Por Redacción EFE Verde, EFE Verde, 06 de febrero del 2020.

La combinación de técnicas como la dendrocronología, el análisis de los isótopos de carbón y oxígeno y la genética permite “obtener información sobre el clima y sobre eventos pasados provocados por el ser humano en la selva”, según Víctor Caetano-Andrade, investigador del Instituto Planck de Historia de la Ciencia Humana.

El trabajo, titulado “Los árboles tropicales como cápsulas del tiempo de la actividad antropogénica”, observa que “a medida que los árboles crecen, absorben detalles sobre su entorno en su madera, creando instantáneas del hábitat a través del tiempo”.

El análisis de los árboles mediante las técnicas mencionadas permite por ejemplo apreciar cómo las comunidades humanas crearon huecos en la cubierta forestal para permitir la entrada de luz para sus cultivos: “Es una de las maneras en la que las sociedades nativas influyen en el estado de los árboles en sus territorios”, según Caetano-Andrade.

“Un ejemplo es durante el período precolonial en la Amazonía central, donde las poblaciones de castaño del Brasil experimentaron un cultivo intenso y creciente. Sin embargo cuando los colonizadores europeos invadieron los trópicos, los pueblos indígenas abandonaron el territorio”, agrega el investigador.

Esa situación condujo a un parón en el cultivo de los castaños del Brasil durante casi setenta años. Esto demuestra cómo la actividad forestal responde de modo activo a la ocupación humana a lo largo del tiempo”, afirmó Caetano-Andrade.

Los bosques tropicales pueden ser analizados para ver cómo responden a los diferentes períodos históricos, de modo que se convierten en archivos de la herencia cultural: así, los diferentes grupos indígenas promovieron ciertos árboles que encontraron útiles, como los destinados a la alimentación o la construcción.

Las marcas que esos fenómenos culturales dejan en los árboles se implantan en la biología de los ejemplares que nos llegan hasta la actualidad, un testigo importante de la evolución de los territorios dado que algunas especies viven hasta 600 años.

“Muchos de los que se encuentran en la selva hoy son testigos de cambios significativos en la historia humana. Cuando la información biológica recopilada por los árboles vivos se combina con los registros arqueológicos e históricos de las sociedades nativas de la selva tropical podemos evaluar, por ejemplo, cómo las comunidades indígenas o los invasores extranjeros manejaron su entorno local”, afirmó el investigador.

Caetano-Andrade insiste en que así se puede detectar “cómo sus acciones influyeron en el cultivo y los patrones de crecimiento de los árboles”.

Agrega que “es posible pensar en modelos económicos que puedan mantener el bosque en pie” y que “la prueba es que ha estado sucediendo durante miles de años antes de las expansiones coloniales, ya que los nativos desarrollaron sistemas económicos que mantuvieron e incluso enriquecieron el bosque”.

“Las poblaciones tradicionales que viven en las orillas de los bosques tropicales son los grandes héroes de la preservación, ya que conocen el importancia de mantener el bosque en pie para garantizar su bienestar “, concluye el autor del estudio.

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