Por Walter Alberto Pengue, Biodiversidad en América Latina y en el Caribe, 4 de enero de 2019

Como una caricatura, de la historia colonial de las “Banana Republic” de principios del pasado siglo XX, otrora desarrolladas en el centro y norte del sur de América – donde se transformaron enormes territorios en latifundios exportadores de bananas y dejaron un tendal de costos sociales, económicos, políticos, culturales y ambientales – con la llegada del nuevo milenio, se erige ahora en cambio en el Sur de América, un nuevo coloso productor de soja que integrando a toda la región, es el principal productor, transformador y exportador del grano a nivel mundial.

La “República Unida de la Soja” – un leitmotiv promovido por la propia empresa Syngenta – hace unos años, resaltaba la relevancia que la región representaba para la agroindustria global, como proveedora de commodities pasando incluso por encima de las fronteras y los intereses nacionales. Sin embargo, fue tan grande ese proceso transfronterizo, que incluso facilitó la circulación de materiales transgénicos a través de fronteras débiles, lo que permitió que la conocida como soja “Maradona” fluyera hacia el sur del Brasil, Paraguay o Bolivia, desde el noreste argentino, incluso en tiempos previos a su aprobación legal para su siembra, en los países receptores.

En “ATLAS DEL AGRONEGOCIO”

Heinrich Böll Cono Sur / Rosa Luxemburgo / GEPAMA

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La República Unida de la So…

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