Por Revart, Biodiversidad LA,  22 de abril de 2019

¿Te imaginas un lugar en el que el presupuesto se reparta entre todos, según las necesidades de cada uno y en el que el crimen organizado, los secuestros, los robos, los asaltos, las extorsiones y el delito en general estén erradicados? Bueno, todo eso sucede en Cherán K’eri, Michoacán, y ningún partido político puede adjudicarse la victoria, ya que todo lo conseguido ha sido fruto de la organización y la voluntad de la misma gente.

Cherán, es un pueblo que se encuentra a una hora y media de Morelia, en la región de la meseta p’ur’hépecha. La comunidad está protegida por mujeres y hombres armados y uniformados que, a simple vista, parecen pertenecer al Ejército, sin embargo, se trata de miembros de la “Ronda Comunitaria”, conformada voluntariamente por los habitantes que quieren proteger a sus familias y a su pueblo. Ellos se encargan de revisar a cada vehículo y persona que busca entrar en la comunidad, pues han jurado defender con su vida a su gente y a su tierra.

En 2011, el pueblo de Cherán, cansado del crimen organizado y la falta de soluciones por parte del gobierno, se unió para hacer frente a las amenazas, levantándose en armas en primer lugar contra los “talamontes”, que son aquellos integrantes del crimen organizado, encargados de traficar con la madera de los bosques y, en segundo lugar y con los ánimos a tope, también se alzaron contra los policías, funcionarios y su gobierno local ante la falta de seguridad y de una respuesta certera ante las extorsiones y las amenazas de los “talamontes”.

Todo comenzó en la madrugada del 15 de abril de ese año cuando un grupo de talamontes se encontraba talando árboles cerca de las fuentes de agua de Cherán, situación que preocupó a los habitantes del pueblo, pues son precisamente los árboles los encargados de mantener la humedad en la zona.

Fue así como un grupo de mujeres fue a hacer frente a los talamontes, con la intención de dialogar, pues era la única forma de encarar a aquellos hombres armados. Para su sorpresa, fueron echadas del lugar entre insultos y forcejeos.

Todos en el pueblo sabían el peligro que representaba enfrentar a aquellos hombres, pero también lo era el quedarse sin agua, así que comenzó el levantamiento armado, con machetes, piedras y lo que pudiera fungir como arma. El pueblo entero bloqueó las carreteras para evitar la entrada de los camiones de los madereros y tomaron a algunos de ellos como rehenes.

Acto seguido las campanas del templo del Calvario comenzaron a sonar haciendo un llamado al pueblo que acudió enseguida, al igual que la policía que acudía para liberar a los rehenes.

Ese mismo día, el pueblo de Cherán, con sus 20 mil habitantes, decidió expulsar a su gobierno, a los policías y a los talamontes fuera de su territorio y emprender así su épica cruzada.

Ellos han asegurado en múltiples entrevistas que ahora se encuentran más unidos que nunca, pues al quitarse la venda de los ojos, notaron que los partidos políticos solo dividen al pueblo.

En Cherán ya no existen los presidentes municipales ni las organizaciones partidistas para la administración pública, pues decidieron retomar la forma de gobierno de sus antepasados, a través de un concejo de 12 personas elegidas por la comunidad, quienes determinan la toma de decisiones para el beneficio común.

A diferencia del poder como lo conocemos nosotros en la mancha urbana, los consejeros en Cherán saben que el poder es pasajero y puede ser revocado en cualquier momento, pues la rendición de cuentas ocurre semanalmente.

Los sueldos no deben ser onerosos, siendo la máxima compensación hasta 4 mil pesos sin opción a reelección, lo que los mantiene con los pies en la tierra y la voluntad en el camino correcto, pues el cargo es para ellos un honor y no una forma de enriquecimiento.

A 8 años de su nuevo gobierno, su sistema ha llamado la atención de comunidades cercanas y medios internacionales, como la BBC, quienes han quedado impresionados por los logros de Cherán.

Al tratarse de un pueblo rico en maderas, los habitantes se han hecho cargo del bosque, creando viveros y reforestando para poder comerciar responsablemente y dejar de salir a otros pueblos y ciudades a buscar empleo.

Tal ha sido su compromiso que todo lo que se consume en Cherán es producido dentro del pueblo, incluso el material para la construcción de sus casas y caminos.

Entre los numerosos logros de este pueblo se encuentran:

– El colector pluvial más grande de Latinoamérica, ubicado en el cerro de Kukundikata, en el que se aprovecha el cráter de la cima de una hectárea y media de extensión para captar el agua de lluvia. Así, el pueblo mantiene grandes reservas de agua para sus sembradíos.

– Su propia planta potabilizadora, que hace del agua captada, un agua que puede beberse sin ningún problema. Así la sed jamás llegará a existir en Cherán.

– El vivero forestal de Cherán, donde trabajan 35 personas que producen 1 millón quinientos mil árboles anualmente, utilizados para reforestar y comerciar.

– También cuentan con su propio aserradero, su fábrica de resinas y de blocks, produciendo así dentro del mismo pueblo, la madera y los materiales de construcción necesarios para mejorar sus calles sin necesidad de importarlo de otros estados.

– Desarrollaron de igual forma, el programa “Cero basura”, con el que pretenden eliminar al 100% los desechos sólidos, separando la basura en 6 categorías, y no sólo en orgánica e inorgánica como es habitual. Incluso en algunos países de primer mundo separan solo en tres, con lo que aseguran, Cherán está incluso por encima de ellos. Esto les ha llevado a planear el siguiente paso: una planta de reciclaje y un biodigestor.

Los habitantes de Cherán son visionarios y, a pesar de que hoy se encuentran progresando de forma independiente, no se han apartado del manto estatal y federal continuamente reciben visitas de extranjeros que buscan un poco de inspiración para “cheranizararse”.

Fuente: Revart