratamientos que incluyen hidroxicloroquina con zinc y antibióticosprotocolos a base de quercetina, el protocolo MATH+ y el peróxido de hidrógeno nebulizado.

5.La tasa de mortalidad no ha aumentado a pesar de las muertes. Los datos demuestran que la mortalidad general por todas las causas se ha mantenido estable durante el 2020 y no se desvía de la norma. Es decir, el COVID-19 no ha matado a más personas de las que habrían muerto en otro año por cualquier causa.

Como se señaló en el artículo de Ron Paul, “De acuerdo con los CDC, a principios de mayo del 2020, el número total de muertes en los Estados Unidos fue de 944 251 entre el 1 de enero y el 30 de abril. En realidad, esto es un poco más bajo que la cifra de muertes durante el mismo período en 2017, cuando se informaron 946 067 muertes en total”.

Miles de médicos y científicos solicitan el fin del confinamiento

En resumidas cuentas, existen muchas razones para sospechar que el confinamiento, el distanciamiento social y el uso obligatorio del tapabocas son completamente innecesarios y no alterarán el curso de esta enfermedad pandémica, o el recuento final de muertes.

Y, con respecto a las pruebas PCR, en las que las personas se someten a pruebas cada dos semanas o incluso con más frecuencia, este es un esfuerzo poco útil que produce datos inservibles. Es solo una herramienta para difundir el miedo, que a su vez permite implementar mecanismos de control necesarios para llevar a cabo “El Gran Reinicio”. Por fortuna, cada vez más personas comienzan a comprender todo lo que sucede.

Cerca de 45 000 científicos y médicos de todo el mundo firmaron la Declaración Great Barrington la cual solicita el fin de todas las medidas y enfocarse en la inmunidad colectiva, lo que significa que los gobiernos deben permitir que las personas que no corren un riesgo de contraer una enfermedad grave por COVID-19 vuelvan a la normalidad, ya que el confinamiento tiene En Massachusettsun efecto devastador en la salud pública, mucho peor que el virus. La declaración explica lo siguiente:

“De todos lados del mundo, hemos dedicado nuestras carreras a proteger a las personas. Las políticas actuales están produciendo efectos devastadores en la salud pública a corto y largo plazo.

El enfoque más compasivo que equilibra los riesgos y beneficios de alcanzar la inmunidad colectiva es permitir que las personas con poco riesgo de muerte vivan sus vidas de forma normal para desarrollar inmunidad al coronavirus a través de una infección natural, mientras se protege a los que están en mayor riesgo. A esto lo llamamos protección centrada”.

La declaración señala que las políticas actuales de confinamiento provocarán muchas muertes en el futuro, en especial entre los jóvenes y la clase trabajadora. Al 5 de noviembre de 2020, la Declaración Great Barrington se firmó por 11 791 científicos médicos y de salud pública, 33 903 médicos y 617 685 “ciudadanos preocupados”.

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