Por Aude Mazoué, France 24, 12 de febrero de 2019

La Batalla entre Monsanto y el agricultor Paul François se reanuda ante el tribunal de apelación de Lyon para un cuarto proceso. El agricultor pretende que se reconozca la responsabilidad de la compañía en su intoxicación con un herbicida.

Paul François está “cansado” pero “determinado”, le asegura su abogado, François Lafforgue a France 24. El agricultor de Charente, de 54 años, libra su cuarta batalla contra Monsanto, filial del alemán Bayer desde 2018. Esta vez, el productor de cereales cuenta con ganar definitivamente el caso ante la justicia y que se reconozca la responsabilidad de la compañía en su intoxicación con Lasso, un herbicida desde entonces prohibido.

A minutos de embarcarse hacia Lyon, el agricultor está tranquilo. “En doce años de procesos judiciales, he tenido momentos de duda pero ahora estoy confiado porque la justicia ya ha tomado varias decisiones que nos han favorecido”, le confiesa el agricultor a France 24.

En efecto, Paul François ganó el juicio en primera instancia en 2012 ante el Tribunal de gran instancia de Lyon y luego por apelación en 2015. Pero en 2017, Monsanto interpuso un recurso de casación, volviendo a presentar el caso ante el tribunal de apelación. “El tribunal de apelación no anuló la decisión de la justicia, precisa el agricultor, pero estimó que no debía basarse sobre un fundamento de derecho común sino sobre la responsabilidad de hecho de los productos defectuosos”.

Una sutileza que le permite a la multinacional escapar a la condena.

Desde entonces, el agricultor recolectó apoyos. Primero de orden financiero. Hizo un llamado para obtener donaciones para continuar con su batalla judicial. “Y más allá de mi familia y amigos también recibí muchos mensajes de apoyo. Fueron determinantes en un momento en el que estaba dudando mucho, sobre todo después de la decisión de la Corte de casación”.

Hoy en día, el productor de cereales le exige “más de un millón de euros” a la compañía estadounidense conforme al perjuicio que sufrió. Reconocido como discapacitado en un 40% por la Mutualidad social agrícola, el demandante sufre hoy en día de amnesias, vértigos, tartamudeos, crisis similares a la epilepsia, irritabilidad y comas repetitivos vinculados a su accidente.

“Los agricultores se equivocaron, toda la sociedad se equivocó”

Los hechos se remontan al mes de abril de 2004. El agricultor, quien en ese entonces practicaba una agricultura tradicional que incluía el uso de pesticidas, sufre una intoxicación aguda tras haber inhalado accidentalmente vapores de Lasso que se escaparon de un tonel que se quedó en el sol. Presa de ataques de calor y de mareos, el hombre se desmaya y es internado en urgencias.

Permanecería más de 200 días en el hospital. Solo un año después el profesor André Picot identifica el monoclorobenceno como el responsable de su intoxicación, un solvente que representa un 50% de la composición del Lasso.

Hoy en día, Paul François sigue trabajando en su cultivo de 250 hectáreas, transformado a orgánico, pero respaldado medio tiempo por dos empleados agrícolas.

Ahora mira con desilusión hacia el pasado. “Practiqué una agricultura en la que creía, una agricultura que se promovía en ese momento y respondía a las necesidades de la sociedad. Nosotros los agricultores nos equivocamos, pero también nos equivocamos a nivel colectivo porque respondía a una expectativa de la sociedad. Confiábamos en las empresas que nos decían que vendían medicamentos para las plantas. De manera adicional, se les olvidó decirnos que eso podía envenenarnos a nosotros también”, dice.

El demandante también se lo reprocha a las autoridades francesas que, según él, se demoraron en actuar. El herbicida en cuestión fue considerado peligroso y retirado del mercado en Canadá desde 1985, luego en 1992 en Bélgica y en el Reino Unido. En Francia, el herbicida fue prohibido en noviembre de 2007.

Además, Paul François lamenta la posición de Francia ante el glifosato. “Al presidente le faltó valor. Las autoridades francesas siguen aguantando las imposiciones de estas compañías”. Mientras tanto, el justiciero “espera que este proceso le demuestre a las multinacionales como Monsanto que no pueden seguir actuando impunemente. Que un simple ciudadano puede denunciarlos y lograr que los condenen”.

“Bayer se atiene a una justa comprensión de las situaciones”

Por el lado de Monsanto el discurso sigue siendo el mismo. “Cualquiera que haya sido la causa, los testimonios exigen una escucha atenta y Bayer se atiene a una justa comprensión de las situaciones”, asegura en un comunicado el grupo alemán, recordando que “el uso de productos fitosanitarios no representa un riesgo para la salud humana cuando estos son utilizados bajo las condiciones de manipulación definidas en el marco de su autorización de circulación en el mercado”.

Una cosa es segura: la decisión del tribunal de apelación se espera con ansias. “La decisión del proceso de Paul François contra Monsanto podría abrir la puerta a muchos otros procesos de ciudadanos que han sufrido un perjuicio a causa del herbicida”, estima su abogado.

– Este artículo fue traducido del original en francés.