Por Ecoosfera, 8 de agosto 2019.

Tenemos muy poco tiempo para realizar cambios radicales en nuestros hábitos de consumo y producción, de manera que la vida humana sobre el planeta siga siendo viable. Las evidencias de que la contaminación del aire, el agua y la tierra causarán estragos próximamente es tema de las portadas de todos los diarios con una regularidad alarmante.

¿Cómo nos afecta emocional y psicológicamente esta interminable oleada de noticias climáticas, así como los cambios que experimentamos en nuestro medioambiente circundante? ¿Tenemos palabras adecuadas para este tipo de emociones?

Glenn Albrecht es un especialista australiano en sustentabilidad que se describe como filósofo ambiental y se ha dado a la tarea de compilar todo un nuevo vocabulario de palabras vinculadas a la salud mental y al cambio climático.

En Earth Emotions: New Words for a New World, Albrecht explora términos como psicoterrático, que indica la ruptura del vínculo con la naturaleza que produce malestar psíquico, o también ecoagnosia, para señalar la indiferencia o ignorancia hacia el medioambiente.

Bienvenidos a la era de la solastalgia

Felled in the name of geometry,

trees once were columns

that divided earth from sky…

*

Talados en nombre de la geometría,

los árboles alguna vez fueron columnas

que dividían el cielo de la tierra…

En su libro Solastalgia (Almadía, 2018, trad. de Hernán Bravo Varela), la poeta y artista plástica Tanya Huntington se pregunta en versos como los anteriores si será posible escribir poemas para un mundo que se quedará sin escucha posible en caso de que no seamos capaces de escuchar al mundo a nuestro al rededor que nos advierte de la inminente catástrofe.

El tipo de catástrofe con la que lidiamos en nuestros días se parece, como sugiere Huntington, a la pérdida del territorio amoroso; a estar en falta con respecto a un otro que se ha ido para siempre. Pero, ¿cómo superar la lenta partida de algo tan abstracto en apariencia, y con efectos tan inmediatos y perceptibles como las condiciones climáticas a escala planetaria?

Albrecht, junto a un equipo interdisciplinario, exploró el concepto de solastalgia(descrita en ocasiones como “trastorno de déficit de naturaleza”) con el fin de “darle mayor significado y aclarar el estrés producido por causas medioambientales”.

En un estudio publicado en la revista Australasian Psychiatry, se define la solastalgia como un padecimiento muy literal que se manifiesta a través de emociones como la impotencia y falta de control sobre el medioambiente, especialmente en dos poblaciones de Nueva Gales del Sur, afectadas respectivamente por las sequías prolongadas y por la minería de carbón a cielo abierto.

En el estudio, los autores concluyen que,

A nivel mundial, vemos un aumento en síndromes de estrés en los ecosistemas que corresponden a un aumento en los síndromes de estrés en humanos, por lo que conceptos como “sensación de pertenencia” e incluso “identidad” se modifican en relación directa a las condiciones ambientales de las personas. 

 Resalvajizarnos para sobrevivir

Sin embargo, no todos los neologismos para describir emociones relacionadas con el medioambiente son negativas. Nos referimos a las palabras, pues sería un largo debate si consideramos una emoción como positiva o negativa en sí misma. En cambio, cuando Julia Plevin abrió un grupo de MeetUp para darse baños de bosque (o para “resalvajizarse”, rewild), no esperó encontrarse con tanta gente que sufría de dolor psicoterrático al igual que ella. Gracias al grupo, decenas de personas comenzaron a organizar sus propias incursiones en el bosque, y cada vez son más.

En su libro The Healing Magic of Forest Bathing (El poder mágico del baño de bosque), esta estudiante de diseño cuenta cómo se sentía deprimida por el paisaje urbano, gris y árido. Con el tiempo integró sus conocimientos sobre el espacio y el diseño con un proceso de sanación que involucrara el contacto con la naturaleza a través de un proceso de “resalvajización”.

La premisa puede resultar familiar: la vida moderna nos encierra en cubículos y departamentos alejados de cualquier vista o paisaje verde, sin lo cual, poco a poco, nuestro cuerpo se va “secando” metafóricamente. Darse un baño de bosque sería el antídoto contra esta enfermedad. Y a juzgar por recientes descubrimientos sobre los beneficios de pasar más tiempo en la naturaleza, la intuición de Plevin está bien encaminada.

¿Has escuchado otras palabras asociadas al cambio climático y las emociones que trae consigo? ¿Te identificas con alguna de las que presentamos aquí?

A favor de la salud, la justicia, las sustentabilidad, la paz y la democracia.