Por Vandana Shiva, Independent Science News, 21 de septiembre del 2020.

‘La pandemia del coronavirus enfrenta a toda la humanidad contra el virus,’ dijo.

De hecho, la pandemia no es una guerra. La pandemia es una consecuencia de la guerra. Una guerra contra la vida. La mente mecánica conectada a la máquina de extracción de dinero ha creado la ilusión de que los humanos estamos separados de la naturaleza, y de la naturaleza como un material muerto, inerte y bruto para ser explotado. Pero, de hecho, somos parte del bioma. Y somos parte del viroma. El bioma y el viroma somos nosotros. Cuando vamos a guerra contra la biodiversidad de nuestros bosques, de nuestras granjas y de nuestras entrañas, peleamos una guerra contra nosotras y nosotros mismos.

La emergencia sanitaria del coronavirus es inseparable de la emergencia sanitaria de la extinción, la emergencia sanitaria de la pérdida de biodiversidad y la emergencia sanitaria de la crisis climática. Todas estas emergencias están basadas en una visión del mundo mecanicista, militarizada y antropocéntrica que considera a los humanos separados de – y superiores a – otros seres. Seres que podemos poseer, manipular y controlar. Todas estas emergencias están basadas en un modelo económico basado en la ilusión de crecimiento sin límites y avaricia sin límites, lo cual viola límites planetarios y destruye la integridad de los ecosistemas y especies individuales.

Nuevas enfermedades surgen porque la agricultura globalizada, industrializada e ineficiente invade hábitats, destruye ecosistemas y manipula animales, plantas y a otros organismos sin respetar su integridad o su salud. Estamos conectados a nivel mundial a través de la propagación de enfermedades como el coronavirus porque hemos invadido los hogares de otras especies, manipulado plantas y animales por ganancias comerciales y codicia, y cultivado monocultivos. En la medida en que cortamos bosques, convertimos a las granjas en monocultivos industriales que producen mercancías tóxicas, sin nutrientes, nuestras dietas se degradan a través del procesamiento industrial con químicos sintéticos e ingeniería genética. En la medida en que perpetuamos la ilusión de que la tierra y la vida son materia prima para ser explotada por ganancias, sí nos estamos conectando. Pero en lugar de conectarnos a un continuo de salud al proteger la biodiversidad, integridad y autogestión de todos los seres vivos, incluyendo humanos, estamos conectados a través de la enfermedad.

De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, ‘1.6 mil millones de empleados de la economía informal (representando al mercado laboral más vulnerable), de un total mundial de 2 mil millones y una mano de obra global de 3.3 mil millones, ha sufrido un daño gigantesco a su capacidad de ganarse la vida. Esto es debido a las medidas de confinamiento y/o porque trabajan en los sectores más golpeados.’ De acuerdo al Programa Mundial de Alimentos, un cuarto de mil millones de personas adicionales serán empujadas al hambre y 300,000 podrían morir cada día. Estas, también, son pandemias que están matando a la gente. Matar no puede ser una prescripción para salvar vidas.

La salud se trata de vida y sistemas vivos. No hay ‘vida’ en el paradigma de salud que Bill Gates y su calaña están promoviendo e imponiendo en el mundo entero. Gates ha creado alianzas globales para imponer un análisis descendente y prescripciones para problemas de salud. Da dinero para definir los problemas, y después usa su influencia y dinero para imponer las soluciones. Y, en el proceso, se vuelve más rico. Su ‘financiamiento’ resulta en una supresión de la democracia y la biodiversidad, de naturaleza y cultura. Su ‘filantropía’ no sólo es filantrocapitalismo. Es filantroimperialismo.

La pandemia del coronavirus y confinamiento han revelado aún más claramente cómo estamos siendo reducidos a objetos para ser controlados, con nuestros cuerpos y mentes como las nuevas colonias para ser invadidas. Los imperios crean colonias, las colonias anexan los bienes comunes de las comunidades indígenas y los convierten en fuentes de materia prima para ser extraídas por ganancias. Esta lógica lineal y extractiva es incapaz de ver las relaciones íntimas que mantienen la vida en el mundo natural. Es ciega a la diversidad, ciclos de renovación,  dar y recibir, y el poder y potencial de la autogestión y reciprocidad. Es ciega al desperdicio que crea y a la violencia que libera. El confinamiento extendido del coronavirus ha sido un experimento de laboratorio para un futuro sin humanidad.

El 26 de marzo de 2020, en un pico de la pandemia del coronavirus y en medio de un confinamiento. A Microsoft se le otorgó una patente por la Organización Mundial de Protección Intelectual (WIPO, por sus siglas en inglés). La patente WO 060606 declara que ‘Actividad de Cuerpo Humano asociada con una tarea proporcionada a un usuario podría ser usada en un proceso de extracción de un sistema de criptomoneda…’

La ‘actividad corporal’ que Microsoft quiere extraer incluye radiación emitida del cuerpo humano, actividades cerebrales, flujo de fluidos corporales, flujo sanguíneo, actividad de órganos, movimiento corporal como movimiento ocular, movimiento facial y movimiento muscular, así como otras actividades que pueden ser detectadas y representadas por imágenes, ondas, señales, textos, números, grados, o cualquier otra información.

La patente es una demanda de propiedad intelectual sobre nuestros cuerpos y mentes. En el colonialismo, los colonizadores se autoasignan el derecho de tomar la tierra y recursos de los pueblos originarios, extinguir sus culturas y soberanía, y en casos extremos, exterminarlos. La patente WO 060606 es una declaración de Microsoft de que nuestros cuerpos y mentes son sus nuevas colonias. Somos minas de ‘materia prima’ – la información extraída de nuestros cuerpos. En lugar de seres soberanos, espirituales, conscientes e inteligentes tomando decisiones y elecciones con sabiduría y valores éticos sobre los impactos de nuestras acciones en el mundo natural y social del cual somos parte, y con el cual estamos relacionadas inextricablemente, somos ‘usuarios’. Un ‘usuario’ es un consumidor sin elección en el imperio digital.

Pero esa no es la totalidad de la visión de Gates. De hecho, es aún más siniestra -colonizar las mentes, cuerpos y espíritus de nuestras hijas e hijos antes de que tengan la oportunidad de entender cómo se ven y sienten la libertad y soberanía, comenzando con los más vulnerables.

En mayo del 2020, el Gobernador Andrew Cuomo de Nueva York anunció una alianza con la Fundación Gates para ‘reinventar la educación.’ Cuomo llamó a Gates un visionario y argumentó que la pandemia ha creado ‘un momento en la historia donde realmente podemos incorporar y avanzar ideas [de Gates]… todas estas construcciones, todos estos salones físicos -¿para qué con toda la tecnología que tienes?”

De hecho, Gates ha estado intentando desmantelar el sistema de educación pública de los Estados Unidos por dos décadas. Para él, los estudiantes son minas de información. Es por esto que los indicadores que él promueve son asistencia, inscripción a universidad, resultados de pruebas de matemáticas y lectura, porque éstas pueden ser fácilmente cuantificadas y minadas. Al re-imaginar la educación, los niños y niñas serán monitoreados a través de sistemas de vigilancia para checar si están atentas mientras son forzados a tomar clases de manera remota, solas en casa. La distopía es una donde las niñas y niños nunca regresan a las escuelas, no tienen oportunidad de jugar, no tienen amigos. Es un mundo sin una sociedad, sin relaciones, sin amor y amistad.

El futuro en un mundo de Gates y barones de la tecnología se me presenta como una humanidad que está más polarizada en grandes números de personas ‘desechables’ que no tienen lugar en el nuevo Imperio. Aquellos que están incluidos en el nuevo Imperio serán un poco más que esclavos digitales.

Pero tenemos la opción de resistir. Podemos sembrar otro futuro, profundizar nuestras democracias, reclamar nuestros bienes, regenerar la tierra como miembros vivos de una Familia Terrícola, rica en nuestra diversidad y libertad, una en nuestra unidad e interconexión. Es un futuro más sano. Es uno por el que debemos de luchar. Es uno que debemos reclamar.

Nos encontramos en el precipicio de la extinción. ¿Le permitiremos a nuestra humanidad como seres vivientes, conscientes, inteligentes y autónomo ser extinguidos por una máquina de codicia que no sabe de límites y es incapaz de poner un freno a su colonización y destrucción? ¿O pararemos a la máquina y defenderemos a nuestra humanidad, libertad y autonomía para proteger la vida en la tierra?

El presente extracto pertenece al llibro de Vandana Shiva Unidad vs. el 1%: destrozando ilusiones, Sembrando Libertad (Chelsea Green Publishing, Agosto 2020) y fue reimpreso con permiso de la editorial.

Vandana Shiva es una pensadora y activista ambiental reconocida a nivel mundial, líder en el Forum Internacional de Globalización, y del Movimiento Slow Food. Directora de Navdanya y de la Fundación de Investigación para la Ciencia, Tecnología y Ecología, y  luchadora incansable por los derechos de agricultores, campesinos y mujeres. Es  autora y editora de un gran número de libros influyentes, entre ellos Hacer la Paz con la Tierra; Suelo no Petróleo; Las Nuevas Guerras de la Globalización; Soberanía de Semillas, Seguridad Alimentaria: Mujeres en la Vanguardia; y ¿Quién alimenta Realmente al Mundo? Su último libro es Unidad vs el 1% (Chelsea Green. Editorial, agosto 2020).

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.