Por Jessica Xantomila, La Jornada, 29 de septiembre del 2019.

“Hacemos llegar también una demanda a las autoridades para revalorar y defender la producción que proviene de las comunidades campesinas e indígenas y la recuperación agroecológica de los territorios”, señalaron Iván Jiménez y Mercedes López, integrante de este movimiento.

En el Zócalo capitalino, en donde se lleva a cabo la celebración y se ubican espacios con comida y productos naturales derivados del maíz, miel entre otros, se reconoció también al artista Francisco Toledo, defensor del maíz recientemente fallecido. En el acto inaugural participó Natalia Toledo Paz, su hija y subsecretaria de Diversidad Cultural de la Secretaría de Cultura, quien le dedicó unas palabras.

“Ahora en esto días es necesario volver a nuestra milpa, a nuestra madre, en cuyo regazo encontramos el grano de oro que los dioses nos dieron para formar nuestra carnes y almas. El grano que nos hizo hablar”, dijo.

Más tarde, tras un ritual prehispánico y una danza, la Compañía Sin Maíz No Hay País, en compañía de representantes del gobierno federal y local, reconoció la iniciativa de la actual administración al asumir y celebrar el Día Nacional del Maíz y el trabajo realizado desde las comunidades y organizaciones para la defensa de los maíces nativos.

Al mismo tiempo exhortaron al presidente Andrés Manuel López Obrador a comprometerse con esta lucha y firmar el decreto que prohíba “efectivamente el ingreso y producción del maíz transgénico en todo nuestro territorio”. E hicieron un llamado a las secretarías de Agricultura y Desarrollo Rural y de Medio Ambiente y Recursos Naturales para que se sumen a la instrucción presidencial de “nada de semillas transgénicas”. Y a que se comprometan con el impulso a la soberanía alimentaria del país.

En los últimos meses -continuaron- se han visto logros muy importantes, como la reciente aprobación del proyecto de decreto por el que se expide la Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo; sin embargo, “expresamos nuestra preocupación ante el retraso de una respuesta más favorable y expedita ante la exigencia de una política de Estado de protección al maíz nativo, la prohibición de maíz genéticamente modificado, el impulso de la soberanía alimentaria y la protección de los derechos de las y los campesinos y de los pueblos originarios”.

De igual manera, se pronunciaron a favor del etiquetado frontal en alimentos y bebidas ultraprocesados. “Es momento de recuperar nuestros campos, de recuperar y conservar nuestros maíces nativos, de revalorar nuestra cultura, y de hacer todo lo que esté a nuestro alcance, juntos, gobierno y ciudadanía, para hacer efectivos nuestros derechos y acceder a alimentos sanos y suficientes, nutritivos y de calidad”.

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.