Por Dr. Malcom Kendrick.

Hemos aprendido que las personas que son asintomáticas pueden, no pueden, pueden, no pueden, pueden, no pueden, pueden … propagar el virus.

Que la fiabilidad de las pruebas de antígenos de PCR es excelente, inútil, excelente, inútil, excelente, inútil.

Que los resultados de falsos positivos son imposibles, comunes, imposibles, comunes, imposibles, comunes.

Que las mascarillas son inútiles, necesarias, inútiles, necesarias, inútiles… absolutamente necesarias.

También sabemos que algunas personas son, no son, son, no son, naturalmente inmunes. Además, sabemos que haber tenido COVID significa que usted puede, no puede, puede, no puede, no puede, tal vez pueda, francamente quién sabe, volver a tenerlo. Creo que Kurt Vonnegut Junior (escritor satírico estadounidense) lo expresó mejor en esta famosa canción que dice: “hacemos lo que debemos hacer hasta que nuestros cuerpos se derrumban”

“We do, doodley do, doodley do, doodely do,

What we must, muddily must, muddily must, muddily must;

Muddily do, muddily do, muddily do, muddily do,

Until we bust, bodily bust, bodily bust, bodily bust.”

Me gusta pensar que tengo cierta experiencia en la lectura de artículos de investigación médica y luego en tratar de averiguar lo que realmente quieren decir, en lugar de lo que dicen que quieren decir.  Escribí el libro “Doctoring Data” para ayudar a la gente a entender los juegos y manipulaciones interminables de los estudios de investigación.

Analicé el poder del dinero para distorsionar los resultados de una investigación, de manera que lo negro pueda convertirse mágicamente en blanco.

Por supuesto, el dinero no es el único culpable de esta distorsión. Este es solo uno de los factores que influyen sobre la investigación. Hay muchos otros. El inmenso poder de concretaruna idea , las declaraciones públicas que se hacen o el temor a perder la autoridad si se cambia de opinión son algunos de ellos. Estatus, poder, juegos políticos, etc.

Veamos un ejemplo de acciones que (obviamente) no están influenciadas por el dinero. En plena crisis del Covid y tras bambalinas, Bill Gates parece decidido a ser recordado como el hombre que vacunó al mundo. Será su legado perdurable. Probablemente sepa que, dentro de cien años, su imperio de Microsoft simplemente será mencionado en un subpárrafo de algun tema de estudio de un Master. Por otro lado, la vacunación mundial le asegurará un lugar en la historia.

Aunque entiendo muchas la dinámica de poderes que actúan para distorsionar la investigación y cómo se llevan a cabo las manipulaciones, cuando se trata del COVID casi me he rendido. Parece que casi todo el mundo tiene un plan cambiante diciendo ahora una cosa, luego otra.

En muchos casos, el resultado final se traduce en inflar las cifras de mortalidad o pintar al COVID como el virus más maligno de todos los tiempos. Sospecho que los fabricantes de vacunas tienen un papel importante en todo esto.

En Inglaterra, si alguna vez alguien dió positivo en una prueba de COVID y luego murió, fue contabilizado en las estadísticas de muerte por COVID. No importa qué lo haya matado, y si fue mucho después de dar positivo, murió de COVID.

Esto ha cambiado recientemente. Principalmente porque era tan evidentemente ridículo que incluso Matt Hancock (secretario de salud del Reino Unido) ya no pudo argumentar que esta era la metodología correcta. 

A pesar de este cambio, sigue siendo de locos que en el Reino Unido todavía no se contemple la posibilidad que nadie se pueda recuperar de COVID oficialmente. Una vez que lo tienes, lo tienes. Sospecho que esto va a cambiar silenciosamente en algún momento; tal vez ya lo hayan hecho y no me he dado cuenta.

Por otro lado, ocurrieron otras cosas muy extrañas, en sentido contrario. Justo al comienzo de la pandemia, el gobierno del Reino Unido cambió el COVID por una infección que ya no se considera grave.

Desde el 19 de marzo de 2020, el COVID-19 ya no se considera una enfermedad infecciosa de gravedad alta (HCID) en el Reino Unido.

Sí, el 19 de marzo. En el Reino Unido se inició el confinamiento el 16 de marzo [Error, debería ser el 23 de marzo], y tres días después, el COVID ya no era una enfermedad considerada muy grave. Esta es la única enfermedad en la historia que ha requerido el cierre total, incluida la aniquilación de muchos derechos humanos básicos y la destrucción de toda la economía. Sin embargo, ¿no es considerada una enfermedad grave?

Esto sucedió prácticamente sin que nadie se diera cuenta. Muy en voz baja, incluso se podría decir que a escondidas. ¿Qué pasó aquí? Supongo que esto se hizo para evitar que los trabajadores de la salud demandaran al Servicio Nacional de Salud (NHS) si se infectaban de COVID en el trabajo, ya que casi ningún personal médico tenía el equipo de protección personal adecuado. Puede haber otras razones, pero me cuesta pensar cuáles pueden ser.

Dondequiera que mirase había confusión y manipulación estadística, y luego pasamos a la saga de la hidroxicloroquina. Al comienzo de la pandemia, escribí un artículo en el que sugería que la hidroxicloroquina podría ser útil. Esto se basó en investigaciones anteriores que demostraron que este medicamento podría obstaculizar la entrada del virus en las células y, una vez dentro de la célula, podría impedir la entrada del virus en el núcleo. Incluso traté de conseguir un poco de medicamento, pero no había ninguna posibilidad. Hidroxi-¿qué?

Poco sabía yo de la tormentaque se cerniría alrededor de este medicamento. Un medicamento que existe desde hace décadas. Está disponible sin receta en muchos países y creo que es el fármaco más utilizado en la India. Es principalmente un medicamento contra la malaria, ya que ayuda a prevenir la entrada del parásito de la malaria en las células y puede dificultar la descomposición de la hemoglobina, destruyendo así los glóbulos rojos.

También se utiliza como antiinflamatorio en enfermedades como la artritis reumatoide y el lupus eritematoso sistémico (LES), donde es extraordinariamente seguro (en las dosis correctas). Durante muchos años se ha considerado como un posible antiviral. A principios de este año, leí varios artículos al respecto. Como éste, “Efectos de la cloroquina sobre las infecciones virales: un fármaco antiguo contra las enfermedades actuales”.

La cloroquina es una 9-aminoquinolina conocida desde 1934. Aparte de sus conocidos efectos antipalúdicos, el fármaco tiene interesantes propiedades bioquímicas que podrían aplicarse contra algunas infecciones virales. La cloroquina ejerce efectos antivirales directos, inhibiendo los pasos dependientes del pH de la replicación de varios virus, incluidos los miembros de los flavivirus, retrovirus y coronavirus. Sus efectos mejor estudiados son contra la replicación del VIH, que se está probando en ensayos clínicos. Además, la cloroquina tiene efectos inmunomoduladores, que suprimen la producción / liberación del factor de necrosis tumoral α y la interleucina 6, que median las complicaciones inflamatorias de varias enfermedades virales.

(La cloroquina y la hidroxicloroquina son esencialmente el mismo fármaco, cuando se trata de eficacia / actividad, pero la hidroxicloroquina tiene menos efectos secundarios. “Hidroxi” significa que se ha añadido un grupo OH al compuesto básico).

Debo decir que no me molesté en leer nada escrito en 2020. Estaba claro que los intereses comerciales ya estaban contaminando fuertemente esta área.

Por ello, para poder manejar datos no contaminados, me enfoqué en trabajos de investigación de otra época más tranquila. Después de leer sobre este tema, parecía que la hidroxicloroquina podría hacer algo bueno. Ciertamente era bastante segura y no teníamos nada más en aquel momento. Por lo tanto, recomendé que se pudiera usar.

Luego, el motor distorsionador se puso a funcionar a plena potencia, impulsado por dos tipos principales de combustible. El tipo uno era dinero. Las empresas con agentes antivirales, como el remdesivir, no querían que se utilizara un medicamento “barato como las patatas fritas”. No señor, querían que se utilizaran en su lugar antivirales enormemente caros (y casi completamente inútiles).

Esto resultó en un estudio publicado en The Lancet, nada menos, que dejó la hidroxicloroquina por los suelos. Resulta que el estudio fue fabricado casi en su totalidad por investigadores fuertemente asociados con varias empresas que, sorpresa, sorpresa, fabrican antivirales.

El otro tipo de combustible fue el híbrido dinero / vacuna. Si la hidroxicloroquina (más zinc y azitromicina) funciona, existía una gran preocupación de que esto redujera la absorción de cualquier vacuna que se desarrollara. Además, no sería posible imponer leyes de emergencia sobre vacunas, lo que haría que la fabricación de cualquier vacuna fuera mucho más rápida y sencilla.

En los EE. UU., estas leyes  se conocen como Autorización de Uso de Emergencia (EUA). Si se promulgan, esto implica que no es necesario probar la seguridad y eficacia de una vacuna antes de su uso. Simplemente se lanza, sin probar. Además, no hay posibilidad de demandar a un fabricante de vacunas si resulta que la vacuna causa problemas graves.

En los EE. UU., el Reino Unido y varios otros países, la protección legal completa contra el daño de las vacunas ya está plasmado en la ley, por lo que nada cambia ahí.

Sin embargo, todavía existe el requisito de realizar al menos algunas investigaciones sobre eficacia y seguridad. La EUA eliminaría esta barrera. Simplemente sacarlo al mercado, sin preguntas, no es posible.

Dependiendo de su opinión sobre los estándares éticos de las empresas que fabrican dichas vacunas, o va a agradecer esta medida o bien se sentirá profundamente preocupado. Yo me encuentro en la segunda opción. De ninguna manera tomaría un medicamento activo cuya seguridad o eficacia no haya sido probada.

Cualquiera que sea su opinión, se pueden hacer grandes fortunas desarrollando la primera vacuna para el COVID-19. Si se eliminan todas las barreras para su uso inmediato, tendremos una fiebre del oro. No es necesario demostrar que su vacuna funciona, no es necesario demostrar que es segura, no hay posibilidad de que lo demanden. Se puede ganar miles de millones de dólares. ¿Qué podría salir mal?

Lo que nos lleva de regreso a este molesto medicamento, hidroxicloroquina. ¿Funciona, no? Parece que nunca se nos permitirá saberlo. Recientemente, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. eliminó la autorización para su uso. Incluso en un hospital, como el Henry Ford en Detroit, parecía estar obteniendo resultados impresionantes:

“La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. nos informó que no aprobaría nuestra solicitud de autorización para el uso de emergencia de la hidroxicloroquina para un segmento de pacientes con COVID-19 que cumplen con criterios muy específicos”, dijo el Dr. Adnan Munkarah, vicepresidente ejecutivo del Henry Ford y director clínico, en una declaración“.

Todos los demás ensayos en todo el mundo también han sido detenidos por los Institutos Nacionales de Salud, la Organización Mundial de la Salud y las autoridades sanitarias del Reino Unido.

Esto, recuerde, es un medicamento que ha sido utilizado por miles de millones de personas. Se considera lo suficientemente seguro como para comprarlo sin receta, pero ahora es tan peligroso que ni siquiera se puede usar con fines de investigación. Por supuesto, aún puede tomarlo si tiene artritis reumatoide, LES, malaria, o algo similar, donde sigue siendo totalmente seguro y también se sabe que reduce la inflamación (un problema importante con el COVID).

De golpe, la discusión o la investigación se ha vuelto prácticamente imposible, como lo señaló el hospital Henry Ford en Detroit.

“La semana pasada, el hospital Henry Ford emitió una carta abierta sobre su estudio, diciendo que el clima político actual ha hecho imposible cualquier discusión objetiva sobre este medicamento.

El sistema de salud dijo en la carta que ya no comentará fuera de la comunidad médica sobre el uso de la hidroxicloroquina para tratar el nuevo coronavirus “.

¿Así que, qué hemos aprendido? Hemos aprendido que la ciencia médica no es una cosa pura, en lo más mínimo. También hemos aprendido que el mundo de la investigación no se ha unido para derrotar el COVID, se ha dividido.

Aquellos que quieren ganar dinero han distorsionado y dañado la investigación para sus propios fines. Quienes quieren vacunar al mundo para siempre, han visto una puerta abierta a la tierra prometida. Aquellos que querían el encierro están inflando el número de muertos. Los demócratas en Estados Unidos están usando el COVID como un arma para vencer a Donald Trump. Todo es un desastre sangriento y horrible.

Se dice que la primera víctima de la guerra es la verdad. Nunca ha sido tan cierto como ahora con el COVID. En este caso, primero matamos la verdad, luego matamos la ciencia, luego matamos a golpe de garrote los hechos inconvenientes. Todo es extraordinariamente deprimente.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.