El glifosato puede causar la enfermedad del hígado graso

Las personas con una forma más grave de enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) llamada esteatohepatitis no alcohólica, o NASH, presentaron residuos significativamente más altos de glifosato en su orina

Por Dr. Joseph Mercola, 4 de junio de 2019

Historia en breve

Las personas con una forma más grave de enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD) llamada esteatohepatitis no alcohólica, o NASH, presentaron residuos significativamente más altos de glifosato en su orina

La exposición al glifosato puede resultar en formas más graves de enfermedad hepática, ya que las personas con NASH tienen mayor riesgo de cirrosis hepática, cáncer de hígado y mortalidad relacionada o no relacionada con problemas hepáticos

Diversos estudios en animales han relacionado el glifosato con el daño hepático, incluyendo uno que se remonta a 1979, que demostró que la sustancia química podría alterar las mitocondrias en el hígado de ratas

Los investigadores del King’s College de Londres también demostraron que una “dosis ultrabaja” de herbicidas a base de glifosato podría dañar el hígado

A medida que cada vez mayor cantidad de glifosato es rociado en tierras agrícolas, parques y jardines, e ingresa en nuestros suministros de agua y alimentos, se han incrementado las tasas de NAFLD

El glifosato, el ingrediente activo del herbicida ‘Roundup’, ha ocupado los titulares por su potencial para causar cáncer, pero hay otra enfermedad grave que también se ha relacionado con este químico omnipresente, la enfermedad del hígado graso no alcohólico (NAFLD, por sus siglas en inglés), en particular los casos más avanzados.

En las últimas décadas se han aplicado cantidades asombrosas de glifosato alrededor del mundo. Por ejemplo, desde 1974 se han utilizado más de 1600 millones de kilogramos (o alrededor de 3 500 millones de libras) de glifosato tan solo en los Estados Unidos, lo que representa el 19 % de su uso general a nivel mundial.

Dos tercios del volumen total de glifosato utilizado en los Estados Unidos desde 1974 a 2014 se aplicó en los últimos 10 años, un período en el cual también aumentaron las tasas de NAFLD.

A medida que cada vez mayor cantidad de glifosato se ha rociado en tierras agrícolas, parques y jardines, e ingresa en nuestros suministros de alimentos y agua, las tasas de NAFLD se han incrementado cada vez más, de una prevalencia del 15 % en 2005 al 25 % en 2010. ¿Existe alguna conexión? Al parecer, cada vez es más evidente que la respuesta es afirmativa.

La exposición al glifosato se relaciona con la enfermedad hepática avanzada en seres humanos

Los investigadores de la Facultad de Medicina de San Diego de la Universidad de California (UC) analizaron muestras de orina de 93 pacientes que fueron diagnosticados con NAFLD.

Los pacientes que padecían una forma más severa de NAFLD llamada esteatohepatitis no alcohólica, o NASH, presentaron residuos significativamente más altos de glifosato en su orina, una relación que se mantuvo independientemente de otros factores en la salud hepática, como el índice de masa corporal, estado de la diabetes, edad o raza.

Es preocupante el hecho de que la exposición al glifosato pueda ocasionar formas más graves de la enfermedad hepática, ya que las personas con NASH están en mayor riesgo de cirrosis hepática, cáncer de hígado y de mortalidad relacionada o no con problemas hepáticos, en comparación con la población general.

En un comunicado de prensa de la UC San Diego, el autor principal del estudio, Paul J. Mills, Ph. D., explicó, “ha habido unos cuantos estudios, que citamos en nuestro artículo, donde los animales fueron o no alimentados directamente con ‘Roundup’ o glifosato, y todos indicaron lo mismo; es decir, desarrollaron una patología hepática.

Así que, naturalmente pensé, “bueno, ¿podría ser la exposición a este mismo herbicida la causa de la enfermedad hepática en los Estados Unidos?”

Según Mills, “los niveles cada vez mayores [de glifosato] en la orina de las personas se correlacionan ampliamente con el consumo de cultivos tratados con ‘Roundup’”, aunque reconoció que estamos expuestos a muchos químicos sintéticos de forma regular, y el estudio solo mide uno. Sin embargo, no es la primera vez que el glifosato se relaciona con problemas hepáticos, incluyendo a NAFLD y NASH.

Estudios realizados en animales demuestran que una exposición de bajo nivel al ‘Roundup’ puede dañar el hígado

Diversos estudios en animales han relacionado el glifosato con el daño hepático, incluyendo uno de 1979, que demostró que la sustancia química podría alterar las mitocondrias en el hígado de ratas.

También, se sabe que el glifosato puede desencadenar la producción de especies reactivas del oxígeno, lo que puede generar estrés oxidativo.

Como señaló Scientific Reports, “se detectó un incremento en los marcadores de estrés oxidativo en el hígado y riñón de las ratas después de la exposición subcrónica a GBH [herbicidas a base de glifosato] en la concentración de glifosato de 700 μg/l del agua potable, permitida en los Estados Unidos”.

Los investigadores del King’s College de Londres también demostraron que una “dosis ultra baja” de herbicidas a base de glifosato era perjudicial. El estudio incluyó exposiciones a glifosato de 4 nanogramos por kilogramo de peso corporal al día, que son entre 75 000 y 437 500 veces inferiores a los niveles permitidos respectivamente por la Unión Europea y los Estados Unidos.

Después de un período de dos años, las ratas hembra demostraron signos de daño hepático, específicamente NAFLD y su progresión a NASH. Los autores notaron que el glifosato puede producir efectos tóxicos a través de diferentes mecanismos, en función del nivel de exposición, incluyendo la posible imitación del estrógeno e interferencia en la función mitocondrial y enzimática.

“Además, el glifosato es un antibiótico patentado (Patente # US 7771736)”, indicaron los investigadores”, y puede impedir el crecimiento de bacterias susceptibles al inhibir la vía del shikimate; asimismo podría causar disbiosis en el tracto gastrointestinal” y agregó que:

“Nuestras observaciones podrían tener repercusiones en la salud humana ya que se pronostica que NAFLD podría ser la próxima gran epidemia mundial. Alrededor del 20 al 30 % de la población en los Estados Unidos tiene grasa adicional en el hígado. NADFLD se relaciona con el reciente y rápido incremento en la incidencia de diabetes, obesidad y síndrome metabólico.

En general, se reconoce que NAFLD se debe principalmente al consumo excesivo de calorías, pero también al consumo de alimentos procesados… así como algún estilo de vida sedentario.

Sin embargo, muchas personas padecen NAFLD, pero no exhiben factores de alto riesgo y, por lo tanto, no pueden excluirse otros factores coadyuvantes de la enfermedad, como la exposición a contaminantes ambientales fisiológicamente activos a través de alimentos contaminados”.

La deficiencia de colina también se relaciona con la enfermedad del hígado graso

NAFLD es la enfermedad hepática crónica más común en los países desarrollados, caracterizada por una acumulación excesiva de grasa en el hígado que no está relacionada con el consumo excesivo de alcohol. Puede progresar y convertirse en NASH, que involucra la inflamación del hígado y daño de las células hepáticas, además de la acumulación de grasa.

Las personas que padecen NASH pueden desarrollar fibrosis, o tejidos cicatrizados en el hígado, así como cirrosis hepática, que a su vez está relacionada con un mayor riesgo de cáncer de hígado (y en las últimas décadas se han incrementado las tasas de cáncer de hígado).

A menudo, NAFLD no presenta síntomas, aunque puede causar fatiga, ictericia, hinchazón en las piernas y abdomen, confusión mental, entre otros problemas de salud. NAFLD puede revertirse en las primeras etapas, con una cuidadosa atención en la alimentación y ejercicio, y el consumo de colina también puede desempeñar un rol fundamental.

La colina es un nutriente esencial, compatible con la función normal del hígado y salud hepática, que puede apoyar para mantener la integridad de la membrana y controlar el metabolismo del colesterol, incluyendo a las lipoproteínas de baja densidad (LDL) y lipoproteínas de muy baja densidad (VLDL), que ayudan a eliminar la grasa del hígado.

Al aumentar la secreción de VLDL en el hígado, requerida para transportar la grasa de manera segura, la colina puede proteger la salud hepática.

En los Estados Unidos, se estima que el 90 % de la población es deficiente en colina. Puede incrementar sus niveles al consumir más alimentos ricos en colina, como las yemas de huevo orgánico de gallinas camperas, hígado de res de animales alimentados con pastura, salmón silvestre de Alaska y aceite de kril. La arúgula también es una excelente fuente.

Restringir los carbohidratos netos es esencial para la salud hepática

En el caso de NAFLD, el glifosato puede ser un factor coadyuvante, al igual que la alimentación. En cuanto a NAFLD, la enfermedad del hígado graso se produce en ausencia de un consumo significativo de alcohol y, en cambio, es impulsado por un consumo excesivo de azúcar, por lo que ahora esta enfermedad puede presentarse incluso en niños pequeños.

Lo más importante es eliminar la fructosa procesada y otros azúcares añadidos de la alimentación. La fructosa puede afectar en el hígado en una forma muy similar al alcohol. A diferencia de la glucosa, que puede ser utilizada por casi todas las células del cuerpo, la fructosa solo puede ser metabolizada por el hígado, ya que este es el único órgano que cuenta con el transportador para realizar este proceso.

Puesto que toda la fructosa se transporta al hígado, si consume grandes cantidades, terminará provocando daño y afectar su hígado de la misma manera que el alcohol y otras toxinas.

La manera en que el hígado metaboliza la fructosa también es muy similar a la del alcohol, ya que ambos sirven como sustratos para convertir a los carbohidratos en grasas, lo que promueve la resistencia a la insulina, dislipidemia (niveles anormales de grasa en la sangre) y enfermedad del hígado graso.

De igual manera, la fructosa experimenta la reacción de Maillard junto con las proteínas, lo que puede resultar en la formación de radicales libres de superóxido que pueden provocar la inflamación del hígado, similar al acetaldehído, un metabolito intermediario del etanol. Una medida poderosa para favorecer la salud hepática es al disminuir los carbohidratos a 50 gramos por cada 1000 calorías y aumentar el consumo de grasas saludables.

En el video siguiente, el Dr. David Unwin, un defensor de los carbohidratos bajos en el Reino Unido, analiza las mejoras de salud que sus pacientes han experimentado en la función hepática (y diabetes tipo 2) al llevar una alimentación baja en carbohidratos.

Veredicto a favor de las víctimas en en los juicios sobre el glifosato resulta y otorgan compensaciones de miles de millones en daños

Aparte de NAFLD, el vínculo del glifosato con el cáncer continúa fortaleciéndose conforme las tres primeras demandas, que alegan que el químico causó el cáncer de las partes demandantes, han favorecido a las víctimas. En agosto de 2018, un jurado falló a favor del demandante Dewayne Johnson, quien afirmó que el ‘Roundup’ le había causado su linfoma no Hodgkin.

Monsanto recibió la orden de pagar 289 millones de dólares por daños y perjuicios a Johnson, aunque después la compensación se redujo a 78 millones de dólares.

En un segundo caso, un juez falló a favor del demandante y ordenó a Bayer pagar más de 80 millones de dólares a Edwin Hardeman, quien alegó que estar expuesto repetidamente al ‘Roundup’, que utilizó para matar las malezas en su propiedad de 56 acres, fue la causa de su diagnóstico de cáncer.

El tercer caso involucró a un matrimonio, Alva y Alberta Pilliod, quienes afirmaron que ambos desarrollaron linfoma no Hodgkin después de utilizar ‘Roundup’ de forma regular. La pareja había empleado el ‘Roundup’ desde los años 70, pero dejaron de utilizarlo hace tan solo algunos años.

El jurado escuchó 17 días de testimonio y deliberó en menos de dos días antes de decidirse en favor de los Pilliod y ordenarle a Bayer pagarles 2000 millones de dólares en daños punitivos y compensatorios.

Al menos hay 13 400 juicios inminentes, de personas que afirman que su exposición al herbicida ‘Roundup’ les causó problemas de salud, incluyendo cáncer. Si los estudios científicos continúan respaldando el vínculo entre el glifosato y NAFLD, es muy posible que surja una serie de demandas contra Bayer, debido al legado tóxico de la sustancia química.

Incluso, Bayer fue sorprendido haciendo una lista de resultados, después de que los medios franceses presentaran acusaciones sobre el “proyecto de mapeo de interesados” de Monsanto en 2016.

Monsanto había compilado listas de accionistas importantes y de apoyo, incluyendo su información personal, domicilio y opiniones relacionadas con Monsanto, que pueden haber violado tanto los principios éticos como normativa jurídica.

Cómo evitar el glifosato

Si la persona promedio lleva principalmente una alimentación a base de alimentos no orgánicos y procesados cada semana, ¿Qué tan grande será su exposición al glifosato?

Al momento, se desconoce este dato, pero la evidencia que sugiere que la enfermedad hepática puede ocurrir, incluso al exponerse a dosis muy bajas, debería haber impulsado a los funcionarios públicos a investigar la situación. Se ha detectado que el glifosato es omnipresente, y que puede encontrarse desde el agua potable al cereal Cheerios hasta los pañales desechables.

La mejor manera de reducir su exposición es al optar por alimentos orgánicos o biodinámicos, tanto como le sea posible.

Lo curioso es que los autores del estudio presentado planean implementar una alimentación orgánica en los pacientes, durante varios meses, lo que presumiblemente disminuiría su exposición al glifosato y otras sustancias químicas, para saber cómo podría influir en los biomarcadores de enfermedad hepática.

Si desea saber cuánto glifosato podría tener en su cuerpo, el Instituto de Investigación en Salud en Iowa (HRI, por sus siglas en inglés) desarrolló un Kit para Analizar la Presencia Ambiental de Glifosato en la Orina en la Orina, que le permitirá determinar su propia exposición a este herbicida tóxico.