Por Dr. Joseph Mercola, Mercola, 25 de agosto del 2020.

HISTORIA EN BREVE

  • De acuerdo con los estudios de hidroxicloroquina con resultados negativos tuvieron problemas por un retraso en la administración del medicamento, dosis muy altas, datos sesgados y contraindicaciones que no se cumplieron
  • Los tratamientos simples, seguros y económicos para el COVID-19, podrían hacer que los medicamentos y las vacunas más complejas sean obsoletos

El Swiss Policy Research (SPR), antes conocido como Swiss Propaganda Research, que se describe a sí mismo como “un grupo de investigación independiente, no partidista y sin fines de lucro que investiga la propaganda geopolítica en los medios de comunicacion suizos e internacionales”, ha publicado muchos artículos sobre el COVID-19 desde que inició la pandemia.

Aunque los críticos del SPR lo han acusado de promover teorías “no probadas”, su trabajo se centra en utilizar estudios publicados, informes de casos y testimonios médicos reales para sus informes.

En cuanto a la pandemia, se han centrado en el origen del COVID-19, la eficacia de los cubrebocas, la letalidad de una infección y la mala información de los principales medios de comunicación. Hace poco, el SPR publicó un resumen de la evidencia científica que descubrió cómo tratar el COVID-19 con ingredientes simples, seguros y económicos.

El zinc, la quercetina, hidroxicloroquina, bromhexina, azitromicina y la heparina son tratamientos que, la evidencia científica o por el uso práctico por parte de los médicos, han demostrado resultados positivos contra el COVID-19, según el SPR. Los médicos en Estados Unidos, por ejemplo, que utilizan zinc, hidroxicloroquina y azitromicina:

“… reportaron una disminución del 84 % en las tasas de hospitalización, una disminución del 50 % en las tasas de mortalidad entre los pacientes ya hospitalizados (si se trata a tiempo) y una mejora en la situación de los pacientes dentro de las 8 a 12 horas. Los médicos italianos reportaron de una disminución del 66 % en las muertes”.

Los médicos iraníes que utilizan bromhexina, un medicamento que descompone la mucosidad pero que no está disponible en Estados Unidos:

“… reportaron una disminución del 82 % en los tratamientos de cuidados intensivos, una disminución del 89 % en las intubaciones y una disminución del 100 % en las muertes, según un estudio realizado en 78 pacientes. Los médicos chinos reportaron una reducción del 50 % en las intubaciones”.

Protocolo sugerido del tratamiento

Se les recuerda a los lectores que deben consultar con sus médicos antes de comenzar cualquier tratamiento, el SPR eligió los siguientes protocolos para el tratamiento temprano del COVID-19 en un régimen de cinco a siete días de:

Zinc – 50 miligramos [mg] a 100 mg por día Hidroxicloroquina – 400 mg por día
Quercetina – 500 mg a 1 000 mg por día Bromhexina – 50 mg a 100 mg por día
Azitromicina – hasta 500 mg por día Heparina – dosis habitual

La lógica de los protocolos está respaldada por datos de investigaciones anteriores que involucran tratamientos que, según el SPR, demostraron resultados positivos:

“La eficacia de la HCQ [hidroxicloroquina] contra los coronavirus del SARS se estableció en 2005 a raíz de la epidemia del SARS-1. La eficacia del zinc para bloquear la reproducción del ARN de los coronavirus se descubrió en 2010 por Ralph Baric, líder mundial en virología del SARS.

La eficacia de la HCQ para respaldar la absorción celular de zinc se descubrió en 2014 como parte de la investigación del cáncer. La eficacia del flavonoide quercetina para apoyar la captación celular del zinc también se descubrió en 2014. La eficacia de la bromhexina para bloquear la entrada celular de coronavirus se estableció en 2017”.

De acuerdo con la organización, el objetivo de tratar el COVID-19 con los seis suplementos y medicamentos sugeridos es cortar el virus de raíz y evitar la hospitalización. Comenzar el protocolo tan pronto como surjan los síntomas podría prevenir la progresión de la enfermedad.

El SPR descubrió que los datos demuestran que la hidroxicloroquina es efectiva

Muchas personas han escuchado en las principales noticias que la hidroxicloroquina como tratamiento para el COVID-19 es mala. Esto se debe a que los medios se han enfocado en los resultados negativos de estudios seleccionados y las advertencias posteriores de la FDA.

El SPR sostiene que esos estudios tuvieron problemas por un retraso en la administración del medicamento, dosis muy altas, datos sesgados y contraindicaciones que no se cumplieron.

Según las notas que acompañan al protocolo, la hidroxicloroquina y la quercetina (que se puede sustituir por la hidroxicloroquina) “apoyan la absorción celular de zinc y tienen propiedades antivirales adicionales”.

En el tratamiento del COVID-19, el uso de hidroxicloroquina y otros medicamentos y suplementos comunes se han publicitado tanto que, a los pacientes se les pueden negar tratamientos económicos y efectivos que se han estudiado y se ha demostrado que son efectivos en muchas investigaciones de todo el mundo.

Incluso The Lancet, una revista médica muy respetada, se vio envuelta en información errónea sobre el COVID-19, (tal vez partidista) y tuvo que retractarse de la investigación que afirmaba que la hidroxicloroquina no tenía ningún beneficio.

Aun así, los mejores médicos no han tenido miedo de hablar sobre la efectividad de la hidroxicloroquina en el tratamiento de los pacientes que contraen el virus. En un artículo de opinión en la revista Newsweek, el Dr. Harvey A. Risch de la Escuela de Salud Pública de Yale, escribió:

“Cuando este medicamento oral y económico se administra en el inicio de la enfermedad, antes de que el virus haya tenido tiempo de multiplicarse sin control, ha demostrado ser muy eficaz, en especial cuando se administra en combinación con los antibióticos azitromicina o doxiciclina y el suplemento nutricional de zinc.

El 27 de mayo, publiqué un artículo en el American Journal of Epidemiology (AJE) titulado ‘Early Outpatient Treatment of Symptomatic, High-Risk COVID-19 Patients that Should be Ramped-Up Immediately as Key to the Pandemic Crisis’.

Ese artículo, publicado en la principal revista de epidemiología del mundo, analizó cinco estudios que demostraron beneficios claros y significativos para los pacientes tratados, además de otros estudios que demostraron la seguridad de los medicamentos”.

En su artículo de opinión, Risch cita estudios de hidroxicloroquina en clínicas y hogares de retiro de Estados Unidos, y ensayos en Brasil y Francia que tuvieron resultados positivos con pocas o ninguna muerte.

El zinc desempeña un papel muy importante en la lucha contra el COVID-19

El zinc desempeña un papel muy importante en la inmunidad, así como en la coagulación de la sangre, división celular, salud de la tiroides, olfato, gusto, visión y la cicatrización de heridas. Puede inhibir de manera eficaz la reproducción de virus en una célula, pero necesita “ionóforos” para transportarla a la célula donde ejecuta sus efectos. También es posible que deba tomar zinc a diario porque el cuerpo no lo almacena.

Por suerte, tanto la hidroxicloroquina como la quercetina son ionóforos que introducen el zinc en las células donde se necesita. El zinc es tan básico para combatir las infecciones que algunas investigaciones sugieren que es el zinc en lugar de la hidroxicloroquina o la quercetina lo que hace el “trabajo pesado” de inhibir la reproducción viral cuando se administran juntos.

En una investigación publicada en el International Journal for Infectious Diseases, tanto la hidroxicloroquina como la azitromicina fueron efectivas y “se relacionaron con la reducción de la mortalidad por COVID-19”. En un estudio de 2 541 pacientes con una edad promedio de 64 años y que pasaron un promedio de seis días en el hospital, los científicos de Michigan descubrieron:

“En esta evaluación de varios hospitales, al controlar los factores de riesgo de COVID-19, el tratamiento con hidroxicloroquina sola y combinado con azitromicina se relacionó con una reducción de la mortalidad relacionada al COVID-19”.

Sin embargo, el zinc no se incluyó en este ensayo y la mayoría de los médicos no agregan zinc y un antibiótico para las infecciones bacterianas secundarias en sus regímenes de hidroxicoloroquina. A pesar de las advertencias de la FDA sobre los problemas del ritmo cardíaco relacionados con la hidroxicloroquina, los investigadores de este estudio informan que:

“Una revisión de nuestros datos de mortalidad por COVID-19 demostró que no se observaron arritmias cardíacas importantes con el tratamiento con hidroxicloroquina”.

Además de fortalecer su sistema inmunológico con la activación de las células T de su cuerpo, el zinc tiene efectos cognitivos y del estado de ánimo. Protege su hipocampo, que está involucrado en la depresión, las emociones, la memoria y el aprendizaje. También ayuda a su cerebro a liberar el factor neurotrófico derivado del cerebro (BDNF) que contrarresta la inflamación y la depresión del cerebro.

Las señales de que sus niveles de zinc son bajos incluyen pérdida de apetito, deterioro del sistema inmunológico, metabolismo lento y adelgazamiento del cabello.

La quercetina ayuda a combatir el COVID-19

La quercetina es un antihistamínico natural y un pigmento vegetal antiinflamatorio que estimula el sistema inmunológico y puede funcionar para controlar la reproducción viral, según algunas investigaciones. Permite que el zinc ejerza sus probadas propiedades antivirales; en el tratamiento de COVID-19, la quercetina también podría reducir la inflamación, ayudar a eliminar la mucosidad, prevenir el daño inducido por el respirador y apoyar la inmunidad.

Según la investigación, se ha demostrado que la quercetina ayuda a combatir la obesidad, la diabetes tipo 2, la disfunción circulatoria, la inflamación crónica y los trastornos del estado de ánimo. Incluso se ha descubierto que ayuda a reducir la presión arterial.

Los investigadores descubrieron que la quercetina puede provocar la regresión del tumor y comenzar el proceso de apoptosis. También conocida como la muerte celular programada, pero si no se lleva a cabo este proceso, las células pueden desarrollarse descontroladamente y convertirse en tumores cancerosos.

Protéjase con fuentes como SPR

Operation Warp Speed, la vía rápida de una vacuna COVID-19 para obtener la licencia y su posterior uso generalizado, ahora está en pleno funcionamiento. Lo que debemos recordar aquí es que los fabricantes de vacunas no son responsables de los daños que causen sus vacunas. Desde 2011, las compañías farmacéuticas que fabrican y venden vacunas están protegidas de demandas por defectos de diseño, lo que significa que no tienen ningún incentivo para reducir los riesgos relacionados con el uso de sus productos.

Los fabricantes de vacunas y los profesionales de la salud que administran las vacunas no enfrentan responsabilidad alguna si una nueva vacuna contra el coronavirus resulta ser una catástrofe.

Peor aún, cuando una vacuna del COVID-19 esté lista para ser comercializada al público, tal vez habrá poca o ninguna información sobre sus efectos secundarios a largo y corto plazo, porque será muy nueva y porque carecerá de la prueba de tiempo para determinar su eficacia y seguridad. Operation Warp Speed y las vacunas aceleradas pueden ser innecesarias, como escribe el SPR:

Es concebible que el protocolo de tratamiento anterior, que es simple, seguro y económico, pueda hacer que los medicamentos, las vacunas y otras medidas más complejas queden en el pasado”.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.