Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 17 de septiembre del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • Después de seis meses de cierres de emergencia intermitentes o, en algunos casos, casi continuos, muchas personas han llegado a su límite y están surgiendo protestas en todo el mundo
  • En la última semana de agosto del 2020 se llevaron a cabo aglomeraciones de decenas de miles de personas en Berlín, Londres y Dublín, que protestaron por las medidas de mantenerse en casa, el cierre de empresas, el uso de cubrebocas y vacunas y el control de Bill Gates en asuntos de salud pública
  • De acuerdo con los datos publicados por los CDC el 26 de agosto de 2020, solo el 6 % del total de muertes relacionadas con el COVID-19 padecía la infección como la única causa de muerte en el certificado de defunción
  • Un estudio del 2 de septiembre de 2020 encontró que la tasa general de letalidad por infección era del 0.26 %. Entre las personas con menos de 40 años, la tasa de letalidad por infección es del 0.01 %, mientras que los mayores de 60 tienen una tasa de letalidad por infección del 1.71 %
  • La tasa estimada de mortalidad por infección de la influenza estacional es del 0.8 %, por lo que las únicas personas para las que la infección por SARS-CoV-2 es más peligrosa que la influenza son las personas con más de 60 años. Todos los demás tienen un menor riesgo de morir por COVID-19 que de gripe

Después de seis meses de cierres de emergencia intermitentes, o en algunos casos, casi continuo, muchas personas han llegado a su límite y están surgiendo marchas en todo el mundo.

En la última semana de agosto del 2020 se llevaron a cabo aglomeraciones de decenas de miles de personas en Berlín, Londres y Dublín, que protestaron por las medidas de mantenerse en casa, el cierre de empresas, el uso de cubrebocas y vacunas y el control tajante de Bill Gates en asuntos de salud pública.

En los Estados Unidos se llevó a cabo una protesta el 30 de agosto de 2020 en Boston, Massachusetts, contra las nuevas medidas de vacunación contra la influenza para estudiantes, mientras que, en Virginia, los manifestantes se reunieron el 2 de septiembre para oponerse a los mandatos del COVID-19.

Estas son solo algunas de las muchas protestas que han tenido lugar en las últimas semanas a nivel mundial, a medida que las personas comienzan a comprender que sus derechos humanos están siendo restringidos por un virus con una letalidad similar a la de la influenza estacional y otros virus pandémicos, ninguno de los cuales fue motivo de un cierre de la economía global y la cuarentena forzada de personas sanas.

¿El COVID-19 podría ser un plan de manipulación masivo?

En las últimas semanas y meses, cada vez más expertos han compartido lo que saben sobre la función de las compañías tecnológicas, farmacéuticas y organizaciones de salud como la Organización Mundial de la Salud para crear un nuevo orden mundial.

Si se perdió mi artículo con el analista financiero Patrick Wood, en el que se detalla el plan tecnocrático, es importante que lo consulte. Otros artículos que demuestran lo que está sucediendo incluyen “Erudita de Harvard expone a Google y Facebook” y “Documental “Plandemic” (Parte 2)“.

Cuando unimos el rompecabezas, fue claro que esta pandemia se está utilizando para cubrir un esquema de redistribución de riqueza global como para implementar un sistema tecnocrático totalitario por parte de líderes.

Al parecer la OMS es parte integral de esta red mundial. Aunque Estados Unidos ha roto su relación con la organización, las grandes compañías tecnológicas continúan apoyando a que la OMS decida qué opiniones son aceptables y cuáles no, sin importar la experiencia médica y los logros científicos.

De acuerdo con lo informado por el sitio web Reclaim the Net, la OMS analiza todo lo que las personas hacen en línea, desde sus interacciones en las redes sociales y sus emociones. Para contrarrestar la “difusión de información engañosa” sobre la pandemia, que fue un factor importante durante el Evento 201, la OMS se ha relacionado con una compañía que utiliza análisis de aprendizaje automático para escanear más de 1.6 millones de publicaciones en redes sociales por semana.

El objetivo de este “enfoque de monitoreo social”, un término más agradable que el espionaje, es contrarrestar cualquier cosa que no se alinee con el objetivo de la OMS sobre enfermedades, tratamientos, intervenciones y causas de enfermedades.

Para ayudarlos en este proceso de censura están las Naciones Unidas, que han lanzado un ejército de 10 000 voluntarios digitales que buscan información “falsa” y opiniones contrarias en Internet.

Además de eso, la mayoría de las plataformas de redes sociales tienen sus propios ‘verificadores de datos’ muy sesgados que censuran toda la información que no les conviene. En abril de 2020, la directora ejecutiva de YouTube, Susan Wojcicki, esposa del director de productos de Google, Dennis Troper, anunció que prohibirían y eliminarían cualquier video de la plataforma que contradijera a la OMS.

En este punto, se pueden encontrar muchos ejemplos de censura de información médica y científica en todas las plataformas de redes sociales y en Google.

Tasa de mortalidad por infecciones al mismo nivel que la gripe

Mantener la creencia del “virus asesino” durante mucho más tiempo quizás se volverá aún más difícil con la llegada del artículo del 2 de septiembre de 2020 de Annals of Internal Medicine, que señala lo siguiente:

“Debido a que muchos casos de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) son asintomáticos, faltan datos sobre la cifra real de personas infectadas, y que, al calcular las tasas de mortalidad de los casos confirmados, se termina sobrestimando la tasa de mortalidad por infección (IFR, por sus siglas en inglés)”.

La revista explica lo siguiente:

“Para calcular una tasa real de letalidad por infección, se necesitan datos de prevalencia poblacional de grandes áreas geográficas donde también existen datos confiables de muerte. Combinamos estimaciones de prevalencia de una muestra aleatoria en todo el estado de Indiana con datos de estadísticas de muertes confirmadas por COVID-19.

En resumen, nuestra muestra aleatoria consistió en residentes estatales de 12 años o más. Se excluyeron los fallecidos conocidos y los reclusos. Debido a que los asilos estaban limitando la capacidad de los residentes para salir y volver a ingresar a las instalaciones, su participación era poco probable.

Se evaluó a los participantes del 25 al 29 de abril de 2020 para detectar una infección viral activa y anticuerpos contra el SARS-CoV-2, lo que indicaría una infección previa. Calculamos el IFR por edad, raza, sexo y etnia sobre la cifra acumulada de muertes por COVID-19 al 29 de abril de 2020, dividido por el número de infecciones.

Aunque no se evaluó a los residentes de los asilos, representaron el 54.9 % de las muertes de Indiana. Por lo tanto, excluimos a los residentes de los asilos de todos los cálculos (es decir, muertes e infecciones).

Para tener en cuenta todas las infecciones, añadimos el número de personas hospitalizadas con COVID-19 durante el período de prueba y las muertes por COVID-19 no institucionalizadas.

Nuestro estudio estimó 187 802 infecciones acumuladas, a las que se sumaron 180 hospitalizaciones. La edad promedio entre todos los fallecidos fue de 76.9 años.

La tasa general de letalidad por infección fue del 0.26 %. Las personas con menos de 40 años tenían una tasa de letalidad por infección del 0.01 %; los de 60 años o más tenían una tasa de mortalidad por infección del 1.71 %. Las personas de raza blanca tenían una tasa de letalidad por infección del 0.18 %; mientras que las minorías tenían una tasa de letalidad por infección del 0.59 %”.

La tasa estimada de mortalidad por infección de la influenza estacional es del 0.8 % (en este documento). Por lo tanto, las únicas personas para las que la infección por SARS-CoV-2 es más peligrosa que la influenza son las personas mayores de 60 años.

Todas las demás personas tienen un menor riesgo de morir de COVID-19 que de morir de gripe. Dicho de otra manera, si tiene menos de 60 años, sus probabilidades de morir a causa de la gripe son mayores que sus probabilidades de morir por el COVID-19.

La coordinadora del grupo de trabajo sobre el coronavirus de la Casa Blanca, la Dra. Deborah Birx, también confirmó esta tasa de mortalidad de la que se informa cuando, a mediados de agosto de 2020, declaró que “se vuelve cada vez más difícil” lograr que las personas cumplan con el uso de cubrebocas “cuando las personas comprenden que el 99 % sobrevive”.

Campaña masiva para impulsar las vacunas

Dado que las tasas de mortalidad son tan bajas como en el caso de todas las personas con menos de 60 años, en realidad perjudica las razones para vacunar a todo el mundo, incluyendo los recién nacidos, a quienes el riesgo es prácticamente nulo.

El hecho de que la vacuna parezca cada vez más innecesaria es una de las razones por las que el gobierno de los Estados unidos planea lanzar una campaña de vacunación contra el COVID-19 este otoño, al utilizar mensajes muy estudiados.

La Universidad de Yale ha realizado una prueba para determinar el tipo de mensaje que maximizará la aceptación de la vacuna para el COVID-19. Los mensajes evaluados en la investigación incluyeron los siguientes:

Mensaje de libertad personal. Un mensaje sobre cómo el COVID-19 está limitando la libertad personal de las personas y cómo la sociedad, al trabajar juntos para vacunar a suficientes personas, puede preservar su libertad personal.
Mensaje de libertad económica. Un mensaje sobre cómo el COVID-19 está limitando la libertad económica de las personas y cómo la sociedad al trabajar en conjunto para vacunar a un número suficiente de personas, puede preservar su libertad económica.
Mensaje de interés personal. Un mensaje de que el COVID-19 presenta un peligro real para la salud, incluso para las personas jóvenes y saludables y que vacunarse es la mejor manera de evitar la enfermedad.
Mensaje de culpa. Un mensaje que habla sobre el peligro que representa el COVID-19 para la salud de la familia y la comunidad. Este mensaje busca promover que cuantas más personas se vacunen, menor será el riesgo de enfermarse. La sociedad debe mantenerse unida y vacunarse.
Beneficio económico. Un mensaje sobre cómo el COVID-19 está causando estragos en la economía y la única manera de fortalecerla es al vacunar a suficientes personas.
Mensaje de vergüenza. Un mensaje que trata sobre el peligro que representa el COVID-19 para la salud de la familia y la comunidad, mientras que la mejor manera de protegerlos es al vacunarse y hacer que se vacunen suficientes personas. Luego, una pregunta le solicita a la persona que imagine qué sentiría si no se vacuna y transmite la enfermedad a otras personas.
Mensaje de culpa. Un mensaje que habla sobre el peligro que representa el COVID-19 para la salud de la familia y la comunidad. Este mensaje busca promover que la mejor manera de protegerlos es al vacunarse y hacer que se vacunen suficientes personas. Luego, una pregunta le solicita a la persona que imagine qué sentiría si no se vacuna y transmite la enfermedad a otras personas.
Mensaje de ira. Un mensaje que trata sobre el peligro que representa el COVID-19 para la salud de la familia y la comunidad. Este mensaje busca promover que la mejor manera de protegerlos es al vacunarse y hacer que se vacunen suficientes personas. Luego, una pregunta le solicita a la persona que imagine su enojo si no se vacunará y contagia a otras personas.
Mensaje de confianza en la ciencia. Un mensaje que trata sobre cómo vacunarse es la forma más eficaz de proteger a la comunidad. Este mensaje promueve la idea de que la vacunación está respaldada por la ciencia y que cualquiera que no se vacune es porque desconoce cómo se propagan las infecciones.
Mensaje de falta de valentía. Este mensaje describe lo valientes que son los bomberos, los médicos y los trabajadores médicos, mientras que las personas que eligen no vacunarse no son valientes.

El estudio, que se completó el 8 de julio de 2020, también buscó determinar lo siguiente:

  • La confianza en la seguridad y eficacia de la vacuna después de escuchar el mensaje en cuestión
  • La voluntad de persuadir a otras personas para que se vacunen
  • El miedo a las personas que no han sido vacunadas
  • El juicio social de quienes eligen no vacunarse

La presión prosocial funciona mejor

Harvard Business School, en colaboración con Sloan School of Management y Massachusetts Institute of Technology, ha publicado un documento que compara los enfoques egoístas frente a los enfoques prosociales para prevenir el COVID-19.

Al considerar los mensajes con los que nos han bombardeado durante los últimos meses, llamando a las personas que no usan cubrebocas como “asesinas”, etc., está claro que han aprovechado los resultados de este tipo de investigaciones.

En dicho documento, “Don’t Get It or Don’t Spread It?”, los autores revisan estudios en los que se compararon varios tipos de mensajes: mensajes que destacan la amenaza para uno mismo, frente a la amenaza que podría representar para los demás.

En general, los mensajes prosociales, es decir, los mensajes que enfatizan la importancia de cumplir con la prevención para proteger a los demás, obtuvieron mejores resultados. De acuerdo con los autores:

“Estos resultados revelan que el enfoque prosocial fue más efectivo que el interés propio, lo que sugiere una primacía potencial de los enfoques prosociales para apoyar la prevención.

Primero, el enfoque prosocial podría haber sido más efectivo no solo porque los enfoques prosociales tratan de impulsar la prevención, sino porque las personas consideran que el COVID-19 representa una mayor amenaza para la sociedad que para ellos mismos.

De hecho, las personas de los estudios informaron que el coronavirus era una amenaza más grande para la sociedad que para ellos mismos.

Sin embargo, encontramos que la ventaja del tratamiento público (en relación con el trato personal) no fue moderada por las diferencias entre la amenaza personal frente a la amenaza pública, o mucho menor entre las personas que informaron que la amenaza personal era tan grande o mayor que la amenaza pública.

Por lo tanto, encontramos evidencia de que la efectividad relativa del tratamiento público no fue exclusiva de las personas que consideraban al COVID-19 como una mayor amenaza para la sociedad que para ellos mismos.

Una segunda posibilidad es que el enfoque prosocial (que alienta a las personas a evitar la propagación del coronavirus) fue más efectivo que el interés propio (que alienta a las personas a evitar el coronavirus) porque las personas se sienten más empoderadas para no propagar el virus”.

Deje de creer en los cierres de emergencia

Un poderoso ensayo del American Institute for Economic Research plantea la pregunta: ¿Los cierres de emergencia serán la mejor manera de minimizar la cantidad de víctimas en esta pandemia?

Al utilizar ejemplos históricos que comienzan con las palabras de Voltaire, “Las personas que pueden hacerle creer cosas absurdas, pueden hacerle cometer atrocidades”, el autor razona que los cierres de emergencia no van a salvar al mundo del COVID-19, aunque solo sea cada vez que se detengan los cierres de emergencia, las infecciones comienzan a volver a aparecer de manera natural.

Sin embargo, la gran mayoría de estas “infecciones” o “casos” son asintomáticos. El aumento de “casos” no significa que las personas se estén enfermando y muriendo. El uso indebido del término “caso” es atroz ya que, de manera histórica, un “caso” se define como una persona que presenta síntomas de una enfermedad y está realmente enfermo.

Nunca en la historia médica un “caso” se ha referido a una persona perfectamente sana y que requiera pruebas para determinar si está infectada con un patógeno. ¿Se haría la prueba del resfriado o la influenza sin presentar síntomas? Si la prueba resultara positiva, ¿pensaría que está enfermo?

Existen otros mitos o tácticas de miedo, que deben ser detenidos ahora, afirma el autor, y es momento de comenzar a cuestionar qué es cierto y qué no. Es importante que lea el ensayo completo.

El tecnofascismo

Otro artículo que vale la pena consultar se titula “The Fatal Attraction of Techno-Fascism” de Mark Petrakis. Este también comienza con una excelente cita de Catón el Viejo: “Las personas que son serias en asuntos ridículos serán ridículas en asuntos serios”. Uno de las primeras referencias que hace es que el fascismo es atractivo porque:

“Requiere tan poco de nosotros y tan poco pensamiento independiente; Nuestra creencia básica y adhesión a un conjunto limitado de narrativas compartidas que, una vez aceptadas por completo, nos liberan de la necesidad de abordar preguntas o de preocuparnos por diferencias de opinión y sentimiento.

La publicidad nos asegura que estamos completos, que sabemos todo lo que hay que saber, que somos racionales, pragmáticos y puros, que la ciencia se ha establecido y que somos parte de algo especial”.

Petrakis continúa explicando por qué se necesita la desinformación para mantener el control en un régimen fascista, y cómo la verdad es una responsabilidad que debe ser rechazada y penalizada. Al final, el precio que pagamos por este tipo de pereza intelectual es “la negación y la desconexión”.

Nadie que haya prestado atención este último año puede haber ignorado que la publicidad está en pleno apogeo, 24 horas al día, 7 días a la semana, y que tanto los hechos como las opiniones personales que van en contra de la narrativa establecida están siendo censurados y penalizados.

Cuando se trata del COVID-19, la publicidad es tan generalizada que en realidad ha destrozado lo que Petrakis llama “la ilusión más grande de todas” que “debe mantenerse a toda costa”, es decir, la apariencia de que los mensajes son generado de manera aleatoria.

“Siempre debe parecer que la cobertura de los medios y los comentarios de los expertos están libres de cualquier manipulación preconcebida”, explica. Hoy en día, existen pocas dudas de que la narrativa que vemos está libre de prejuicios. Existen pocas dudas de que lo que nos dicen es una “narración creada”.

En última instancia, el sistema económico conocido como tecnocracia está hecho para la revolución transhumanista, que menciono en mi artículo “¿La nueva vacuna contra el COVID podría dictar el comienzo del transhumanismo?” y donde se explica cómo el hombre se fusiona con la tecnología y la inteligencia artificial. Como siempre, el atractivo será una mayor comodidad, superación personal y “un mundo mejor para todos”.

Lo que nunca se menciona es el precio. El precio de todo esto es la subyugación total de los líderes que se benefician de cada uno de sus movimientos y que, por lo tanto, los establecerán.

Las medidas para el COVID-19 fomentan al “estado policial”

Terminaré con algunas observaciones del juez de la Corte Suprema del Reino Unido, Lord Sumption, quien en una entrevista del 30 de marzo de 2020 con el periódico británico The Post advirtió que las medidas para el COVID-19 están preparando el camino del despotismo, como un ejercicio del poder absoluto de una manera cruel y opresiva.

“El verdadero problema es que cuando las sociedades humanas pierden su libertad, no suele ser porque ya no hay tiranos. Por lo general, se debe a que las personas renuncian a su libertad a cambio de protección contra alguna amenaza externa. Y la amenaza suele ser una amenaza real, pero muy exagerada.

Eso es lo que me temo que estamos viviendo ahora. La presión sobre los políticos proviene del público. Quieren soluciones. No se detienen a preguntar si lo que hacen funcionará. No se preguntan si valdrán la pena las consecuencias. Quieren soluciones de todos modos. Y quien haya estudiado historia reconocerá los síntomas clásicos de la histeria colectiva.

La histeria es contagiosa. Estamos creando una escalera en la que exageramos la amenaza y dejamos de preguntarnos si la cura podría ser peor que la enfermedad”.

Es momento de hacernos algunas preguntas muy urgentes. ¿Es posible esperar que el gobierno elimine TODAS las infecciones y TODAS las muertes? Han demostrado que no pueden, pero seguimos renunciando a más libertades porque afirman que esto mantendrá la seguridad. Es una mentira tentadora, pero una mentira de todos modos.

Nos dijeron que los cierres comerciales y hacer cuarentena en casa era para aplanar la curva de la infección para evitar que se saturaran los hospitales. Ahora la curva está en picada y los hospitales están lejos de estar abarrotados de personas con COVID-19, sin embargo, los cierres de emergencia permanecen en muchas áreas y lugares, como Australia, donde las cifras son asombrosas.

Tarde o temprano todos deben decidir qué es más importante: ¿la libertad personal o la falsa seguridad? La buena noticia es que muchos están empezando a ver la realidad; están empezando a ver las mentiras y están empezando a elegir la libertad sobre el totalitarismo en nombre de la salud pública.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.