Por Samira Sadeque, IPS Noticias, 27 de mayo del 2020.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el coronavirus se originó en los murciélagos, y las teorías originales habían difundido el virus a los humanos desde un mercado de animales en la ciudad china de Wuhan.

Para celebrar el Día Internacional de la Diversidad Biológica, que tuvo lugar el 22 de mayo, la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) celebró una serie de paneles que reunió virtualmente a expertos mundiales para hablar sobre el tema de este año «Nuestras soluciones están en la naturaleza».

La pandemia actual de la covid-19 fue el tema clave en todas las deliberaciones y varios especialistas compartieron sus pensamientos sobre temas como el vínculo entre la crisis actual de coronavirus y la biodiversidad, métodos y prácticas que pueden unir diferentes comunidades y soluciones que los humanos pueden forjar a favor de la naturaleza y su convivencia virtuosa con ella.

Muchos de los expertos se hicieron eco de la idea de que una mejor conservación puede desempeñar un papel crucial en la prevención de crisis como la actual en el futuro.

«Una mejor conservación de las grandes áreas naturales intactas, incluidos los sitios del patrimonio mundial natural y las medidas urgentes para abordar el comercio ilegal de vida silvestre se consideran realmente importantes para limitar la aparición de nuevas enfermedades en el futuro», dijo en uno de los paneles Mechtild Rössler, directora del Centro del Patrimonio Mundial.

«El enfoque no solo debe ser crear áreas protegidas, sino también crear y (establecer) condiciones (para que) estas áreas puedan cumplir sus objetivos de conservación de la biodiversidad», agregó.

Paul Leadley, investigador de la Universidad de París-Saclay, señaló que la salud humana está «vinculada indisolublemente» con la condición o la salud de la naturaleza. Alrededor de 70 por ciento de las enfermedades emergentes, añadió,  son el resultado del contacto humano con los animales, incluyendo  a la deforestación y el comercio y consumo de animales salvajes.

Como tal, advirtió, es crucial que tengamos medidas preventivas en lugar de crear medidas solo en respuesta a una crisis, tal como sucede en esta crisis.

«Necesitamos ser más proactivos y los investigadores y los tomadores de decisiones deben entender que necesitamos que esté en sentido ascendente», planteó durante el panel sobre  «¿Qué cambios son necesarios?».

También argumento Leadley que “necesitamos identificar enfermedades que podrían surgir antes de que se propaguen, (y) comenzar a comprender mejor el cambio de la transmisión de los animales al hombre».

Y estos problemas también tienen un impacto económico.

Rössler señaló que 90 por ciento de los sitios que son patrimonio natural  se han cerrado total o parcialmente como efecto de las medidas de confinamiento y aislamiento establecidas en los países donde se ubican, para combatir la propagación del coronavirus.

El cierre de esos sitios patrimoniales ha causado un gran impacto socioeconómico para las comunidades que viven en ellos,  dijo Rössler, incluida la interrupción de la vida comunitaria, el incremento de la pobreza y los graves problemas relacionados con el monitoreo de las prácticas de conservación.

Rössler no está solo en esta observación.

Roderic Mast, copresidente del Grupo de Especialistas en Tortugas Marinas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza,  dijo hace unos días a IPS que han estado recibiendo informes de cómo la falta de vigilancia sobre el terreno de los agentes encargados, lo que se ha traducido en un aumento de la caza furtiva ilegal en lugares como Indonesia o la  Guayana Francesa.

Leadley, quien también es experto en la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES), dijo que es crucial la cooperación internacional y local para prevenir tales transmisiones.

Rössler se hizo eco de un pensamiento similar y pidió un «compromiso más firme» entre todas las partes.

«Necesitamos un compromiso más firme de todos los gobiernos para conservar y administrar estas áreas, para excluirlas de actividades de desarrollo insostenibles y necesitamos una mayor solidaridad y cooperación entre las naciones para lograr eso», dijo.

A su juicio,  esa mayor solidaridad y cooperación también ayudará a las comunidades a contribuir con más y mejores acciones para enfrentar la crisis climática.

Tim Christophersen, coordinador del área de Naturaleza para el Clima en ONU Medio Ambiente, destacó el activismo de los jóvenes al respecto.

«Vemos el surgimiento de un movimiento de restauración global de redes juveniles a comunidades que desean reconstruir sus medios de vida en todo el mundo, por lo que este movimiento ya está surgiendo», dijo en el panel «¿Cuáles son las formas posibles de regenerar los ecosistemas y restaurar nuestro conexiones con la biodiversidad?

La división de Christophersen también es un punto focal para la Década de las Naciones Unidas para la Restauración de la Naturaleza, de 2021 a 2030, y el funcionario consideró que durante ella son muchas las oportunidades de aprendizaje en las comunidades locales, nacionales e internacionales para conservar los entornos naturales.

«Lo que podemos hacer con la década de la ONU es vincular las actividades locales con un paraguas global para brindar a las personas a nivel local más herramientas y, con suerte, más recursos, más inspiración y conexión con un movimiento global donde podamos aprender unos de otros», apreció.

T: MF

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