Por El Entreríos, 30 de enero de 2019

Ahora, tras internarse por 15 días en el Centro de Neurología y Recuperación Psicofísica (Cener) de Galarza, le dieron el “alta provisoria”. A pesar de ser consciente de que deberá tratarse de por vida, porque el daño causado por los agroquímicos es permanente, la docente celebró esta “pequeña alegría”.

“Tengo que seguir con la rehabilitación en algún gimnasio de la ciudad. Porque si bien tengo el alta, esto continúa. Siempre, después de cada internación, los dolores calman y me siento mucho mejor, física y psicológicamente. Pero soy consciente que debo convivir con esto probablemente toda mi vida”, expresó al referirse a la medicación que debe tomar a diario y a los constantes dolores en sus piernas y brazos.

En este sentido, dijo “no entender” la postura del gobernador Gustavo Bordet, quien firmó un decreto que establece para las fumigaciones cerca de escuelas rurales las distancias de 100 metros, para las terrestres, y 500, para las fumigaciones aéreas.

“No queremos que vuelvan a fumigar a nuestros gurises”

El año pasado, el Superior Tribunal de Justicia de Entre Ríos ordenó en un fallo sin precedentes el cese de “fumigaciones terrestres con agrotóxicos en un radio de mil metros (1.000 mts) alrededor de todas las escuelas rurales de la Provincia de Entre Ríos, y la fumigación aérea con iguales pesticidas en un radio de tres mil metros (3.000 mts) alrededor de dichos establecimientos educativos”.

Esta norma generó el reclamo del sector productivo entrerriano que concluyó en la firma por parte del gobernador Gustavo Bordet del Decreto Nº 4.407, que fija distancias a de 100 metros, para las fumigaciones terrestres, y de 500 metros, para las aéreas, de las escuelas rurales.

Respecto a esta medida, Lemes contó que le cayó mal. “Es un gobierno con el cual comparto muchas cosas, por eso me sentí sorprendida. En lo personal me identifico con el pensamiento político del gobernador, pero no con su accionar”, expresó la docente.

“A veces no me quedan fuerzas para luchar contra tanto poder”, indicó en esta línea, aunque aseguró que va a “hacer que se respete lo dictaminado por la Justicia, porque no queremos que nunca más vuelvan a fumigar a nuestros gurises”.

Su tratamiento

Lemes se refirió a lo dificultoso que muchas veces se le hace continuar con el tratamiento. Por un lado, por el costo económico que le significa –si bien el Iosper le cubre el 70% del mismo, el resto debe costeárselo en forma personal–, y por otro debido al compromiso que tiene con su escuela y sus alumnos.

“En 2016 y 2017 estuve internada tres veces al año, y en 2018 ya me quedé casi tres meses en el Cener, en Galarza –donde lleva a cabo un tratamiento intensivo, en el gimnasio, con terapia ocupacional, kinesiología, talleres recreativos de artes visuales y psicóloga, entre otras cosas–. Ahora, este año esperé a las vacaciones para volver a internarme, porque no me gusta tener que dejar la escuela, por un lado porque es mi trabajo y lo que amo hacer, y por otro, porque las licencias repercuten en la productividad y en el sueldo”, explicó.