Por Claudina Navarro, Cuerpo mente, 22 de enero de 2019

En noviembre de 2017 la Unión Europea renovó la autorización para la comercialización de glifosato, un pesticida de Monsanto. Una semana antes, 1,7 millones de ciudadanos europeos habían exigido su prohibición en base a los estudios que prueban su toxicidad y que motivaron que en 2015 la Organización Mundial de la Salud lo clasificara como “probable cancerígeno en humanos”.

¿Qué pasó para que la decisión de la UE fuera tan benévola con el glifosato y los intereses de Monsanto, su principal comercializador? Según han denunciado tres grupos del Parlamento Europeo (Socialistas, Verdes e Izquierda Unitaria), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) se basó para tomar su decisión en un informe científico de evaluación que no fue independiente, sino que copió los argumentos de Monsanto.

La evaluación estaba plagiada en un 50% de Monsanto

La denuncia de los parlamentarios se ha realizado después de que los cazadores de plagios Stefan Weber y Helmut Burtscher-Schade concluyeran que el informe del Instituto Federal de Evaluación de Riesgos alemán, el que fue tenido en cuenta por la EFSA, fuera plagiado en más de un 50% de documentos de la propia Monsanto y de sus aliados industriales. Y un 20% más fue el resultado de “copiar y pegar”.

Por tanto, la Unión Europea no contó con asesores independientes para tomar su decisión. Ante la gravedad de los hechos, el pleno del Parlamento Europeo ha reclamado una nueva revisión de los estudios disponibles sobre la acción cancerígena del glifosato. Y requirió que la comisión prohíba su uso en zonas cercanas a colegios, parques, hospitales y residencias.

Reclaman una valoración independiente

Los parlamentarios, organizaciones ecologistas y de consumidores reclaman que la Unión Europea recurra para sus evaluaciones a investigaciones de calidad (revisadas por expertos independientes) y preferiblemente públicas, en lugar de a los estudios de las propias empresas. Cuando la OMS clasificó el glifosato como probable cancerígeno se basó en bibliografía científica que en un 75% había sido revisada por expertos y solo un 1% eran estudios de las empresas.

Tras la denuncia, la EFSA no reconoce los hechos. Un portavoz ha explicado que no se trata de plagio y que los denunciantes no entienden las características de los informes y el proceso de toma de decisiones. “No hay evidencia de que la evaluación del glifosato se realizara de manera inadecuada”, ha asegurado un portavoz.

Sentencias judiciales en contra

Por otra parte, los tribunales también están evaluando la toxicidad del glifosato. El pasado verano, un juez estadounidense sentenció que Monsanto debe pagar una indemnización de 289 millones de dólares a un jardinero escolar porque el glifosato causó su cáncer (un linfoma no-Hodgkin) y la empresa no advirtió de los riesgos. Otros juicios similares están en marcha.